Durante años, la narrativa arqueológica sobre el noroeste de África ha estado marcada por una gran laguna: la falta de evidencias sobre sociedades organizadas antes de la llegada de los fenicios. Sin embargo, un reciente hallazgo en Marruecos ha cambiado esta percepción. En el yacimiento de Kach Kouch, un equipo de arqueólogos ha descubierto los restos de un asentamiento que data de hace 4.200 años, lo que demuestra que la región estaba habitada mucho antes de lo que se pensaba.
Este hallazgo, publicado en la revista Antiquity, revela una historia hasta ahora oculta sobre las comunidades que prosperaron en el área antes de la influencia fenicia. Lejos de ser una tierra vacía esperando la llegada de civilizaciones avanzadas, el estudio demuestra que estos pueblos practicaban la agricultura, criaban ganado y tenían una arquitectura bien definida.
La vida en Kach Kouch: un pueblo olvidado por la historia
Los primeros vestigios de ocupación en Kach Kouch se remontan al 2200-2000 a.C. En esta primera fase, los arqueólogos encontraron fragmentos de cerámica, herramientas de piedra y huesos de ganado, lo que sugiere la presencia de grupos humanos que probablemente se asentaban de forma estacional. Sin embargo, el gran salto llegó alrededor del 1300 a.C., cuando la comunidad floreció con una estructura más estable y compleja.
Los habitantes de Kach Kouch construyeron viviendas con un sistema basado en un entramado de madera recubierto de barro endurecido. Este método, utilizado en muchas civilizaciones antiguas, proporcionaba un equilibrio entre resistencia y aislamiento térmico. Además, la sociedad de Kach Kouch no solo se basaba en la caza y la recolección, sino que había desarrollado una economía agrícola diversificada, cultivando cebada, trigo, habas y guisantes, y criando bovinos, ovinos y caprinos.

El impacto fenicio y la transformación de la arquitectura
El panorama cambió con la llegada de los fenicios alrededor del 800 a.C. A diferencia de lo que se pensaba, estos navegantes no colonizaron un territorio deshabitado, sino que entraron en contacto con una sociedad ya establecida. En lugar de imponer un modelo arquitectónico completamente nuevo, los habitantes de esta región comenzaron a hibridar sus construcciones, incorporando bases de piedra—una característica distintiva de la arquitectura fenicia—sobre las cuales seguían levantando las estructuras de acacia y barro.
Este intercambio cultural sugiere que el contacto entre ambas comunidades no fue un proceso de dominación inmediata, sino una transición progresiva en la que se fusionaron tradiciones constructivas y posiblemente modos de vida. También aparecieron cerámicas fenicias, lo que indica un comercio activo con estos pueblos del Mediterráneo.

El abandono del asentamiento y el misterio sin resolver
Kach Kouch fue abandonado en torno al 600 a.C., pero los arqueólogos no han encontrado signos de destrucción o violencia. La hipótesis más aceptada es que la población local migró hacia otros asentamientos que estaban emergiendo en la costa norte de África. En esa época, Cartago estaba consolidándose como una gran potencia y es posible que la reorganización del comercio y el poder en la región influyera en el abandono del asentamiento.
La historia de Kach Kouch resuena con un tema recurrente en la arqueología: muchas veces, las civilizaciones antiguas no desaparecen por invasiones o catástrofes, sino que se transforman y se reubican conforme cambian sus necesidades y oportunidades.

Este descubrimiento desafía la vieja concepción de que el noroeste de África era una “tierra vacía” antes de la llegada de los fenicios. En realidad, la región contaba con sociedades organizadas que practicaban la agricultura, la ganadería y participaban en redes de intercambio mucho antes de la llegada de las grandes potencias mediterráneas.
Lo más revelador de Kach Kouch es su capacidad para cambiar nuestra percepción del pasado, mostrando que la historia de África es mucho más rica y compleja de lo que tradicionalmente se ha asumido. A medida que continúan las excavaciones, los arqueólogos esperan descubrir más detalles sobre la vida de estos pueblos y su relación con las civilizaciones del Mediterráneo.
Con cada nuevo hallazgo, queda más claro que la historia de la humanidad no es lineal, ni exclusiva de los grandes imperios, sino una red de culturas interconectadas que han moldeado el mundo desde tiempos inmemoriales.
Referencias
- Benattia H, Bokbot Y, Onrubia-Pintado J, et al. Rethinking late prehistoric Mediterranean Africa: architecture, farming and materiality at Kach Kouch, Morocco. Antiquity. Published online 2025:1-21. doi:10.15184/aqy.2025.10
Cortesía de Muy Interesante
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