El espectáculo del agua en las villas de la antigua Roma: fuentes, piscinas y baños

En el mundo romano tardío, las villas rurales, además de ser espacios destinados a la producción agrícola o la retiro estacional, también se convertían en escenarios cuidadosamente construidos para desplegar el lujo y el poder de sus propietarios. Entre los elementos más distintivos de estas residencias aristocráticas, se encuentran los dispositivos hidráulicos. Las fuentes, los estanques y los sistemas de baños ofrecían una experiencia sensorial compleja en la que fundían la funcionalidad, la estética y el simbolismo. Exploramos cómo el agua se convirtió en uno de los elementos más expresivos de la arquitectura doméstica romana tardía.

La distribución regional y temporal de las villas con agua

Durante el siglo IV d.C., en coinciencia con el apogeo del mundo de las villas romanas, se produjo una intensa monumentalización de estas residencias en regiones como Hispania, Aquitania e Italia meridional. La proliferación de instalaciones hidráulicas en estas viviendas respondía tanto a las condiciones climáticas como a los patrones culturales de ostentación. Por ejemplo, en Hispania, donde los veranos secos y cálidos requerían soluciones de enfriamiento, se desarrollaron complejas combinaciones de estanques, canales y vegetación que anticiparon el esplendor de los jardines islámicos.

La expansión de villas como las de Faragola (Apulia), Desenzano (Lombardía) o Milreu (Lusitania) muestra cómo, incluso en contextos más templados, el agua fue un recurso que enriquecía visualmente los espacios y generaba sensaciones de frescura, placer y refinamiento aristocrático.

Fuente
Fuente de agua. Imagen: Pixabay

La escenificación del agua

El modo en que el agua se integraba en el paisaje arquitectónico de las villas revela una planificación meticulosa orientada al impacto sensorial. En muchas residencias, las fuentes se ubicaban en los ejes visuales principales o en patios interiores. Se diseñaban para que pudieran verse desde varios puntos y también para articular la circulación dentro de los espacios de recepción.

Un caso paradigmático lo proporciona la Villa de Desenzano. Una imponente fachada de fuente con nichos escalonados y estatuaria reutilizada se convertía en el centro visual de un jardín cerrado. La fachada reflejaba la luz del lago Garda cercano, multiplicando los efectos sensoriales del conjunto. También destacan ejemplos como el ninfeo del vino de la Villa dei Quintili, en Roma, donde el agua fluía en sincronía con el proceso de vinificación y las fuentes rezumaban el zumo de la uva.

Villa dei Quintili
Panorámica de la Villa dei Quintili. Fuente: PubblicUsername Wikimedia

La multiplicación de los dispositivos hidráulicos

La disponibilidad de amplios espacios y recursos permitió que muchas villas incorporaran numerosas fuentes y estanques, tanto en espacios exteriores como interiores. En la Villa de San Vincenzino (Liguria), las distintas generaciones de propietarios añadieron al menos cinco dispositivos hidráulicos en torno al peristilo y las salas de banquetes. Con ello, lograron articular un complejo sistema donde la estética y la climatización se integraban de forma innovadora.

En otros casos, como la Villa del Casale en Sicilia, se combinaron fuentes de nicho, estanques centrales, cascadas y canales interconectados para crear un auténtico teatro del agua. Allí,se guiaba a los visitantes desde el acceso principal hasta el triconco central a través de una secuencia coreografiada de chorros, estanques y mosaicos acuáticos que convertían la arquitectura en una experiencia envolvente de luz, sonido y frescor.

Recreación ficticia de baños en una villa tardorromana
Recreación fantasiosa del interior de una villa tardorromana. Fuente: Midjourney/Erica Couto

Estatuaria y ornamentación hidráulica

Las estatuas –frecuentemente mitológicas y a menudo reutilizadas– eran elementos esenciales de estos conjuntos hidráulicos. Podían funcionar como surtidores o como puntos focales en la distribución del espacio. Figuras de Dioniso, Venus, ninfas y amorcillos se ubicaban estratégicamente en nichos, en el centro de los estanques o como parte de los surtidores.

En la Villa de la Estación, en Baetica, se han encontrado fragmentos de una escultura de Pan y de animales marinos, así como mascarones teatrales que adornaban el gran estanque del peristilo. Estas piezas, junto a otras descubiertas en lugares como la Villa de Salar (Granada) o Cortijo de los Robles, demuestran la riqueza del repertorio iconográfico y el gusto por la revalorización de obras antiguas como símbolo de estatus.

Climatización y experiencia sensorial

El agua también tenía un papel activo en la creación de microclimas que hacían habitables los espacios durante los meses más cálidos. La ubicación estratégica de piscinas y canales, a menudo en combinación con vegetación, permitía reducir la temperatura del aire y aumentar su humedad. El caso de la Villa de Santa Rosa, cerca de Córdoba, es ejemplar. Allí, una fuente octogonal ocupaba casi todo el patio interior. Al estar rodeada de jardines y columnas, generaba un entorno que combinaba sombra, verdor y frescura.

En algunos casos, se emplearon soluciones arquitectónicas más sofisticadas. Así, en Gabia la Grande, una fuente octogonal ubicada en una sala subterránea abovedada proporcionaba un espacio fresco y decorado ricamente, pensado para el descanso estival. Esta tradición de las “cuevas acuáticas” cuenta con antecedentes en los ninfeos de época republicana y altoimperial, como los de Sperlonga o Baia. Se reinterpretó con nuevos recursos visuales y técnicos en la Antigüedad tardía.

Jardín ficticio
Recreación fantasiosa de un jardín. Fuente: Midjourney/Erica Couto

Agua y banquetes

Los espacios de banquete se convirtieron en uno de los contextos donde el agua adquiría mayor protagonismo. Los triclinia con fuentes centrales, canales laterales o vistas hacia los estanques se convirtieron en una tendencia entre las élites de los siglos IV y V d.C.

En la Villa de Salar, por ejemplo, un gran comedor estaba directamente conectado a un patio con mosaicos marinos, y a su vez, culminaba en un nicho-fuente decorado como una gruta. Estatuillas de Venus y ninfas adornaban la escena, y un canal envolvía el espacio con agua en movimiento. Estas soluciones, además de embellecer el entorno, simbolizaban el dominio técnico y cultural del propietario sobre la naturaleza.

Incluso se han identificado estructuras semicirculares (stibadia) en torno a fuentes centrales, pensadas para que los comensales se recostaran pudiendo disfrutar de las vistas al agua. Este es el caso de la Villa de El Ruedo y la de Horta da Torre, donde el comedor se podía inundar superficialmente durante los banquetes para maximizar el efecto refrescante.

El espectáculo el agua: una cuestión de lujo e identidad

En las villas tardorromanas, las fuentes, los estanques y los baños también servían para que las élites articularan su identidad, su poder y su relación con el entorno. Las villas romanas del occidente tardío, a través de sus juegos de agua, no solo refrescaban los cuerpos, sino que también cautivaban la vista, estimulaban la conversación y materializaban un ideal de vida civilizada profundamente enraizado en la tradición clásica.

Referencias

  • Wheeler, Ginny. 2025.Water Displays in Domestic Spaces across the Late Roman West: Cultivating Living Buildings. Oxbow Books.

Cortesía de Muy Interesante



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