El cometa Halley, de regreso a la Tierra: cómo observar la lluvia de meteoros más veloz del año

El cometa Halley, el más famoso de todos, ha comenzado oficialmente su largo viaje de vuelta hacia nosotros.

Este icónico viajero espacial, que nos visita aproximadamente cada 76 años, fue visto por última vez en 1986.

Desde entonces, Halley ha recorrido 35.000 millones de kilómetros hasta los confines del Sistema solar.

Recientemente, los astrónomos han confirmado que el cometa alcanzó su afelio, el punto más lejano de su órbita respecto al sol, más allá de Neptuno.

Ahora, ha dado la vuelta y se dirige de nuevo hacia el interior del Sistema solar.

Aunque habrá que esperar hasta 2061 para volver a verlo brillar en nuestro cielo, su regreso ya nos está ofreciendo un magnífico regalo.

El legado del Halley: lluvias de estrellas

A medida que el Halley viaja, va dejando un rastro de polvo y pequeñas partículas de hielo. Dos veces al año, la Tierra atraviesa esta estela de escombros, y esos fragmentos se queman al entrar en nuestra atmósfera, creando lo que conocemos como estrellas fugaces. Cuando son muy numerosas, se convierten en una espectacular lluvia de estrellas.

El cometa Halley, visto en 1986. / NASA

Son lo que podemos ver todos los años entre el 19 de abril y el 28 de mayo -las llamadas Eta Acuáridas, que no deben confundirse con las Delta Acuáridas de julio– y las visibles estos días en otoño, en el mes de octubre: las oriónidas.

Una de las peculiaridades de este rastro de partículas que deja el cometa Halley y que radian todos los años, entre el 2 de octubre y el 7 de noviembre, de la constelación de Orión -pasando muy cerca de la estrella supergigante roja Betelgeuse- es que pueden apreciarse en todas partes del mundo, ya que esta lluvia pasa muy cerca del Ecuador celeste.

Estrella supergigante Betelgeuse.

Estrella supergigante Betelgeuse. / Flickr / A. Tag

El hecho de que el máximo fue el pasado día 21, cuando la luna entra en su fase nueva (también conocida como ausencia de luna, que es cuando el único satélite natural de la Tierra no es visible desde ningún punto del planeta, porque su cara iluminada no está orientada hacia aquí), hizo que este año fuera perfecto para su observación 40º norte: el radiante de las oriónidas se situó por encima del horizonte desde la medianoche hasta el amanecer.

Mejor observación

Las oriónidas son una lluvia de meteoros de actividad moderada: tiene una tasa de actividad de entre 15 y 70 meteoros por hora y una alta velocidad, 66 kilómetros por segundo.

En todo caso, para su mejor observación lo mejor es situarse en un lugar oscuro y lejos de la contaminación lumínica de las ciudades.

Las conocidas leónidas

Tras las oriónidas, la siguiente lluvia importante de meteoros serán las famosas leónidas, una de las más conocidas del año junto a las Perseidas de agosto y cuyo máximo sucede en un mes: el 17 de noviembre.

Este evento celeste se puede ver desde el 6 de noviembre hasta el día 30, una lluvia de estrellas que radia de la constelación Leo.

Este año el máximo de esta lluvia se producirá el 17 de noviembre sobre las 19 horas (hora peninsular española), tres días antes de la luna nueva del día 20, por lo que su observación será bastante buena, sobre todo en las primeras horas del anochecer, cuando la luna menguante estará más baja.

Estrellas inusuales

Y, finalmente y también en otoño, llega el turno de las gemínidas, las estrellas inusuales, cuyo máximo será hacia el 14 de diciembre. Este grupo de estrellas debe su nombre a que provienen de la constelación de Géminis.

Suelen ser visibles desde comienzos de diciembre -día 4- hasta mediados de mes -día 17-, normalmente, los días como 13 o 14 de diciembre son los que muestran más de 100 meteoros por hora.

Las gemínidas son un grupo de estrellas bastante inusual, porque su origen no es un cometa, sino un asteroide, conocido como Phaethon 3200.

Y existe una hipótesis, elaborada por astrónomos, que dice que el asteroide Phaethon fue hace 2000 años un cometa y que, cuando estuvo muy cerca del sol, su gravedad creó un gran desastre que provocó un cambio en su órbita que hizo que dejara atrás unos grandes escombros: las gemínidas.

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Cortesía de El Periodico



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