El Eternauta, en Netflix: qué y cuánto cambia la serie lo que era el cómic original

Más de un fan lector de El Eternauta se habrá quedado con la boca abierta sentado en el sillón de su casa cuando vio la escena con la que abre la serie de Netflix, protagonizada por Ricardo Darín. No solo no empezaba igual que la obra de Héctor Germán Oesterheld y el dibujante Francisco Solano López, sino que la protagonizaban tres amigas, adolescentes, a bordo de un velero que navega frente a Buenos Aires.

Y habrá muchos más cambios ya en ese primer episodio, y en los que vienen…

Pero a los fans más tenaces y obstinados: no, no se preocupen, que los cascarudos del original están…

La adaptación modifica elementos claves

La adaptación modifica algunos elementos que son claves e influyen en el desarrollo de todo, de la historia y de sus personajes. Hay algo esencial: la trama transcurre no en los años ‘50, sino en la actualidad.

Juan Salvo (Ricardo Darín) hora tiene más de 60 años, no los cuarenta del original.

El Eternauta, en su base, es una historia de amistad, de supervivencia, de rebeldía y de enfrentar a un Mal que viene de afuera, un enemigo externo. Oesterheld la pensó como una obra de ciencia ficción ambientada en Buenos Aires, en una época en la que la Guerra Fría tras la Segunda Guerra Mundial ya había arrancado.

Los dilemas éticos que planteaba no faltan, lo mismo que el lema de que nadie se salva solo, del heroísmo que une. El individualismo de hoy no es como el sentimiento más colectivo de los años ‘50, cuando comenzó a publicarse el cómic en el semanario Hora Cero, en 1957. Y en eso también el coguionista y director Bruno Stagnaro innova o renueva su visión.

O sea, puede haber muchos cambios -de personajes, de actitudes, de escenas- porque adaptar es precisamente eso: transformar un material en otro al trasladarlo de un formato a otro.

“El Eternauta” original transcurría en la Zona Norte de Buenos Aires… Igual que ahora, pero en otro tiempo.

Fanáticos puristas en furia

Seguro a más de un fanático, o a un purista, el cambio de época, el agregado de un personaje (Omar, que interpreta el coguionista Ariel Staltari), la edad de la hija de Juan Salvo y la falta de un narrador, que era el propio Oesterheld, le pueden alterar la salud.

Hubo que esperar casi 70 años para que la epopeya de Juan Salvo llegara a una pantalla. Los proyectos que soñaron desde Pino Solanas y Adolfo Aristarain a Lucrecia Martel, y que ansiaban protagonizar Federico Luppi o Leo Sbaraglia se fueron cayendo hasta que ahora Stagnaro y compañía hicieron la adaptación al formato serie.

“La” escena del primer episodio

Juan Salvo (Ricardo Darín) se junta como todos los viernes a jugar una partida de truco –aquí, en la casa de su amigo Favalli (César Troncoso)- junto a Lucas (Marcelo Subiotto) y a Polsky (Claudio Martínez Bel), en la zona norte del Gran Buenos Aires. Ahí ya hay un cambio, porque en ese lugar se suma un familiar de Polsky, el mencionado Omar. El lenguaje es bien argento (me pregunto cómo será el subtitulado al inglés, o a cualquier otro idioma) y whisky va, whisky viene, se corta la luz. Lo molesto no es el corte (al fin y al cabo, estamos en la Argentina, y en verano), pero lo extraño es que comience a nevar.

Juan Salvo empuña un arma. La adaptación a explica cómo algo del pasado del personaje influye. Juan Salvo empuña un arma. La adaptación a explica cómo algo del pasado del personaje influye.

En eso, todo sigue igual: uno saldrá a la calle, sin protegerse, y todos descubrirán desde adentro de la casa que sí, que la nieve, esa nieve, es mortal.

La trama en ese episodio inicial es más o menos fiel al original: un grupo de hombres y una mujer, Ana (Andrea Pietra), la mujer del más práctico Favalli, se encuentran atrapados así por esa extraña nevada mortal.

Luego, más cosas se acomodan o adecuan.

Andrea Pietra y Carla Peterson con Marcelo Subiotto. Ahora los personajes femeninos tienen más peso.Andrea Pietra y Carla Peterson con Marcelo Subiotto. Ahora los personajes femeninos tienen más peso.

Que Juan Salvo sienta que deba ir a buscar a su hija, quizá no sea lo mismo que imaginó Oesterheld. Antes se llamaba Martita y era una niña, ahora se llama Clara y es una adolescente (Mora Fisz), por lo que probablemente el personaje cuente con más armas para defenderse. Y su esposa Elena (Carla Peterson) ahora es su ex, y ya no tiene un rol decorativo, sino mucho más activo.

Los cambios también se dan en los hombres. Al tener 20 años más que en el relato original (rondan los 60, no son cuarentones), son más duchos, tienen más experiencia y siempre vivir en la Argentina significa atravesar crisis y salir adelante con lo que se pueda…

No es la idea aquí spoilear, aunque Stagnaro aprovecha a realizar algunos cambios en Juan Salvo, que tienen que ver con la historia argentina que Oesterheld no podía imaginar (Malvinas, ¿la crisis de 2001?).

Igual, faltan aún los enfrentamientos más icónicos.Igual, faltan aún los enfrentamientos más icónicos.

Un esfuerzo de producción notable

Faltan por ver los enfrentamientos más icónicos, los combates más relevantes. Pero por lo visto hasta aquí, hay un esfuerzo de producción notable en todo lo que tiene que ver con los efectos, con la nevada, con los edificios destrozados.

Habrá que ver cómo sigue el desarrollo de El Eternauta. Aún no estarían escritos los guiones de lo que viene, y menos aún se ha realizado el casting de nuevos personajes.

Pero a pocos podía sorprender que se anunciara que habría una segunda temporada de El Eternauta, porque el desenlace de la primera, el final del sexto capítulo, no está resuelto. Todo lo que Stagnaro cuenta no llega ni a la mitad de la obra original.

“El Eternauta” tuvo varias publicaciones desde que empezó como una tira, por 1957.

¿Habrá segunda y tercera temporada?

La pregunta es si harán segunda y hasta una tercera, estirando escenas como en algunos episodios de la primera temporada.

El ejemplo más a mano es el de The Handmaid’s Tale, El cuento de la criada. La serie con Elisabeth Moss ya va por la sexta temporada, cuando en la primera se desarrollaba casi todo lo que Margaret Atwood había escrito en su novela de 1985.

El Eternauta, entonces, readapta el original, pero no lo traiciona. Y si ver la avenida Santa Fe, en Martínez, con el cartel del excine Bristol nevado al final del primer episodio ya erizaba la piel…

Cortesía de Clarín



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