La vida encuentra su camino cerró la temporada de conciertos de ArtHaus con una de las propuestas tal vez más singulares y conceptualmente audaces del año.
El proyecto unió la nueva video-instalación de Charly Nijensohn, La vida encuentra su camino: Un informe del Dr. Borghi (2025), con Repetitions in Extended Time, la obra del compositor británico Bryn Harrison, interpretada con precisión impecable por el ensamble local. Más que un concierto con proyecciones, la velada funcionó como un laboratorio perceptivo donde imagen y sonido, lejos de ilustrarse mutuamente, se tensionaron y expandieron.
Nijensohn vuelve aquí sobre una pregunta que atraviesa toda su obra: ¿hasta dónde pueden dialogar, rozarse, contagiarse o incluso potenciarse distintos lenguajes artísticos? Su impulso por unir arte y vida tiene una genealogía que conviene recuperar. El punto de partida fue Estrategias de regeneración, un proyecto multidisciplinario desarrollado hace seis años junto con biólogos argentinos y alemanes.
En un remoto paraje de San Juan, el artista construyó tres grandes estructuras de barro -con túneles y un espejo de agua- que pronto se transformaron en hábitats vivos, poblados por zorros, ranas, lechuzas vizcacheras y otras aves rapaces. El trabajo contó además con la colaboración de habitantes locales y del colectivo Las Mujeres del Desierto, liderado por Desirée De Ridder.
En aquellos túneles se instalaron cámaras trampa para registrar, sin intervención humana, el comportamiento de los animales. De ese material surgió el Informe del Dr. Borghi: un registro científico que Nijensohn transforma ahora en arte a través de una video-instalación de cinco grandes pantallas.
Las imágenes nocturnas, de paleta fría y desaturada, componen una coreografía mínima y ritual: animales que emergen, se asoman, se detienen y vuelven a desaparecer en un paisaje áspero, casi post-apocalíptico. Es un mundo donde lo vivo persiste como un pulso silencioso, apenas perceptible, pero tenaz.
Superponer esta instalación con Repetitions in Extended Time no significa simplemente sumar “música + imagen”, sino crear una máquina de distorsión temporal. La obra de Harrison -unos 45 minutos de una única estructura- se construye a partir de la repetición obsesiva de breves gestos musicales. Cada instrumento repite su célula a un tempo apenas irregular, generando patrones de interferencia donde todo parece igual y, sin embargo, todo cambia. Microdesvíos de duración, ataque, timbre o afinación funcionan como respiraciones mínimas dentro de un organismo sonoro en perpetua mutación.
Ese principio rítmico encuentra un eco extraño en la lógica del video: los animales aparecen y reaparecen como motivos que regresan, casi idénticos, pero nunca iguales. La obra sugiere así un paralelismo profundo entre los ciclos de la naturaleza y las microvariaciones del sonido. Ambas capas -visual y musical- trabajan el tiempo no como línea, sino como materia elástica que se expande y se pliega.
Lo que se experimentó en ArtHaus fue, en definitiva, una suspensión del tiempo perceptivo. El espectador osciló entre la contemplación hipnótica del paisaje y la escucha microscópica de la música, atrapado en una especie de trance laico. La vida encuentra su camino no propone un mensaje ecológico directo, sino un estado: el de una atención radical, casi meditativa, que devuelve al presente su espesor.
Un cierre de temporada que confirma la vocación de ArtHaus por asumir riesgos estéticos y apostar a experiencias donde las fronteras entre disciplinas dejan de ser límites para convertirse en zonas fértiles de fricción.
“La vida encuentra su camino”
Concierto-Video instalación. Ensamble ArtHaus. Bryn Harrison, Charly Nijensohn. Función: Sábado 6 de diciembre. Sala: Auditorio ArtHaus.
Cortesía de Clarín
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