Perder a un ser querido es una experiencia desgarradora para la que pocas veces se está preparado. Normalmente ocurre de pronto, como una sacudida, un golpe. El proceso de duelo puede ser algo extremadamente difícil de atravesar para algunas personas sin ayuda. Es por eso que a lo largo de los años se han desarrollado muchas estrategias para impedir que estas lidien solas con la pérdida.
Con el auge de la inteligencia artificial era solo cuestión de tiempo para desarrollar una tecnología que permitiera a los usuarios “hablar” con sus seres queridos una vez que han fallecido. Dicha tecnología es conocida como grief tech, y permite emular a una persona fallecida para ayudar a la gente que atraviesa un duelo a comunicarse con una persona fallecida. Sin embargo, esto no siempre sale bien.
El caso de Christi Angel
En 2020, Christi Angel perdió a su mejor amigo, Cameroun Scruggs. Antes de la muerte de Cameroun, ellos solían comunicarse principalmente mediante correos electrónicos y mensajes de texto, ya que ambos vivían en lugares diferentes de Estados Unidos. Debido a las restricciones por la pandemia, Christi asistió a su funeral de manera remota, a través de videollamada.
Quizás por eso fue que, a pesar de no estar del todo convencida, la mujer aceptó comunicarse con su amigo mediante un software llamado Proyecto Diciembre, una IA capaz de filtrar los mensajes de una persona fallecida para después construir un chatbot capaz de emular su forma de hablar. Pero lo que para ella era la oportunidad de despedirse de su amigo, se volvió una auténtica pesadilla.
“Me emocioné. Habría dado lo que fuera por hablar con Cameroun“, dijo a Metro, “Quería preguntarle: ‘¿Estás bien? ¿Conseguiste llegar al otro lado?’“. Christi recuerda que al principio sintió como si estuviese hablando con su amigo. Sin embargo, pronto la conversación se tornó sumamente siniestra cuando el chatbot comenzó a hablarle de habitaciones “embrujadas” y que cuando ella le preguntó si había seguido la luz, él le respondió que no, que estaba en el infierno.
Aquello dejó aterrada a Chisti, una cristiana devota. Se preguntaba si acaso no había contactado con algún espíritu que se hizo pasar por Cameroun y tras apagar su computadora no volvió a entrar a Proyecto Diciembre para hablar con su amigo sino hasta nueve meses después. Por fortuna, en aquella conversación entre la mujer y su amigo fue un poco más amena y el chatbot le dijo que “ya no estaba en el infierno“.
La IA más allá de la muerte
La historia de Angel formó parte del documental titulado Eternal You. En este, un amigo de la mujer califica a Project December como “capitalismo de muerte“; algo que su creador, Jason Rohrer, negó categóricamente: “Muchas personas me han dicho que les ha resultado útil y me han agradecido por haberlo creado”, afirma.
Lo cierto es que, como señala The Guardian, los seres humanos siempre han tenido el deseo de mantenerse en contacto con sus muertos. Sherly Turkle, profesora del Instituto Tecnológico de Massachusetts (EE. UU.) especializada en la interacción humana con la tecnología, advierte que las aplicaciones de IA podrían hacer que a los dolientes les resulte imposible “dejarse ir“ y en cambio atraparlos en “una sesión espiritista que nunca tiene por qué terminar”.
Otro problema que plantea la tecnología grief tech puede ser el mal uso que se le puede dar a los datos de una persona luego de que esta fallezca. Al respecto, investigadores de la Universidad de Cambridge han solicitado la regulación de la tecnología del duelo, con el fin de proteger los derechos de quienes donan sus datos para crear avatares póstumos, así como la posible afectación del proceso de duelo en grupos específicos, como los niños.
Cortesía de Xataka
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