El Frankenstein de Guillermo del Toro innova y reanima al monstruo y lo vuelve personal con su imaginería visual

Los sueños, si se puede, hay que realizarlos, convertirlos en realidad. Y Netflix le volvió a dar piedra libre a Guillermo del Toro -como con Pinocho-, desde el presupuesto hasta la libertad creativa. Del Toro era un niño cuando vio por primera vez el Frankenstein de James Whale (el de 1931), en el que Boris Karloff interpretaba a la Criatura.

Y el futuro director de La forma del agua se estremecía: se veía a sí mismo en ese personaje creado por la pluma de Mary Shelley: “Esto es algo sobrenatural, y ése soy yo. Así es como soy. Por eso no encajo” se decía y convencía.

Guillermo del Toro y su monstruo personal

El Frankenstein que esta semana estrena en pocas salas y el 7 de noviembre llega por streaming a Netflix es una visión y versión personal del realizador nacido en Guadalajara. Al adaptar la novela no es que crea otra historia, sí innova, modifica, pero no distorsiona el sentido original.

A los puristas puede que le resulte una pataleta al hígado. Se entiende: Elizabeth (Mia Goth, de otro clásico del terror reciente: Pearl) ya no es la prometida de Víctor Frankenstein (Oscar Isaac), sino de uno de sus hermanos menores (interpretado por Felix Kammerer, si le ven cara conocida, era el protagonista de Sin novedad en el frente; el otro hermano ni aparece en la película). Por Elizabeth, sí, el científico se siente sexual y románticamente atraído.

Víctor Frankenstein (Oscar Isaac) es egocéntrico y un tirano que se cree una víctima. Fotos Netflix

Un personaje nuevo

Aparece un personaje, Harlander (Cristophe Waltz), algo así como el mesías o mejor el productor de Víctor, el que le solventa los gastos para armar a la Criatura a partir de cadáveres, que nunca se cruzó por la mente de Shelley. Y si Víctor huye de su laboratorio no lo hace por advertir el horror de su creación, como sucede en el libro, si no que antes intenta prenderlo fuego.

Vaya uno a saber qué motivó a Del Toro a reinterpretar a su protagonista -lo volvió mucho más villano y egocéntrico- y a inventar a Harlander. Que Goth encarne a Elizabeth y también a Claire, la madre de Víctor, es otra disyuntiva.

Si alguien no leyó Frankenstein se llevará una impresión, no errónea, pero sí peculiar -no contraria- de la novela original.

Detrás de las costuras de la Criatura está Jacob Elordi.Detrás de las costuras de la Criatura está Jacob Elordi.

Imaginería visual

Lo que Del Toro logra con su fantástica imaginería visual en dos horas y media no termina de coagular o solidificarse en el frío que impera en el marco de la Guerra de Crimea, y cerca del Artico donde sitúa buena parte de la trama. Allí, en la cercanía del buque en el que Víctor y la Criatura (Jacob Elordi) contarán al capitán Anderson (y no Walton, que sí existe en la novela, pero no en muchas adaptaciones cinematográficas) cada uno la historia desde su punto de vista.

Sí, porque la Criatura aprende a hablar espiando secretamente a una familia, la del hombre ciego, otro que si les parece conocido es porque lo encarna David Bradley, el conserje del colegio Hogwarts Argus Filch en la saga de películas de Harry Potter.

Víctor, que desafía a todo el que se le cruce que tenga más poder que él, rivaliza con Dios, sí, pero también con su padre (Charles Dance), el cirujano tiránico que tanto dejó en la psiquis de su hijo mayor.

Mia Goth, que interpreta dos papeles, Oscar Isaac y la creación del monstruo.Mia Goth, que interpreta dos papeles, Oscar Isaac y la creación del monstruo.

El Frankenstein moderno de Del Toro

Frankenstein es la primera novela moderna de ciencia ficción, y eso que fue publicada en 1818. Del Toro, salvo en algún momento excepcional -la fuerza del Prometeo es un tanto ridícula, inverosímil-, quiere volverla más realista.

¿Cómo? Con un Víctor más humano en sus contradicciones. Con una Criatura que oculta el rostro del carilindo Jacob Elordi (Euphoria, Elvis Presley en la Priscilla de Sofia Coppola), pero que lo construye, con sus uniones cosidas, y con su andar estrafalario y excéntrico.

Guillermo del Toro es un genio creativo, y se ha ganado todo su derecho en plasmar sus ideas como mejor le parece. Pero su visión romántica -este Frankenstein no es un filme de terror, aunque sí violento y no ahorra escenas que puedan llevar, no a las náuseas, pero a causar repulsión, nada nuevo en su cine- fue más contundente, era más traslúcida cuando habló de otro monstruo en La forma del agua.

“Frankenstein”

Drama / Horror. México / Estados Unidos, 2025. 149’, SAM 16. De: Guillermo del Toro. Con: Oscar Isaac, Jacob Elordi, Mia Goth, Christoph Waltz, Felix Kammerer. Salas: Patio Bullrich, Atlas Caballito y Nordelta, Cinema Devoto, Cacodelphia.

Cortesía de Clarín



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