
A unas semanas de que comience el Buen Fin 2025, el próximo 13 de noviembre, las empresas se preparan para una de las pruebas más exigentes del año: garantizar que los pagos digitales operen con rapidez, seguridad y sin contratiempos en un entorno cada vez más orientado al comercio omnicanal. En este contexto, la firma especializada en pagos, Kushki advierte que la próxima edición del programa comercial representará una verdadera prueba de resistencia para las plataformas de pago del país.
Uno de los retos más relevantes será la diversificación de los medios de pago. Aunque las tarjetas bancarias continúan siendo la opción más utilizada, los consumidores muestran un creciente interés por alternativas como las billeteras electrónicas, los enlaces de pago y los programas de recompensas o puntos de lealtad.
De acuerdo con la Asociación Mexicana de Venta Online (AMVO), se prevé un aumento importante en el uso de estos mecanismos durante la campaña, lo que podría reducir el abandono de compras y ampliar el acceso a distintos segmentos de usuarios.
“Durante este tipo de eventos no solo se mide el volumen de ventas, sino quién logra incluir a más personas en la economía digital. Los nuevos adquirentes y agregadores están ayudando a cerrar brechas: permiten que tienditas, emprendedores o comercios informales puedan aceptar pagos digitales sin depender de la banca tradicional. Eso transforma la manera en que se compra y se vende en México”, comentó Fernando López, Country Manager de Kushki México.
El crecimiento de los pagos digitales se sostiene en una adopción tecnológica cada vez más amplia. Datos de la Asociación de Bancos de México (ABM) muestran que las transacciones sin contacto aumentaron casi 150% en el 2024, impulsadas por la demanda de procesos más ágiles. A su vez, 74% de los jóvenes entre 18 y 24 años utiliza de manera regular herramientas digitales para pagar, según Statista, mientras que CoDi, el método de pago del Banco de México, superó los 21 millones de usuarios activos al cierre del primer semestre del 2025.
El auge de los pagos digitales coincide con una edición del Buen Fin marcada por la planeación anticipada y la convergencia de canales.
La AMVO estima que ocho de cada 10 internautas participarán en la campaña y que 69% combinará compras en línea y en tiendas físicas, reflejo de un consumidor que ya no distingue entre las fronteras del comercio tradicional y el electrónico.
Además, 76% de los compradores prevé organizar sus adquisiciones con hasta tres semanas de antelación, lo que obliga a las empresas a reforzar con tiempo sus sistemas tecnológicos, inventarios y mecanismos de cobro.
Blindar transacciones,
ganar confianza
La firma indica que la seguridad continúa siendo uno de los ejes centrales en la relación entre consumidores y comercios. Más allá de las herramientas tecnológicas, la confianza del usuario depende también de la transparencia con la que se comunican las medidas de protección.
La aplicación de la autenticación reforzada y sistemas antifraude para pagos se ha convertido en una práctica indispensable para proteger las operaciones y fortalecer la credibilidad de las plataformas digitales.
En conjunto, estas medidas delinean el nuevo estándar de preparación que las empresas deberán alcanzar para enfrentar el aumento del comercio digital durante el Buen Fin 2025. Kushki resalta que el desempeño de esta temporada servirá como termómetro del avance tecnológico del sector y de la capacidad del mercado mexicano para consolidar un ecosistema de pagos más ágil, seguro y confiable.
También cobra relevancia el impulso a los pagos móviles y sin contacto, que durante eventos de alta demanda como el Buen Fin pueden marcar la diferencia en la experiencia del cliente.
Métodos como los pagos sin contacto, los códigos QR o el pago con toque en el teléfono (tecnología que permite convertir un celular en terminal de cobro para aceptar pagos con solo acercar otra tarjeta o dispositivo), que agilizan las transacciones y contribuyen a mantener la fluidez de las operaciones, además de proyectar una imagen de modernidad y eficiencia por parte de los comercios.
Cortesía de El Economista
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