El funeral del papa Francisco, fallecido este lunes a los 88 años, deberá celebrarse entre el viernes y el domingo de esta semana, tal y como establecen las reglas, y esta misma tarde se procedió al sellado de su departamento pontificio. Francisco también dejó su huella en este rito, al simplificar varios de sus momentos más tradicionales. El Papa dispuso en su testamento la voluntad de ser enterrado en una capilla en la basílica de Santa María la Mayor y en una tumba sencilla.
La legislación vaticana vigente, el ‘Ordo Exsequiarum Romani Pontificis’, un documento que regula las exequias papales, y la constitución apostólica ‘Universi Dominici Gregis’, indican que el funeral debe celebrarse entre el cuarto y sexto día de la muerte. En base a esa información, según valora la Santa Sede, el funeral debería celebrarse un día entre el próximo viernes y el domingo, aunque la fecha del funeral será decidida previsiblemente el martes en la primera congregación de cardenales, un órgano que regula este proceso hasta la elección de un sucesor.
¿Qué dice el testamento del Papa?
En un testamento publicado este lunes por el Vaticano horas después de su fallecimiento, Francisco expresa su voluntad de un sepulcro “sencillo”, en una basílica de Roma dedicada al culto de María. “Sintiendo que se acerca el ocaso de mi vida terrenal y con una viva esperanza en la vida eterna, deseo expresar mi voluntad testamentaria únicamente en lo que respecta al lugar de mi sepultura”, dice el testamento del jesuita argentino, con fecha del 29 de junio de 2022.
En él, el Papa pide que sus restos mortales “descansen, esperando el Día de la Resurrección, en la basílica papal de Santa María la Mayor”, en el centro de Roma. También da instrucciones precisas sobre su lugar de descanso, “el nicho ubicado en la nave lateral entre la capilla Paolina (capilla de Salus Populi Romani) y la capilla Sforza de la mencionada basílica papal”. Francisco pide un sepulcro “de tierra, sencillo, sin ninguna decoración particular y con una única inscripción: Franciscus”.
El rito fúnebre incluirá una serie de gestos con hondura histórica: el rostro del papa será cubierto con un pañuelo de seda, y dentro de su féretro se colocará un cilindro metálico que resguardará un pergamino con sus principales logros y una bolsa con monedas acuñadas durante su pontificado. Esta última práctica, que combina simbolismo y memoria, refleja la duración de su servicio: monedas de oro por cada año, de plata por cada mes, y de bronce por cada día.
Otra tradición que conserva su fuerza simbólica es la destrucción del Anillo del Pescador, emblema del poder pontificio. Junto con el sello papal, será destruido para evitar falsificaciones, marcando así el fin oficial del papado de Francisco y el comienzo del período de “sede vacante”. El departamento del papa, tanto el de su residencia en la Casa Santa Marta como el del Palacio Apostólico, que no usaba, fueron sellados, como manda la tradición, tras su fallecimiento.
El rito del sellado se lleva a cabo para que, tras la defunción, se garantice la seguridad de todos los documentos y pertenencias del papa fallecido. El lunes por la tarde se procedió a sellar con una cinta roja y un lacre de mismo color las puertas del departamento del Palacio Apostólico, que Francisco no usó ya que desde su elección en 2013 decidió residir en la más animada residencia Casa Santa Marta.
Cortesía de Página 12
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