Hace más de un millón de años, un mamut se desplomó en las frías planicies del Ártico. Hoy, más de un milenio después, sus restos han revelado algo insólito: no solo el ADN del propio animal, sino también fragmentos genéticos de los microbios que habitaron su cuerpo en vida. Esta información, rescatada de un diente fosilizado, ha cruzado intacta la barrera del tiempo.
Gracias a un esfuerzo coordinado de científicos del Centre for Palaeogenetics, un centro conjunto entre la Universidad de Estocolmo y el Museo Sueco de Historia Natural, se ha recuperado ADN microbiano host-asociado que supera el millón de años de antigüedad. Según se describe en la revista Cell, este hallazgo no solo rompe récords de conservación genética, sino que además abre un nuevo campo de estudio sobre cómo los microbios han influido en la evolución y extinción de especies.
ADN antiguo que revela microbios ancestrales
El estudio partió del análisis de 483 muestras de restos de mamuts pertenecientes tanto a especies lanudas como esteparias. De estas, 440 no habían sido nunca secuenciadas. Los investigadores aplicaron técnicas avanzadas de secuenciación genómica y bioinformática para rastrear fragmentos de ADN que pudieran estar relacionados con bacterias que convivieron con los mamuts durante su vida.
Uno de los desafíos más grandes fue distinguir el ADN de microbios antiguos de aquellos que colonizaron los restos tras la muerte del animal. Para ello, se recurrió al análisis del patrón de daño del ADN, un método que permite identificar si el material genético presenta señales de envejecimiento propias del paso del tiempo. Así, se filtraron más de 87.000 lecturas para quedarse con apenas 310 secuencias que podrían atribuirse con confianza a microbios antiguos y host-asociados.
“Los restos antiguos pueden preservar conocimientos biológicos que van mucho más allá del genoma del huésped”, explican los autores del estudio. La posibilidad de estudiar microorganismos tan antiguos abre la puerta a entender cómo evolucionaron en paralelo los mamuts y sus bacterias comensales, simbióticas o patógenas.

Seis bacterias que sobrevivieron al paso de los milenios
Los investigadores lograron identificar seis linajes microbianos que aparecían de forma recurrente en las muestras más antiguas. Estos pertenecían a géneros bien conocidos como Actinobacillus, Pasteurella, Streptococcus y Erysipelothrix. La persistencia de estas bacterias a lo largo de distintas muestras, tiempos y regiones geográficas sugiere que no eran simples contaminantes ambientales, sino que formaban parte de la microbiota de los mamuts.
Uno de los hallazgos más llamativos fue una cepa similar a Pasteurella, un género que en los elefantes actuales puede provocar enfermedades fatales. El artículo señala que esta bacteria “está estrechamente relacionada con un patógeno responsable de brotes mortales en elefantes africanos”. Dado que los elefantes actuales son los parientes vivos más cercanos a los mamuts, la presencia de este microbio en restos fósiles sugiere que los mamuts también pudieron verse afectados por patologías semejantes.
Por su parte, Erysipelothrix fue detectada en un mamut estepario de 1,1 millones de años, convirtiéndose en la bacteria host-asociada más antigua jamás secuenciada. Esta especie está relacionada con cepas modernas que causan infecciones en cerdos y otros animales. Su recuperación representa un hito técnico y conceptual en la paleomicrobiología.

ADN microbiano de 1,1 millones de años: la secuencia más antigua
Una de las muestras más valiosas proviene de un diente fosilizado de mamut estepario. En él se logró reconstruir parcialmente el genoma de una bacteria del género Erysipelothrix, ofreciendo la secuencia microbiana host-asociada más antigua conocida hasta la fecha.
El análisis reveló que el daño en el ADN de esta bacteria coincidía con el del propio mamut, lo cual sugiere que ambas secuencias envejecieron bajo las mismas condiciones. Según los autores, “el perfil de daño post mortem C-a-T de esta cepa coincide estrechamente con el del genoma del mamut estepario, lo que indica patrones similares de degradación del ADN”.
Este hallazgo es relevante no solo por su antigüedad, sino por lo que implica: es posible acceder a información genética de microbios que vivieron en animales extinguidos hace más de un millón de años, algo que hasta ahora se creía inviable.
¿Pudieron los microbios influir en la extinción de los mamuts?
Aunque el estudio no afirma categóricamente que las bacterias halladas causaran enfermedades mortales, sí plantea la posibilidad de que algunos linajes microbianos hayan contribuido a debilitar la salud de estas especies. De hecho, las muestras analizadas contenían genes relacionados con factores de virulencia, como la capacidad de formar biopelículas o evadir el sistema inmune del hospedador.
Los autores advierten, no obstante, que “la mera presencia de factores de virulencia no confirma la patogenicidad de los microbios”. En otras palabras, estos genes podrían estar presentes también en bacterias inofensivas. Sin embargo, su hallazgo en especies como Pasteurella y Streptococcus sí sugiere que al menos algunas de estas bacterias podrían haber tenido un rol activo en la fisiología —y potencialmente en las enfermedades— de los mamuts.
Este punto es especialmente relevante al considerar que la extinción de los mamuts fue un proceso complejo, probablemente multifactorial, en el que se combinaron el cambio climático, la presión humana y posiblemente también enfermedades.
Un nuevo horizonte para la paleomicrobiología
Este estudio no solo aporta datos inéditos sobre los mamuts, sino que también demuestra que la microbiota fósil es una fuente valiosa para reconstruir ecosistemas extintos. Hasta ahora, los esfuerzos de secuenciación genética en paleontología se habían enfocado casi exclusivamente en los genomas de los grandes animales. Sin embargo, los microbios que vivieron con ellos pueden ofrecer información igual o más relevante sobre su salud, dieta, adaptación e incluso comportamiento.
El trabajo del equipo del Centre for Palaeogenetics demuestra que es posible aplicar técnicas modernas de metagenómica para rescatar fragmentos genéticos viables incluso después de más de un millón de años. Esto supone una expansión radical de los límites temporales en los que se puede investigar la biología de los organismos extintos.
La conclusión es clara: la paleogenómica ya no se limita al estudio de genes de mamuts, sino que se abre a la exploración de los microbios que los habitaron. Como señala el artículo, “este trabajo abre un nuevo capítulo en la comprensión de la biología de las especies extintas”.
Referencias
- Guinet, B., Oskolkov, N., Moreland, K., Dehasque, M., Chacón-Duque, J.C., et al. (2025). Ancient host-associated microbes obtained from mammoth remains. Cell, 188, 1–14. https://doi.org/10.1016/j.cell.2025.08.003.
Cortesía de Muy Interesante
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