Durante años, la imagen popular de los primeros europeos ha estado dominada por la idea de que, al asentarse en climas más fríos, su piel se volvió rápidamente clara para favorecer la absorción de vitamina D. Sin embargo, un reciente estudio genético liderado por la Universidad de Ferrara ha desmontado este mito, revelando que la piel oscura fue la norma en Europa hasta hace apenas 3.000 años.
Este hallazgo, basado en el análisis de 348 muestras de ADN antiguo de individuos que vivieron entre hace 45.000 y 1.700 años, muestra que la transición a la piel clara fue mucho más lenta e irregular de lo que se pensaba. De hecho, durante gran parte de la prehistoria, la mayoría de los europeos tenían piel oscura, con una gama de tonalidades que solo empezó a diversificarse significativamente en la Edad del Bronce y alcanzó su punto álgido en la Edad del Hierro.
Los resultados, publicados en bioRxiv y aún en proceso de revisión por pares, sugieren que los factores evolutivos que llevaron al cambio de pigmentación fueron más complejos de lo que se creía. Además de la adaptación a la radiación ultravioleta, el papel de la dieta y la movilidad de las poblaciones resultaron clave en este proceso.
Un cambio lento y desigual en el tiempo
El análisis genético revela que, durante el Paleolítico (hace entre 45.000 y 13.000 años), casi todos los europeos tenían piel oscura, cabello oscuro y ojos marrones. Aunque los primeros genes asociados con la piel clara aparecen hace unos 14.000 años, su presencia era minoritaria y no se convirtió en una característica predominante hasta mucho más tarde.
Durante el Mesolítico, hace entre 14.000 y 4.000 años, surgieron las primeras combinaciones más diversas: en algunas regiones, especialmente en el norte de Europa, comenzaron a aparecer ojos azules y piel más clara. Sin embargo, la mayoría de los individuos seguían teniendo piel oscura o intermedia.

El Neolítico, marcado por la expansión de la agricultura desde el Cercano Oriente, trajo consigo un cambio en la composición genética de la población europea. Sin embargo, incluso en este período, la piel clara seguía siendo minoritaria. Los investigadores encontraron que solo un pequeño porcentaje de los individuos analizados en esta etapa tenían piel clara, lo que sugiere que el cambio fue gradual y no impulsado exclusivamente por la selección natural.
Fue en la Edad del Bronce y, sobre todo, en la Edad del Hierro cuando los tonos más claros comenzaron a imponerse en Europa. La llegada de nuevas poblaciones, los cambios en la dieta y la creciente mezcla genética desempeñaron un papel clave en este proceso.
La dieta y la piel clara: ¿cuál es la conexión?
Uno de los hallazgos más interesantes de este estudio es la posible relación entre la dieta y la persistencia de la piel oscura en Europa. La explicación tradicional de la evolución de la piel clara se basa en la necesidad de producir vitamina D en latitudes con menor radiación solar. Sin embargo, si las poblaciones antiguas consumían alimentos ricos en esta vitamina, como pescado y carne de animales salvajes, la presión evolutiva para desarrollar piel más clara podría haber sido menor.
El estudio sugiere que los primeros europeos, al ser cazadores-recolectores, obtenían suficiente vitamina D a través de su alimentación. Fue con la llegada de la agricultura, y la reducción del consumo de carne y pescado, cuando la piel más clara pudo convertirse en una ventaja adaptativa.
Este cambio en la dieta coincide con la creciente prevalencia de la piel clara en la Edad del Bronce, lo que refuerza la idea de que la nutrición desempeñó un papel tan importante como la exposición al sol en la evolución del color de la piel en Europa.

¿Por qué los ojos claros surgieron antes que la piel clara
Otro hallazgo fascinante es que los ojos claros aparecieron antes de que la piel clara se volviera común. El estudio muestra que, en el Mesolítico, hace unos 10.000 años, ya existían individuos con piel oscura y ojos azules, una combinación que contrasta con la imagen actual de los europeos.
Los investigadores sugieren que los ojos azules podrían haber surgido por selección sexual o simple deriva genética, sin un beneficio adaptativo claro. A diferencia de la piel clara, que podría haber proporcionado ventajas en la síntesis de vitamina D, el color de los ojos parece haber variado de forma más aleatoria.
Un mosaico de pigmentaciones en la prehistoria
Lejos de una transición uniforme y lineal, el estudio revela un paisaje genético más complejo de lo que se pensaba. Durante milenios, Europa fue un mosaico de tonalidades de piel, cabello y ojos, reflejando la diversidad de sus poblaciones y la interacción de múltiples factores evolutivos.
Además, la variabilidad en los datos sugiere que la evolución del color de la piel no fue un fenómeno homogéneo, sino que se produjo a diferentes ritmos en distintas regiones. Mientras que en algunas áreas los tonos claros comenzaron a extenderse antes, en otras la piel oscura se mantuvo hasta tiempos sorprendentemente recientes.
Este estudio no solo cambia nuestra percepción de la apariencia de los antiguos europeos, sino que también resalta la importancia de la genética, la dieta y los movimientos migratorios en la evolución humana.
Con estos nuevos datos, la historia de la piel europea se revela como una narrativa de adaptación, azar y mezcla de poblaciones, lejos de los modelos simplistas que se habían asumido hasta ahora.
Referencias
- Perretti S, Vizzari MT, Santos P, Tassani E, Benazzo A, Ghirotto S, Barbujani G. Inference of human pigmentation from ancient DNA by genotype likelihood. bioRxiv. Published online February 12, 2025. doi:10.1101/2025.01.29.635495
Cortesía de Muy Interesante
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