Cuando El aprendiz tuvo por mayo de este año su premiere mundial en el Festival de Cannes, nadie avisó que más que una película sobre los inicios en los negocios de Donald Trump, era una versión actualizada de Frankenstein.
O de El joven Frankenstein, de Mel Brooks…
Estrenada justo, pero justo ahora, a semanas de las elecciones en los Estados Unidos, parece una movida política, como hizo Héctor Olivera al estrenar No habrá más penas ni olvidos (1983), sobre las divisiones de los peronistas, semanas antes de las elecciones en las que el director apoyaba a Raúl Alfonsín.
Oportunismos aparte, El aprendiz toma al ex presidente de los Estados Unidos y actual candidato de nuevo a la presidencia, y a su mentor, el abogado Roy Cohn, en los años ’70, cuando el primero era un joven aspirante a magnate, y el segundo contaba con los contactos necesarios en el Poder (así, con mayúsculas) para allanarle el camino más fácil.
El director Ali Abbasi, nacido en Irán (listo: suficiente para que el verdadero Donald Trump denoste la película que lo deja muy, pero muy mal parado) aunque residente en Copenhague, construyó su relato como si Cohn fuera el doctor Frankenstein, y Trump, su criatura, la que se le va de las manos.
La película pide prestado el título del programa de televisión que ayudó a Trump a confeccionar su perfil para candidato a presidente. Igual, para prevenir probables y posibles juicios y demandas, el filme arranca aclarando que se basa en hechos reales, pero también contiene elementos de ficción. Estos últimos deben ser los parecidos a Frankenstein…
Metido en los negocios inmobiliarios en la ciudad de Nueva York, Trump tiene en su padre un ejemplo, no a seguir, sino a mejorar y superar.
Jeremy Strong interpreta al ambicioso abogado Roy Cohn, el mentor de Trump.Tal vez en los Estados Unidos se sepa, pero posiblemente en la Argentina no sea tan conocido cómo comenzó Trump a construir su imperio. De pasar por los edificios de departamentos que tenía su padre, a “recolectar” los pagos de alquiler (bastante mal lo tratan al pequeño Donald) a escalar y codearse en un club privado con los clientes mafiosos de Cohn, el Trump que vemos es a menudo patético.
“Me gusta el muchacho -dice al pasar Cohn, que era homosexual, pero no lo menciona en ese sentido-. Siento pena por él”.
Sebastian Stan, ¿al Oscar?
Mucho lo ha ayudado a Trump (es una exageración postular al Oscar a Sebastian Stan, surgido de Marvel) el personaje que interpreta Jeremy Strong (el mayor de los hijos de la serie Succession), desde contactos a consejos. Cohn le ofrece sus tres reglas básicas para ganar: “Atacar, atacar, atacar”, “No admitir nada, y negarlo todo” y “no importa lo que pase, proclamar la victoria y nunca admitir la derrota”.
Lógicamente Donald Trump no queda bien parado en esta película que compitió en la última edición del Festival de Cannes.La película, como si la hubiese dirigido Mel Brooks, tiene sus momentos de humor (aunque, en verdad, da como para llorar). Desde la liposucción de Trump a cómo le disimulan la calvicie de una manera inquietante, a las bravuconadas con su mujer, Ivana (Maria Bakalova, de la última de Borat), pasando por el slogan que usó Ronald Reagan como candidato republicano (“Hagamos a Estados Unidos grande otra vez” …).
En fin, El aprendiz tiene mucho para descubrir dentro de lo despareja, altisonante y tendenciosa que es.
“El aprendiz”
Drama. Canadá / Dinamarca / Irlanda, 2024. Título original: “The Apprentice”. 122’, SAM 16. De: Ali Abbasi. Con: Sebastian Stan, Jeremy Strong, Maria Bakalova, Martin Donovan. Salas: Hoyts Abasto y Unicenter, Cinemark Palermo, Cinépolis Recoleta y Pilar, Showcase Belgrano y Quilmes.
Cortesía de Clarín
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