
El Congreso de Estados Unidos (EU) aprobó un acuerdo para poner fin al cierre gubernamental más largo de la historia de EU, después de que la Cámara de Representantes votara a favor de reanudar la asistencia alimentaria interrumpida, pagar a cientos de miles de trabajadores federales y reactivar un sistema de control del tráfico aéreo que se encontraba paralizado.
La Cámara controlada por los republicanos aprobó el paquete por 222 votos a favor y 209 en contra, con el apoyo del presidente, Donald Trump, que mantuvo en gran medida la unidad de su partido frente a la vehemente oposición de los demócratas de la Cámara, enfadados porque el largo enfrentamiento no logró alcanzar un acuerdo para prorrogar los subsidios federales al seguro médico.
El acuerdo ya había sido aprobado por el Senado y Trump lo firmó aproximadamente dos horas después de la votación de la Cámara Baja.
Ampliaría el financiamiento hasta el 30 de enero, lo que dejaría al gobierno federal en camino de seguir añadiendo alrededor de 1.8 billones de dólares al año a su deuda de 38 billones.
“Siento como si acabara de vivir un episodio de Seinfeld. Acabamos de pasar 40 días y todavía no sé cuál era el argumento”, dijo el representante republicano David Schweikert, de Arizona, comparando la gestión del cierre por parte del Congreso con las desventuras de una popular comedia estadounidense de los años 90.
“Realmente pensé que esto duraría unas 48 horas: la gente tendría su parte, tendrían un momento para enfadarse y volveríamos al trabajo”.
La votación se produjo ocho días después de que los demócratas ganaran varias elecciones de gran repercusión que, según muchos miembros del partido, reforzaban sus posibilidades de conseguir una prórroga de las subvenciones al seguro médico, que expiran a finales de año.
A pesar de las recriminaciones, ninguno de los dos partidos parece haber obtenido una victoria clara. Una encuesta de Reuters/Ipsos publicada ayer reveló que 50% de los estadounidenses culpaba a los republicanos por el cierre, mientras que 47% culpaba a los demócratas.
Cortesía de El Economista
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