México se encuentra en alerta por la llegada y dispersión del gusano barrenador del ganado (GBG), causado por las larvas de la mosca Cochliomyia hominivorax, una plaga que afecta principalmente a los mamíferos. Desde noviembre de 2024 se confirmó un caso en Chiapas, cerca de la frontera con Guatemala, lo que provocó la suspensión temporal de importaciones de animales en pie por parte de Estados Unidos.
Ahora, como parte de las medidas para evitar su propagación, además de las revisiones de ganado, tratamiento de lesiones, uso de productos larvicidas e inspecciones durante su traslado, México aceptó implementar una estrategia que ya funcionó en Estados Unidos: combatir a la plaga con moscas.
Empecemos por el principio. Esta plaga se propaga a través de las moscas, que depositan sus huevecillos en heridas abiertas de animales de sangre caliente. Al nacer, las larvas se alimentan del tejido vivo del huésped: es la fase del gusano barrenador del ganado.
El ciclo continúa cuando las larvas maduras caen al suelo, se entierran y se convierten en pupas. Es decir, entran en una etapa de metamorfosis antes de emerger como moscas adultas listas para reproducirse.
Una tormenta perfecta
De acuerdo con Yazmín Alcalá Canto, profesora del Departamento de Parasitología de la Facultad de Medicina Veterinaria y Zootecnia de la UNAM, actualmente se vive una “tormenta perfecta” que combina múltiples factores: el cambio climático, la evolución de la mosca, y el paso de ganado sin inspección o de forma ilegal por la frontera sur del país.
El gusano, endémico de América, había sido erradicado de México en 1991, pero ha encontrado condiciones favorables para su reproducción debido al aumento de temperaturas y su capacidad de adaptación.
Para frenar su expansión, se volverá a utilizar el “bombardeo de moscas”, pero no cualquier tipo, sino ejemplares producidos mediante la Técnica del Insecto Estéril (TIE). Esta estrategia consiste en liberar moscas estériles en el ambiente para evitar la reproducción del parásito.
La UNAM explica que esto se logra exponiendo a radiación gamma con Cesio-137 o rayos X a las pupas de 5.5 días de edad. El procedimiento no afecta su comportamiento, por lo que los machos pueden competir con las variantes silvestres. Cuando una hembra se aparea con un macho estéril, los huevos no se desarrollan, lo que reduce progresivamente la población de moscas.
El nuevo reto: hembras más selectivas
Aunque esta técnica fue efectiva hace más de 20 años, ahora enfrenta nuevos desafíos. Alcalá Canto advierte que las hembras se han adaptado y ahora pueden detectar a los machos estériles mediante feromonas, lo que hace que los rechacen. Como resultado, disminuye la eficacia del control biológico.

Ante este nuevo comportamiento, podría ser necesario liberar el doble de moscas estériles que en campañas anteriores para lograr resultados similares.
Además, hay un problema logístico: actualmente solo existe una planta productora de estas moscas en el mundo, activa desde 2006. Está ubicada en Panamá y pertenece a la Comisión Panamá-Estados Unidos para la Erradicación y Prevención del GBG (COPEG). Esto, luego de que en 2013 cerrara el criadero de moscas estériles en Tuxtla Gutiérrez, Chiapas, que operaba desde 1976, bajo el argumento de que la plaga había sido erradicada del país.
Cortesía de Xataka
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