
El próximo 26 de septiembre, el Teatro Galerías recibirá a tres de los comediantes más populares de la escena mexicana: Edson Zúñiga “El Norteño”, Javier Carranza “El Costeño” y Hugo Alcántara “El Indio Brayan”, quienes unirán talentos en el espectáculo “Incorregibles”.
El show promete carcajadas a lo largo de casi dos horas, con rutinas individuales y un cierre conjunto en el que, según adelantó Carranza, “vamos a subirnos a decirnos nuestras verdades y nuestras mentiras también. Nos vamos a reír, vamos a hacer un numerito juntos al final”, compartió en entrevista con EL INFORMADOR.
El Costeño, con más de dos décadas de trayectoria en televisión, radio y escenarios, asegura que la clave de esta gira está en la complicidad que existe entre los tres humoristas. “Nosotros somos colegas, hemos tenido nuestros sinsabores, nuestros encontronazos también, no te creas. Pero siempre ha prevalecido el cariño y la amistad”, expresó.
Humor que se adapta a cada público
Para el comediante originario de Acapulco, enfrentarse a diferentes públicos en México es un reto constante. “Los contextos son diferentes, porque la vida no es la misma que vive un jalisciense a la que vive un regio, un capitalino o la gente de la costa. Pero el humor es universal, nos sigue haciendo reír”, señaló.
Al hablar de la risa, Carranza fue enfático en que se trata de un fenómeno profundamente personal. “Lo que hace reír a unas personas no hace reír a otras, y eso no significa que el comediante sea malo. Simplemente, hay cosas que no conectan con todos. Claro, también hay malos, no nos hagamos”, dijo entre risas.
El propio Costeño confiesa que, en esta etapa de su vida, se sorprende más fácilmente. “Me río de muchas simplezas, me gusta que me sorprendan. Un chiste es como un truco de magia: te tiene que sorprender. El mago te muestra algo en una mano y de pronto no sabes de dónde sacó las flores o el conejo. Así es la comedia: hay que engañar al cerebro y romper la línea secuencial de lo que espera la gente”.
El proceso creativo detrás del escenario
Lejos de lo que pudiera pensarse, las rutinas de Javier Carranza no nacen siempre de largas sesiones de planeación, sino de la observación diaria. “A mí me detonan cosas. Me estoy bañando y se me ocurre algo, lo apunto. Estoy en Japón y veo que hay muchísimos señalamientos en el piso para personas invidentes, pero en diez días no vi a ninguno. Entonces pienso: esto lo hicieron para ellos mismos, porque tienen los ojos casi cerrados. Claro, hay que buscar la analogía, darle la vuelta, porque si lo explico tal cual no es chiste. Pero de esas observaciones nacen mis rutinas”, relató.
Ese ojo crítico, reconoce, a veces le juega en contra. “Uno se vuelve muy clínico, y me caigo gordo en ese sentido. Es como un cantante que va a escuchar a otro y en lugar de disfrutarlo está analizando la respiración, los tonos, los agudos. En la comedia pasa igual. Pero ahora me relajo más y me dejo sorprender”, afirmó.
Entre mundiales, influencers y desgaste
Carranza recordó también su experiencia en un Mundial de Futbol, donde trabajó bajo la presión de las coberturas televisivas. “Fue muy difícil, muy complicado. Las cámaras no alcanzan, el equipo humano no alcanza, los horarios son una locura. Se sufre con la comida, con los tiempos. El Norteño aguantó muchos mundiales, yo con una experiencia tuve”, confesó.
De cara a la próxima justa mundialista que se celebrará en México, Estados Unidos y Canadá, se muestra reticente a repetir la experiencia: “Aquí va a estar más complicado todavía. Estamos llenos de influencers que con un celular ya están buscando contenido y saturan los espacios. Si allá, con acreditaciones de FIFA, de la televisora y del gobierno era difícil entrar, aquí donde todos tienen palancas no me quiero imaginar el desgaste”.
Supera instantes complicados
En la charla, El Costeño también habló de un episodio personal que lo marcó recientemente: la ruptura con su ex pareja, a quien acusó de traición. “Un día me estaba diciendo ‘te amo, hemos logrado muchas cosas’, y al otro día me estaba saqueando mi casa, llevándose dinero y pertenencias que no le correspondían”, relató.
Carranza aseguró que esa experiencia, aunque dolorosa, quedó en el terreno legal. “Lo que quería era que se me resarciera el daño, y eso ya se logró. Pero sí la hago responsable de cualquier cosa que me pueda pasar. No tengo enemigos, y si algo me sucede a mí o a mi familia, ella será la responsable”, advirtió.
Pese a los altibajos personales y profesionales, Javier Carranza está convencido de que la risa sigue siendo un bálsamo. “Vamos a reírnos. Vamos a reírnos”, concluyó, invitando al público de Jalisco a asistir al show.
Los boletos están disponibles con precios que van de 400 pesos en Luneta Alta a 950 en zona VIP.
CT
Cortesía de El Informador
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