Educación superior, ¿cómo impacta en las oportunidades de los jóvenes para acceder a un empleo?

En las últimas décadas, la educación superior se ha consolidado como uno de los factores más importantes para el crecimiento económico sostenido y la movilidad social. La evidencia empírica más reciente muestra que invertir en la formación universitaria de las nuevas generaciones no solo incrementa la productividad, sino que amplía las oportunidades de los jóvenes para acceder a empleos formales y mejor remunerados. 

En un país como México, en el que persiste un significativo rezago de los salarios reales de la economía, este aspecto es fundamental.

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Dos estudios recientes permiten dimensionar esta relación. El primero, (de Escamilla-Mejía, Alfaro-Ponce, Aali-Bujari y Hernández-Veleros, 2025), analiza 24 países de la OCDE entre 2000 y 2019. Y sus resultados muestran que las mujeres con educación superior contribuyen más al crecimiento del PIB per cápita que los hombres, especialmente en los países con ingresos medios o bajos, y que los jóvenes de 25 a 34 años con educación terciaria son el grupo que más impulsa el crecimiento económico. 

En cambio, los adultos mayores tienden a tener rendimientos decrecientes, lo que subraya la necesidad de actualizar continuamente las competencias profesionales.

El estudio concluye que el impacto de la educación superior depende de las condiciones estructurales de cada país. Allí donde las políticas públicas fortalecen la equidad, la calidad y la pertinencia de la formación universitaria, los efectos sobre el crecimiento económico y la productividad son más sostenidos y sus efectos más significativos.

La segunda investigación, (de Rodríguez Galván e Islas Aguirre, 2025), analiza el caso de México entre 2010 y 2024 con base en datos de la ENOE. Los autores encuentran que la participación laboral de personas con estudios universitarios creció 46.3% en ese periodo, aunque acompañada por mayores desigualdades salariales entre géneros y sectores, sobre todo en el sector de tecnología. 

Las carreras de ingeniería, manufactura y administración son las de mayor retorno económico, mientras que artes, humanidades y servicios siguen rezagadas.

El estudio advierte además que la concentración del empleo calificado en zonas urbanas limita parcialmente los efectos redistributivos de la educación superior, pero este es un resultado claramente resultado de los patrones de concentración urbana y de actividad económica en un país como México. 

Un desafío adicional de acuerdo con los autores es conectar la oferta académica con las demandas de la economía digital y las nuevas industrias.

A esta realidad se suma otro fenómeno en América Latina: el crecimiento sostenido de la educación superior privada, que hoy representa más del 50% de la matrícula universitaria en varios países, aunque en México esta proporción sigue siendo menor al 40%. 

Este proceso responde a la demanda insatisfecha de educación pública (producto del fin de un proceso de expansión demográfica hace un par de décadas), el financiamiento estatal insuficiente y la expansión de políticas que facilitaron la apertura de nuevas instituciones privadas.Aunque este crecimiento plantea retos en materia de equidad y calidad, también ha tenido efectos favorables para los jóvenes. 

La educación privada ha permitido ampliar la cobertura, diversificar la oferta de programas y ofrecer modelos más flexibles, adaptados a las necesidades del mercado laboral. En algunos casos, estas instituciones han impulsado mayor innovación tecnológica que fortalece la vinculación con el sector productivo, sobre todo en áreas de alta demanda como las tecnologías de la información, la salud y la ingeniería.La calidad y la equidad del sistema educativo dependerán de una regulación eficaz que garantice estándares académicos y evite la indiscriminada segmentación social. 

El reto para México es integrar tanto el sector público como el privado en la educación, en una visión que combine cobertura, pertinencia y excelencia, asegurando que la educación superior sea una herramienta de apoyo al crecimiento económico y de movilidad social efectiva.

*Presidente del Consejo para el Fomento del Ahorro Educativo de Mexicana de Becas.

Cortesía de El Economista



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