En 2019, el hallazgo fortuito de un colgante en forma de corazón, vinculable al matrimonio entre Enrique VIII y Catalina de Aragón, suscitaba un gran revuelo en el mundo de la historia, la arqueología y la curaduría museística. Este curioso objeto, conocido como el Corazón de los Tudor (Tudor Heart), parece ofrecer una de las pocas evidencias materiales que unen los aspectos romántico, simbólico y político de una de las relaciones más influyentes —y problemáticas— de la Inglaterra Tudor. Consciente de la singularidad de la pieza, el Museo Británico ha lanzado una campaña con la intención de adquirirla y evitar, así, que pase a manos privadas.
El hallazgo del colgante en 2019
En diciembre de 2019, un aficionado al detector de metales identificó en Warwickshire, Inglaterra, un singular objeto enterrado. El descubridor, Charlie Clarke, apenas llevaba seis meses practicando la detección cuando su aparato comenzó a emitir los característicos pitidos al pasar sobre señales sobre una pieza extraordinaria. Se trataba de un colgante de oro esmaltado, con las iniciales “H” y “K” en escritura lombarda y una serie de motivos heráldicos grabados en su superficie que se relacionaban con Enrique VIII y Catalina de Aragón.
Después de advertir a las autoridades, los expertos confirmaron que se trataba de un objeto excepcional. Se había elaborado con oro puro y decorado con la rosa Tudor y la granada, los emblemas personales de ambos monarcas. De inmediato, se activaron los protocolos oficiales y la joya se depositó en el Museo Británico para proceder a su estudio y conservación.
Una joya a medida de la realeza
Los análisis realizados por los expertos confirmaron que el colgante pertenece al período Tudor temprano, durante el reinado de Enrique VIII. La pieza está compuesta por tres elementos: una cadena de 75 eslabones, un broche de suspensión con forma de mano emergiendo de una nube y un colgante en forma de corazón con decoración esmaltada.
En el anverso del colgante, bajo una banda con la inscripción TOVS IORS (variación de la expresión toujours, “siempre”), aparecen unas ramas entrelazadas con la rosa Tudor combinada con una granada. En el reverso, se muestran las iniciales “H” y “K”, unidas por un cordel con borla junto a la misma inscripción en esmalte negro.
Aunque la pieza se confeccionó con materiales de alta calidad, algunas partes del reverso, así como los mecanismos de bisagra, muestran una ejecución algo apresurada. Según los estudiosos, esto sugiere que la pieza pudo haberse fabricado para un uso efímero en eventos ceremoniales o festivos. En cualquier caso, el Corazón de los Tudor representa una rareza entre los objetos conocidos que celebran la unión de Enrique VIII y Catalina.

El simbolismo del colgante: amor, lealtad y propaganda cortesana
Una unión sentimental
El singular diseño del colgante apela tanto al afecto como al protocolo simbólico. La rosa Tudor, emblema dinástico de la casa de Enrique VIII, aparece entrelazada con la granada de Catalina, en alusión a la alianza matrimonial entre el rey inglés y la princesa española. El elemento visual, por tanto, habría funcionado como símbolo tanto de la lealtad como de la fusión de ambas identidades políticas en la corte Tudor.
La inscripción TOVS IORS, interpretada como “siempre”, sirve como declaración poética de eternidad y fidelidad. Algunos expertos sugieren que podría ser también un juego de palabras con la expresión tous yours (“todo tuyo”), que reforzaría la dimensión romántica del objeto.
El broche en forma de mano emergiendo de una nube, por su parte, podría tener connotaciones místicas. Según los expertos, podría aludir a la mano divina que desciende del cielo, un motivo iconográfico frecuente en el arte renacentista que servía para expresar nociones de amor celestial o patrocinio divino.
Una joya para ser usada en la corte
Aunque no existen registros directos de esta pieza en los inventarios oficiales de la Corona Tudor, su grado de refinamiento y su simbolismo apuntan a un contexto cortesano de alto rango. Así, se cree que pudo haberse creado para un torneo o un festejo diplomático, quizás con motivo del torneo de octubre de 1518, cuando la corte celebró el compromiso de la princesa María, hija de Enrique y Catalina, con el heredero francés. De este modo, el Corazón de los Tudor Heart concentra tres dimensiones. Por un lado,expresa una dimensión afectiva (como símbolo del amor conyugal), una simbólica (como representación dinástica) y una política (como instrumento de propaganda cortesana).

La campaña del Museo Británico para salvaguardar el Corazón de los Tudor
El Museo Británico lanzó en octubre de 2025 una campaña pública para intentar adquirir la pieza y garantizar que permanezca accesible al público y a los estudiosos. La iniciativa tiene como objetivo reunir 3,5 millones de libras esterlinas antes de abril de 2026 e impedir, de este modo, que la joya pase a engrosar las colecciones privadas.
La adquisición se enmarca dentro de los procedimientos instituidos en la ley del tesoro (Treasure Act) de 1996, que regula tanto la declaración a las autoridades como la compensación económica que retribuyen los hallazgos arqueológicos en Inglaterra. En virtud de esta ley, los museos tienen prioridad para adquirir objetos de valor histórico mediante una valoración independiente que determina la suma que debe pagarse. En este caso, el Museo Británico ha declarado que toda donación se utilizará en exclusiva para asegurar la compra del colgante. Si la adquisición no llegara a concretarse, los fondos se reembolsarían o se utilizarían para llevar a cabo otros proyectos de conservación.

Un objeto único
Según los responsables del museo, el colgante proporciona una evidencia material única del matrimonio entre Enrique VIII y Catalina de Aragón, una unión que, a pesar de su importancia, ha dejado pocos testimonios materiales. Mientras abundan los objetos que conmemoran individualmente a los reyes y reinas Tudor, casi ninguno celebra directamente los vínculos conyugales. Esto es lo que convierte al Corazón de los Tudor en una joya de enorme valor histórico y simbólico.
Referencias
Cortesía de Muy Interesante
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