Robert Prevost, el flamante papa León XIV, es la segunda persona con ese apellido que hace carrera en la Iglesia Católica. El antecedente no llegó a Sumo Pontífice, pero destacó como escritor en el siglo XVIII: el abate Antoine François Prévost d’Exiles, de la orden de los benedictinos.
El abate Prévost nació en la ciudad francesa de Hesdin en 1697. Estudiaba para sacerdote con los jesuitas cuando se enroló en el ejército a los 14 años. Dejó las armas para ingresar a la orden de los benedictinos y volvió a la carrera militar para después pasar varios años en distintos monasterios de Normandía.
En ese período escribió Memorias y aventuras de un hombre de calidad retirado del mundo, cuya publicación fue autorizada por sus superiores en 1728. Después de esto, abandonó Francia y se instaló en Londres, donde aprendió inglés.
Tras un affaire con la aventurera Helena Eckhardt, publicó en Utrecht El Filósofo inglés, o historia de Monsieur Cleveland, hijo natural de Cromwell, escrita por él mismo y traducida del inglés por el autor de las Memorias de un hombre de calidad. Para entonces añadió el “d’Exiles” a su apellido, para dar cuenta de su condición de exiliado.
A continuación llegó un nuevo volumen de Memorias y aventuras de un hombre de calidad, que incluye “Historia del caballero des Grieux y de Manon Lescaut”, texto por el cual fue condenado a la hoguera en Francia. En el siglo XIX, ese relato daría lugar a las óperas Manon y Manon Lescaut de Jules Massenet y Giacomo Puccini, respectivamente.
Para 1733 volvió a Londres, lleno de deudas, y fundó un diario literario, Le Pour et contre. Poco más tarde regresó a la vida del monasterio con los benedictinos y completó su obra Filósofo inglés.
Continuó con la vida literaria y también realizó traducciones. El 25 de noviembre de 1763 sucumbió a una apoplejía en Chantilly tras visitar a unos clérigos benedictinos. Más de tres siglos después de su muerte, el apellido, sin tilde, llega a lo más alto de la Iglesia.
Cortesía de Página 12
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