
Los últimos años de historia del automóvil han estado marcados por la consecución de una crisis tras otra. Enumerando solo algunas de ellas, se podrían destacar el dieselgate, la pandemia de Covid-19, la posterior crisis de microchips, el auge del automóvil chino que ha puesto contra las cuerdas al europeo y los aranceles aprobados por la administración estadounidense de Trump este mismo año. Ahora, el motor se enfrenta a la posibilidad de una nueva crisis de semiconductores por culpa de las tensiones geopolíticas entre el gigante chino y EE UU. Todo empezó el 30 de septiembre, cuando el Gobierno de Países Bajos anunció la intervención del fabricante de microchips Nexperia, que tiene sede en el país, pero cuya matriz es china.
El movimiento se produjo —aunque el Ejecutivo neerlandés niegue la conexión— tras las presiones de EE UU, que incluyó en diciembre de 2024 a la matriz china, Wingtech, en una lista negra por su presunto rol “para ayudar al Gobierno chino a adquirir entidades capaces de fabricar semiconductores sensibles”. El mes pasado, Washington amplió esa lista incluyendo sociedades en los que su participación sea mayoritaria, como Nexperia. Reuters informa que el Gobierno estadounidense presionó a Países Bajos para lograr la destitución del director ejecutivo de la compañía, Zhang Xuezheng, a cambio de que Nexperia sea excluida de la lista, algo que Países Bajos ha terminado haciendo tras tomar el control de la empresa. Ahora, la filial china de Nexperia se ha declarado en rebeldía y ha suspendido las exportaciones al Viejo Continente, poniendo en grave riesgo la cadena de suministros del automóvil europeo.
Entre los fabricantes de coches afectados está el grupo Volkswagen, gigante que no atraviesa su mejor momento y que lo tenía como un proveedor esencial de una gran variedad de microchips y pequeñas piezas de electrónica. Fuentes de la compañía explican a este medio que la situación se está “monitorizando desde Alemania”, que mantiene un contacto fluido con sus fábricas para tratar de anticipar una posible escasez de componentes. En el consorcio llevan días trabajando para evitar ese escenario, buscando alternativas en otros proveedores.
“A corto plazo, la escasez de suministro seguirá sin afectar a la producción en las plantas de fabricación de vehículos de la marca Volkswagen en Alemania. En la situación actual, la producción se reanudará según lo previsto en las plantas de Wolfsburgo, Emden, Zwickau, Osnabrück y Dresde la próxima semana, hasta el jueves 30 de octubre inclusive. El viernes 31 de octubre, la producción se suspenderá de todos modos debido a un día festivo en Baja Sajonia y Sajonia. En todas las demás plantas de producción alemanas del grupo, las operaciones para la próxima semana también están aseguradas en la situación actual”, indicó la compañía el viernes en un comunicado interno para las factorías alemanas.
Por su parte, Bosch, uno de los principales fabricantes de componentes de automoción del mundo, se está preparando para un parón de la producción en Salzgitter (Alemania), según informa Reuters, una planta donde trabajan unas 1.400 personas.
En España, de momento, los toros se están observando desde la barrera en la crisis de Nexperia, después de un mes de septiembre en el que se ha cortado la racha negativa de caídas consecutivas de la producción por la débil demanda europea. En el caso del grupo Volkswagen, cuenta con las plantas de Martorell (Barcelona) —la segunda mayor fábrica de coches del país— y Landaben (Navarra), las cuales siguen trabajando a un ritmo normal y también tienen asegurado el suministro para esta semana, según señalan fuentes del grupo a este medio.
Sin embargo, desde la empresa aceptan que la situación puede cambiar en cualquier momento ya que las fábricas trabajan día a día, con previsiones de piezas a muy corto plazo, un “concepto de resiliencia” heredado de la anterior crisis de microchips que puso contra las cuerdas al sector. Dentro del grupo Volkswagen, esa situación la sufrió especialmente Seat, la cual vio derrumbarse su producción porque el consorcio priorizó la entrega de chips para sus marcas de mayor margen de ganancia.
En cuanto al resto de automovilísticas presentes en España tampoco presentan problemas a día de hoy, aunque también admiten estar en alerta. “En esta fase, el impacto potencial sigue siendo limitado, pero todo el sector se mantiene en estado de vigilancia”, indica a este medio el grupo Renault, que cuenta con fábricas de coches en Palencia y Valladolid, además de sus plantas de motores y cajas de cambio en Valladolid y Sevilla, respectivamente, que controla a través de su filial Horse —negocio que comparte con la china Geely—.
Stellantis Vigo, la mayor fábrica nacional de coches, parará los días que tenía programados para esta semana por el ajuste de producción que está haciendo el grupo por razones ajenas a la crisis de Nexperia. “Por lo demás, estamos a tope de producción”, admiten representantes de los trabajadores a este medio, con unas previsiones para noviembre que apuntan a un gran ritmo de producción. Otras como Mercedes-Benz Vitoria y Ford Almussafes tampoco están experimentando problemas de momento por este asunto.
Cortesía de El País
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