Ehden: la mesa en la que México te adopta 

En el Centro Histórico, a dos cuadras del Zócalo, hay un comedor que nació del exilio y se volvió casa: Ehden. A principios del siglo XX, los bisabuelos de Luis —la familia Frangie— huyeron del Líbano. Cruzaron por Cuba, entraron por Veracruz, pasaron por Pachuca y llegaron a la capital. En una casa de huéspedes para paisanos, la bisabuela empezó a cocinar “como en casa” para quienes llegaban con una maleta y muchas historias. Con lo ahorrado de vender telas abrieron su restaurante en 1930; después vendrían mudanzas por Uruguay, Corregidora y el hotel El Cairo, hasta que en 1989 llegaron a Venustiano Carranza, en una casona donde nació Mariano Matamoros. 

Desde entonces, Ehden es un pequeño resumen de la ciudad que recibe a todos. Lo mismo se sienta un magistrado que una señora que vino de Puebla a comprar calcetines, un turista curioso o una familia libanesa celebrando un bautizo: la mesa nivela. Por eso este lugar encaja perfectamente en nuestro mapa de cocina chilanga: esa mezcla que adopta, que te hace sitio y te da de comer con generosidad. 

Fotos: Cortesía Ehden

Las recetas son familiares y centenarias: lo que aprendió la bisabuela Adela, lo perfeccionó la abuela Olga y hoy sostiene Luis Ruiz Harfuch, tercera generación, al frente. No hay “chef estrella”; todo el equipo cocina y supervisa, como en las casas grandes. Y, también como en las casas, hay figuras que se vuelven leyenda: doña Marielena Pineda trabajó 58 años aquí; y su sobrina María Xenén lleva más de tres décadas entre sala y cocina. La operación suma unas 16 personas en el Centro y nueve en la Roma, con capacidades de 120 y 70 comensales, respectivamente. 

¿Qué se come? Un plato libanés que es puerta de entrada: jocoque, hummus, berenjena molida (babaganoush), tabule, hojas de parra, tacos de acelga, arroz con lentejas y con fideos, y la dupla que convierte escépticos: kepe crudo y en charola. Luego están los alambres de cordero, las tripas de cordero rellenas y los guisos de fiesta —gallina rellena, costilla rellena, calabazas con jocoque— que antes se reservaban para bodas o Navidad y aquí viven todo el año. Y claro: el shawarma, papá del taco al pastor, ya con su salsa de habanero bien chilanga. 

Luis lo dice sin grandilocuencia: “este restaurante es la prueba de que servir también es pertenecer”. México les abrió la puerta; ellos, desde hace casi un siglo, la mantienen abierta para cualquiera que llegue con hambre y curiosidad. La chilanguidad, al final, es eso: encontrar hogar en una mesa que te adopta.

Dirección: Venustiano Carranza 148, Piso 1, Centro 

Horario: dom-sáb: 11:30-18 h 

Reservaciones: 55 1163 8908 

IG: @restaurant_ehden

Cortesía de Chilango



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