El Ártico revela un cementerio de balleneros oculto durante 400 años: el deshielo saca a la luz tumbas del siglo XVII y su misterio

Durante siglos, las gélidas tierras de Svalbard han sido guardianas de un pasado enterrado bajo el hielo: un cementerio de balleneros europeos que, entre el siglo XVII y XVIII, enfrentaron las condiciones extremas del Ártico en busca de fortuna. Sus restos, preservados en la permafrost durante más de 400 años, han permanecido intactos, como cápsulas del tiempo que narran historias de supervivencia, enfermedad y muerte en uno de los entornos más hostiles del planeta. Sin embargo, lo que el frío había protegido durante generaciones, el calentamiento global está destruyendo en cuestión de décadas.

El deshielo avanza implacable, aflojando la tierra congelada y dejando al descubierto huesos, ataúdes colapsados y vestigios de una época en la que el aceite de ballena era un recurso vital en Europa. Cada verano, con el aumento de las temperaturas, los científicos observan cómo la erosión y el derretimiento del permafrost aceleran la degradación de estos restos, algunos de los cuales han comenzado a deslizarse lentamente hacia el mar. La historia que una vez quedó atrapada en el hielo está emergiendo, pero lo está haciendo demasiado rápido, y con ella el riesgo de que este legado desaparezca para siempre.

Una necrópolis en peligro en el Ártico

En las inhóspitas costas de Smeerenburgfjorden, dentro del Parque Nacional del Noroeste de Spitsbergen, yacen los restos de cientos de balleneros europeos del siglo XVII y XVIII. Durante décadas, estas tumbas estuvieron protegidas por el frío extremo y el permafrost, pero el aumento de las temperaturas en la región está alterando ese delicado equilibrio.

Las excavaciones realizadas en los años 80 y 90 permitieron documentar cerca de 600 sepulturas, pero lo que entonces parecía un hallazgo arqueológico bien conservado se está desmoronando a un ritmo alarmante. La tierra que mantenía los ataúdes intactos está cediendo, permitiendo que los sedimentos, el agua y el oxígeno aceleren la descomposición de los restos óseos y textiles. Peor aún, algunas de estas tumbas han comenzado a deslizarse hacia el mar, perdiéndose para siempre en las aguas del Ártico.

El Instituto Noruego para la Investigación del Patrimonio Cultural (NIKU) ha lanzado un proyecto titulado Skeletons in the Closet (Esqueletos en el armario), con el objetivo de analizar el estado de conservación de estas tumbas antes de que desaparezcan. A la cabeza de la investigación está la arqueóloga Lise Loktu, quien lleva años documentando el deterioro de este valioso patrimonio histórico.

Las tumbas en Likneset se encuentran en una ubicación vulnerable a la erosión
Las tumbas en Likneset se encuentran en una ubicación vulnerable a la erosión. Foto: Espen Olsen ©Sysselmesteren på Svalbard

Balleneros europeos en el Ártico: un oficio de vida y muerte

Durante los siglos XVII y XVIII, Svalbard fue un importante centro de caza de ballenas. Compañías inglesas, holandesas, danesas y francesas establecieron estaciones temporales en la región para capturar ballenas boreales, cuya grasa se procesaba para producir aceite, un recurso clave en la economía de la época. Con el tiempo, se sumaron cazadores noruegos y rusos, quienes operaron en la zona hasta bien entrado el siglo XIX.

Los balleneros europeos, en su mayoría jóvenes con pocos recursos, se aventuraban en estas aguas en condiciones extremas. Pasaban meses en el mar, enfrentando tormentas, temperaturas bajo cero y el riesgo constante de accidentes en la caza. Muchos morían por enfermedades como el escorbuto, debido a la falta de vitamina C, o por infecciones causadas por heridas.

Los restos encontrados en Svalbard ofrecen una visión única de la vida de estos cazadores. El análisis de los huesos revela signos de trabajo extenuante desde una edad temprana, con articulaciones desgastadas y fracturas que sugieren un esfuerzo físico constante. En algunos casos, las alteraciones óseas son similares a las de los inuit que utilizaban kayaks para cazar, lo que indica que ciertos balleneros podrían haber tenido roles especializados como remeros o arpóners.

