
“Sin comentarios” no es una postura equidistante sobre María Corina Machado. Es una respuesta cuyo origen es la diplomacia dogmática que instauró AMLO en 2018.
América Latina de hoy no se parece en nada a la de 2018. De inicio, México no tiene relaciones diplomáticas con Ecuador ni con Perú. Lejos están los abrazos a Evo Morales y la entrega de la llave de la Ciudad de México en manos de la jefa de Gobierno de la Ciudad de México, Claudia Sheinbaum.
En 2018, la Alianza del Pacífico tenía vida. Hoy, no.
Nicolás Maduro agradeció con sonrisas y algo más a AMLO por haber retirado al país del Grupo de Lima. Vino a México su toma de posesión pese a que ya tenía las manos manchadas de sangre.
Los amigos dogmáticos de AMLO y Sheinbaum han ido saliendo de sus respectivos gobiernos y no han logrado la permanencia de sus herederos. México se ha ido quedando poco a poco solo. Este domingo es muy probable que gane la ultraderecha en Chile. Recuerdo que Marcelo Ebrard viajó a Santiago para visitar a Gabriel Boric. Quería emularlo. Boric se va.
Rodrigo Paz llevó a la derecha a la presidencia de Bolivia; Luis Arce, detenido. Evo, acusado de violación. Maduro, sin legitimidad y robando elecciones. Pedro Castillo, en la cárcel por corrupto. Cristina Fernández, en prisión domiciliaria presuntamente por corrupta. Rafael Correa no puede regresar a Ecuador.
AMLO no quiso vincularse afectivamente con Bernardo Arévalo. Tuvo celos por la relación del presidente guatemalteco con Estados Unidos. Diplomático y socialdemócrata, Arévalo, recibió el desprecio de AMLO. Nunca le organizó una visita de Estado.
A AMLO poco le interesó la ley. A Honduras, por ejemplo, envió como embajadora a una funcionaria nacida en Cuba, Susana Iruegas.
Sobre Bukele y Milei, ni hablar. No hay diálogo político con El Salvador y Argentina. Ni hablar sobre Daniel Noboa ni de José Jerí.
En Brasil, Lula sabe de la desconexión de México con el mundo. Lo dijo hace un mes: Brasil es el país más importante de la Celac.
Pese a que 2025 es muy diferente a 2018, la presidenta prefiere responder “sin comentarios” sobre el entorno de María Corina Machado.
La dictadura de Maduro no fue diseñada por Donald Trump. Washington no tiene la culpa de los crímenes de Maduro. Estados Unidos no ordenó la salida de 8 millones de venezolanos de su país. La Casa Blanca no tiene la culpa que los hermanos Rodríguez, en particular Jorge, se haya convertido en un asesino.
La política exterior de México es el Chernóbil de la diplomacia: sus dogmas emiten radiaciones y se encuentra bajo un cinturón sanitario, es decir, aislada.
La apuesta de AMLO fue América Latina. Hoy, es Estados Unidos quien compite contra México para influir en ella.
No nos hemos percatado: hay una guerra de dogmas entre México y Estados Unidos. El campo de batalla es Latinoamérica.
Cortesía de El Economista
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