El empleo ya resiente las políticas de Trump

Todo lo que tenga que suceder en los mercados esta semana, tendrá que pasar máximo hasta hoy, mañana es 4 de julio, Día de la Independencia de Estados Unidos, y los mercados en aquel país cierran y en el mundo se reducen los volúmenes de operación.

Eso no significa que a Donald Trump no se le ocurra hacer alguno de esos anuncios que encantan a los populistas realizar en las fechas más representativas del calendario cívico de sus países.

Pero, por lo pronto, el dato de las nóminas no agrícolas, que tradicionalmente se anuncia el primer viernes de cada mes, se adelanta para hoy.

La euforia de los mercados financieros quiere encontrar una extensión de su fiesta en datos no tan malos de la economía estadounidense ante la expectativa de que las políticas comerciales de Trump pudieran tener algún impacto, tanto en el desempeño económico, como en eventuales presiones inflacionarias.

De hecho, la siguiente semana también se cumple el plazo que impuso el propio Presidente de Estados Unidos para definir cómo quedan los llamados aranceles recíprocos con sus principales socios comerciales.

Por lo pronto, el dato del empleo que se publica muy temprano este jueves tiene una expectativa del mercado de la creación de 120,000 puestos de trabajo en las nóminas no relacionadas con las actividades del sector agrícola.

Y la apuesta de los analistas es que la tasa de desempleo pase del actual 4.2 a 4.3%, que sería un nivel no visto desde agosto del año pasado.

Estas expectativas, que ya quedarán resueltas este jueves desde muy temprano, no son nada positivas, pero incluso rayarían en un optimismo desbordado si tomamos en cuenta el Informe Nacional de Empleo del ADP/Stanford Lab que ayer reportó una pérdida 33,000 plazas laborales en junio en el sector privado no agrícola estadounidense.

La expectativa del mercado era que en esta medición laboral del ADP informara del aumento de 99,000 plazas nuevas durante junio pasado. Sin embargo, el dato final confirma que se ha acentuado un claro retroceso desde febrero pasado.

Discutir las posibilidades de una recesión es un deporte inútil en estos tiempos en los que realmente nadie sabe el rumbo de las políticas del Presidente de Estados Unidos.

Los índices bursátiles han aprovechado los huecos que han dejado las contradicciones del propio Trump para potenciar ganancias de corto plazo, pero esa veleta puede girar rápidamente.

Sin embargo, el mercado laboral sí ha marcado una tendencia, se han frenado las contrataciones y los empleadores se han resistido a cortar plazas laborales hasta no poder anticipar algún rumbo en materia comercial, fiscal y con ella en el consumo y la inflación.

Lo que puede ocurrir hoy con un mal dato del empleo es el predecible espectáculo de un presidente Trump colérico en contra de la Reserva Federal y más advertencias sobre el adelanto del relevo de su presidente, Jerome Powell.

Claro que, desde la visión de Trump, él nunca será responsable de un mal dato económico en su país y buscará quién se la pague, aunque con ello genere más ruido en los mercados.

Cortesía de El Economista



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