El estrabismo es una alteración en el paralelismo de los ojos que puede tener importantes consecuencias visuales, emocionales y físicas. Aunque a menudo se asocia solo a una cuestión estética, la desviación de uno de los ojos puede provocar problemas de visión binocular, ojo vago y, en casos severos, interferencias en la postura corporal. Identificarlo a tiempo es clave para mejorar la calidad de vida de quienes lo padecen, especialmente si el diagnóstico llega durante la infancia.
La mayoría de los niños con estrabismo no ven doble, ya que su cerebro “desconecta” el ojo desviado para evitar la confusión visual. Pero este mecanismo de defensa genera otras consecuencias: la pérdida de visión en uno de los ojos (ambliopía) y la imposibilidad de desarrollar visión tridimensional. Además, algunos pequeños giran la cabeza constantemente para compensar la desviación, lo que puede derivar en problemas cervicales y escoliosis.
En niños, el estrabismo puede tener consecuencias significativas para el desarrollo visual. “Produce ojo vago, no desarrolla visión en tres dimensiones, puede tener visión doble, gira la cabeza (tortícolis) o lee peor. En el adulto, suele ser un problema más bien estético”, dice el Dr. Javier Hurtado Ceña, especialista en estrabismo y oftalmología pediátrica del Instituto Nacional de la Visión.
La corrección en los niños comienza habitualmente con una buena graduación, utilizando gotas para dilatar la pupila. Si las gafas corrigen completamente la desviación, no se requiere tratamiento adicional. En caso contrario, explica el Dr. Hurtado, se recurre a terapia visual, toxina botulínica o cirugía.
Diferencias clave entre el estrabismo infantil y el adulto
Aunque el origen del estrabismo puede ser similar, el abordaje cambia notablemente según se trate de un niño o un adulto. En el caso de los más pequeños, el tratamiento suele comenzar con opciones no quirúrgicas: corrección óptica mediante gafas, terapia visual o, en determinados casos, prismas y toxina botulínica. No todos los niños necesitan pasar por quirófano.
Por el contrario, en adultos, la cirugía suele ser el tratamiento más habitual. Según Hurtado, los adultos, pueden tener visión doble, dolor de cabeza o síntomas de cansancio visual. En estos casos, la operación permite recuperar la alineación ocular y, con ello, la seguridad del paciente; sin embargo, en ciertas ocasiones la gafa con prisma o la toxina botulínica son una buena opción.
“Normalmente va a requerir una cirugía, pero la experiencia que cuentan mis pacientes siempre es más agradable de lo que pensaron. Son cirugías con muy pocos riesgos y con muy buenos resultados”, explica Hurtado.

Cirugía de estrabismo: éxito, repetición y evolución técnica
La eficacia de la cirugía de estrabismo es elevada: “El éxito con una sola cirugía es de un 91 % en desviaciones de los ojos hacia dentro y hacia fuera y un 84 % si es hacia arriba o hacia abajo”, afirma el doctor. Aunque el 14 % de los niños requiere una segunda intervención, no existen límites en cuanto al número de operaciones posibles.
En adultos, operar con el paciente despierto bajo sedación permite ajustar mejor los músculos oculares durante el procedimiento. “Eso significa que podremos ajustar mucho mejor el resultado en el quirófano viendo la posición de los ojos tirando o aflojando los músculos”.
Esta técnica permite observar el resultado en tiempo real. “Si un adulto se operó en la infancia y a los 40 años, nota que desvía los ojos de nuevo, claro que se puede volver a operar. Además, en la infancia se operó con anestesia general, pero a los 40 le operaremos despierto, solo con sedación”, explica Hurtado.
En algunos casos, también se emplean injertos de conjuntiva para mejorar el aspecto del ojo tras varias cirugías previas.
“Contrariamente a lo que se cree, no hay límites en el número de cirugías de estrabismo que se pueden hacer. Habrá que mimar un poco más la piel que cubre la cirugía para que no queden cicatrices, pero es algo a lo que estamos acostumbrados”, dice Hurtado.
Detectar a tiempo marca la diferencia
Uno de los mensajes clave en el estrabismo es que el tiempo lo cambia todo en el tratamiento. Cuando la desviación se detecta en etapas tempranas, las probabilidades de recuperación completa son significativamente mayores sin cirugía. Un ojo vago, por ejemplo, puede corregirse casi por completo si se aborda antes de los siete u ocho años.
En la mayoría de los casos, los padres son quienes detectan los primeros signos: un niño que gira la cabeza, le molesta la luz, le vibran los ojos. Estos detalles, que pueden parecer anecdóticos, son pistas claras que justifican una revisión oftalmológica completa. Si se confirma un diagnóstico de estrabismo, el siguiente paso será decidir el tratamiento más adecuado según la edad, la gravedad y el tipo de desviación.
Detectar el ojo vago a tiempo es crucial, ya que es reversible si se trata entre los 2 y los 7 años. “Cuanto más maduro es el cerebro, más difícil es hacerle entrar en razón y que vea igual por los dos ojos”, explica el especialista. Métodos como el parche ocular ayudan a forzar el uso del ojo más débil, permitiendo su recuperación.
“Si el ojo vago se detecta pronto (2-7 años), es muy fácil rehabilitarlo. A los 9-10, es difícil rehabilitarlo del todo. Más allá de los 15, es muy difícil que mejore. La visión que tenga el ojo vago a esa edad (20 %, 40 % o 70 %), será para siempre. El ojo vago es la causa más frecuente de disminución de visión en niños… y es reversible”, señala Hurtado.