Los análisis en curso de los textiles hallados en Likneset revelan que los restos descubiertos en la década de 1980 presentan un estado de conservación significativamente mejor en comparación con los encontrados en 2016 y 2019. Los exámenes microscópicos de las fibras permiten identificar sus tipos y evaluar el grado de deterioro que han sufrido con el tiempo
Los análisis en curso de los textiles hallados en Likneset revelan que los restos descubiertos en la década de 1980 presentan un estado de conservación significativamente mejor en comparación con los encontrados en 2016 y 2019. Los exámenes microscópicos de las fibras permiten identificar sus tipos y evaluar el grado de deterioro que han sufrido con el tiempo. Foto: Lise Loktu © NIKU / Svalbard museum

El cambio climático y la amenaza de la erosión

Los efectos del calentamiento global en el Ártico están siendo más rápidos e intensos que en otras partes del mundo. En las últimas cuatro décadas, la región ha experimentado un aumento sostenido de las temperaturas, con veranos más cálidos y un invierno cada vez menos estable. Este fenómeno está afectando gravemente al permafrost, la capa de suelo congelado que mantenía estas tumbas en relativo buen estado.

Con el deshielo, el suelo se vuelve inestable, las tumbas colapsan y los materiales orgánicos quedan expuestos a los elementos. Además, la reducción del hielo marino ha provocado un aumento del oleaje y la erosión costera, acelerando la pérdida de terrenos donde se encuentran estos cementerios históricos.

Los investigadores han observado que la degradación avanza tan rápido que los cambios son visibles año tras año. Este deterioro no solo significa la pérdida de restos humanos, sino también de textiles y objetos personales que podrían aportar información valiosa sobre las condiciones de vida de los balleneros.

Una carrera contra el tiempo para salvar la historia

El equipo de NIKU ha intensificado sus esfuerzos para documentar y analizar los restos antes de que sea demasiado tarde. A través de estudios de ADN antiguo y análisis isotópicos, los científicos han podido determinar el origen de los individuos enterrados en Svalbard. Los resultados indican que la mayoría procedía de distintos países europeos, incluyendo Noruega, los Países Bajos y otras regiones costeras con una fuerte tradición marítima.

Los hallazgos también sugieren que, aunque estos hombres provenían de contextos humildes, había diferencias sociales entre ellos. En particular, los esqueletos recuperados en Likneset muestran una estatura promedio más alta que en otros cementerios cercanos, lo que podría indicar una mejor alimentación en la infancia y, por tanto, una posición socioeconómica ligeramente superior dentro de la jerarquía de la tripulación.

Además, los arqueólogos han encontrado pruebas de costumbres cotidianas entre los balleneros, como el consumo de tabaco. Los dientes de algunos esqueletos presentan un desgaste característico que sugiere el uso habitual de pipas de arcilla, un hábito común en la época.

Los investigadores del proyecto Skjeletter i skapet están analizando cómo el cambio climático está acelerando la degradación de estos entornos arqueológicos y su impacto en la preservación del patrimonio histórico
Los investigadores del proyecto Skjeletter i skapet están analizando cómo el cambio climático está acelerando la degradación de estos entornos arqueológicos y su impacto en la preservación del patrimonio histórico. Foto: Espen Olsen ©Sysselmesteren på Svalbard

¿Es posible frenar la destrucción?

El deterioro de los cementerios balleneros en Svalbard plantea un dilema difícil de resolver. Mientras la erosión y el deshielo continúan avanzando, los arqueólogos enfrentan el dilema de si excavar más restos para preservarlos o dejar que sigan en su ubicación original, respetando la integridad de las tumbas.

A pesar de los esfuerzos de documentación y análisis, el tiempo juega en contra. Si las condiciones actuales persisten, muchas de estas sepulturas desaparecerán en pocos años, arrastradas por la marea o degradadas hasta el punto de ser irreconocibles.

Más allá del valor arqueológico, estos restos representan un testimonio silencioso de la historia marítima europea y de las duras condiciones de vida de los balleneros. La preservación de su legado no solo es un reto para la ciencia, sino también un recordatorio de cómo el cambio climático está reescribiendo la historia, incluso en los rincones más remotos del planeta.

Cortesía de Muy Interesante



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