Durante décadas, los arqueólogos debatieron si los antiguos pobladores del Pacífico transportaron arroz consigo en sus largas travesías marítimas. Las evidencias eran vagas y fragmentarias. Sin embargo, una nueva investigación publicada en Science Advances ha cambiado por completo este panorama, con implicaciones que van mucho más allá de lo agrícola.
Un equipo internacional de investigadores —procedentes de Guam, China y Australia— ha descubierto rastros de arroz en fragmentos de cerámica hallados en una cueva costera de Guam, conocida como Cueva de la playa de Ritidian. Lo que parecía una cuestión arqueobotánica menor se ha convertido en una revelación histórica de primer orden: estas trazas de arroz datan de hace 3.500 años, lo que supone la evidencia más antigua de este cultivo en toda Oceanía remota.
Pero lo más impactante no es solo la antigüedad del hallazgo, sino su contexto. El arroz no se encontró en campos ni en herramientas de cosecha. No hay rastro de cultivos intensivos ni de estructuras de irrigación. En lugar de eso, apareció adherido a la superficie de vasijas de cerámica, cuidadosamente depositadas en un espacio ritual dentro de una cueva, un entorno tradicionalmente sagrado para los pueblos austronesios. La presencia de estos restos sugiere que el arroz no era un alimento cotidiano, sino algo más: un símbolo cultural, posiblemente vinculado a ceremonias funerarias, rituales de paso o invocaciones espirituales.
Un viaje oceánico sin precedentes
Para comprender la magnitud del descubrimiento, es necesario mirar al mapa. Guam se encuentra a más de 2.300 kilómetros al este de Filipinas, en el corazón del océano Pacífico. Hace 3.500 años, cruzar esa distancia implicaba un conocimiento náutico extraordinario, además de planificación y resistencia.
Los primeros pobladores de las islas Marianas, antepasados del pueblo chamorro, realizaron esta travesía cargando con provisiones esenciales. Y entre esas provisiones, cuidadosamente protegidas, estaba el arroz. Este dato confirma lo que algunos lingüistas e historiadores habían sospechado: que la migración austronesia no fue fruto del azar ni del naufragio, sino de una colonización planificada, con elementos simbólicos y agrícolas de su cultura a bordo.
Los restos hallados —fitolitos de cáscara y hoja de arroz— fueron detectados en el interior de cerámicas mediante microscopía avanzada y técnicas de tomografía computarizada. El análisis de los sedimentos circundantes permitió descartar una contaminación posterior. Y los estratos arqueológicos en los que se hallaron las piezas fueron datados por radiocarbono en un rango entre los 3.500 y los 3.100 años antes del presente, coincidiendo con los primeros asentamientos humanos documentados en la zona.

El arroz como legado espiritual
Uno de los aspectos más intrigantes del estudio es el uso ritual del arroz. En lugar de consumirse como alimento habitual, parece que se empleaba en contextos sagrados, quizás como ofrenda o parte de ceremonias. Esta práctica encuentra paralelismos en otras culturas asiáticas, donde el arroz ha sido considerado símbolo de vida, fertilidad y conexión con los antepasados.
Las cuevas de Ritidian, protegidas actualmente como parte del Refugio Nacional de Vida Silvestre de Guam, fueron utilizadas durante milenios como espacios ceremoniales. Aunque las excavaciones no han hallado restos humanos en los niveles más antiguos, sí se han identificado esqueletos en capas posteriores, junto a objetos ornamentales, pictografías y otras evidencias de ritualidad. Es posible que el arroz haya tenido un papel ceremonial incluso antes de la consolidación de estas prácticas.
Además, el tamaño reducido de las vasijas halladas (entre 5 y 20 cm de diámetro) sugiere que no se utilizaban para almacenar grano a gran escala, sino para preparar porciones individuales, probablemente destinadas a rituales específicos. La cerámica con acabado rojo (“Marianas Red”), típica de esta época, refuerza la idea de un uso selectivo y simbólico.
El legado de un mundo perdido
El descubrimiento de arroz en Guam no solo retrotrae la presencia de este cultivo en el Pacífico más de dos mil años, sino que arroja luz sobre la compleja red de migraciones, conocimientos y culturas que florecieron mucho antes de la llegada europea. La historia oficial, que durante siglos ignoró o subestimó los logros de los pueblos oceánicos, vuelve a ser desafiada por la ciencia arqueológica.
En este caso, los datos confirman una continuidad cultural con raíces profundas en el sudeste asiático, donde el arroz ya se cultivaba hace más de 4.800 años. Desde las laderas del Yangtsé hasta las costas de Taiwán y Luzón, el cultivo viajó con los pueblos austronesios, formando parte de un universo simbólico que se expandía con ellos. La Marianas fue el primer punto del Pacífico remoto en recibir esta herencia, siglos antes que Polinesia o Melanesia.
Y, sin embargo, el arroz no arraigó como cultivo básico en las islas del Pacífico. El entorno insular, con suelos pobres y limitados recursos hídricos, no era favorable para la agricultura intensiva de este cereal. Así, mientras el taro, el ñame y el pan de árbol se consolidaban como alimentos principales, el arroz quedó relegado a un plano ritual. Con el tiempo, su cultivo se fue abandonando, hasta desaparecer de la vida cotidiana. Solo los registros coloniales del siglo XVI lo mencionan como alimento ceremonial para enfermos graves o difuntos.

Redibujando la historia del Pacífico
La investigación liderada por Mike T. Carson, Hsiao-chun Hung y Zhenhua Deng no solo resuelve una antigua incógnita arqueológica, sino que plantea nuevas preguntas. ¿Qué otros elementos culturales, hoy perdidos, acompañaron a estos primeros navegantes? ¿Qué otras prácticas rituales se llevaron a cabo en las oscuras profundidades de las cuevas sagradas del Pacífico? ¿Cuántos capítulos más faltan por escribirse en la historia de estas islas?
Lo que sí queda claro es que los antiguos austronesios no fueron meros sobrevivientes errantes, sino exploradores sofisticados, portadores de tradiciones complejas y una visión del mundo que trascendía la mera subsistencia. Su legado, enterrado en la arena y la cerámica de una cueva olvidada, vuelve a emerger para recordarnos que la historia del Pacífico es mucho más rica, antigua y fascinante de lo que imaginábamos.
Referencias
- Mike T. Carson et al. 2025. Earliest evidence of rice cultivation in Remote Oceania: Ritual use by the first islanders in the Marianas 3500 years ago. Science Advances 11 (26); doi: 10.1126/sciadv.adw3591
Cortesía de Muy Interesante
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