Consecuencias emocionales: la herida invisible
Además de los efectos visuales, el estrabismo puede tener consecuencias emocionales importantes. Niños y adultos con ojos desalineados pueden sentirse observados, incomprendidos o inseguros en situaciones sociales. Esta carga emocional, a menudo infravalorada, es uno de los motivos más frecuentes por los que los adultos buscan una solución, incluso décadas después del diagnóstico inicial.
Más allá de lo fisiológico, el estrabismo puede marcar profundamente la autoestima, en especial durante la infancia. “Si el niño tiene 6-7 años y aparece en mi consulta con el ojo desviado, no pierdo el tiempo. Intento resolverlo lo más rápido posible. No quiero que dañe su autoestima, que se sienta diferente, peor que los demás, más feo o inseguro al hablar con otros niños, sobre todo si lo puedo resolver con facilidad”, afirma el doctor.
En adultos, la repercusión emocional también es notable: “Nunca tengo citas, no consigo hablar cómodamente con otras personas, uso el flequillo para taparme un ojo… son quejas habituales en mi consulta”. El oftalmólogo reconoce que, aunque arregla el problema físico, el psicológico llevará años.
La mejora estética tras una cirugía puede ser profundamente transformadora. Sentirse cómodo con la propia mirada favorece la integración social, la autoconfianza y el bienestar emocional. Por eso, los especialistas insisten en que no hay que subestimar el componente psicológico del estrabismo, ni retrasar la búsqueda de soluciones pensando que es “solo un tema estético”.

Perspectivas sobre el futuro
En la actualidad, la cirugía de adultos despiertos con sedación se va imponiendo. Los riesgos son menores y el resultado es mejor que con anestesia general. De igual forma, Hurtado explica que el postoperatorio es cada vez menos molesto porque se usa una especie de pegamento natural en vez de puntos de sutura.
Hurtado también confía en que la inteligencia artificial ayude a ajustar resultados y mejorar el porcentaje de éxito, en un futuro cercano. Lo ideal es encaminarse a un posoperatorio menos molesto, sin puntos y sin sangrados.
“En el futuro muy lejano, imagino tratamientos con impulsos cerebrales que reequilibren el problema eléctrico o una cirugía de estrabismo con el paciente despierto y con unas ruedas acopladas a los músculos de los ojos (como si fueran el volumen de un tocadiscos) que podremos mover a nuestro antojo para ajustar perfectamente la posición,” concluye.
La experiencia que también educa
En su consulta, Hurtado apuesta por una atención basada en la confianza. Una parte fundamental de su enfoque consiste en ofrecer información clara y completa a los pacientes y sus familias. Por eso, entrega sus propios libros sobre estrabismo como material de apoyo tras la consulta, permitiendo que las decisiones médicas se tomen con más serenidad y comprensión en casa.
Esta combinación de trato cercano y educación visual ayuda a tomar decisiones a tiempo. El objetivo no es solo alinear los ojos, sino ofrecer herramientas para entender, aceptar y tratar el estrabismo desde una perspectiva integral.
Lo ideal es que cada paciente salga de la consulta no solo con un diagnóstico, sino con una hoja de ruta para recuperar el equilibrio visual… y emocional.
Cortesía de Muy Interesante
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