La civilización tartésica sigue abriendo debates históricos de gran calado. A los recientes descubrimientos de Casas de Turuñuelo, se suma un nuevo y espectacular descubrimiento arqueológico, esta vez en el yacimiento de La Bienvenida-Sisapo. Ubicado en Almodóvar del Campo, Ciudad Real, el yaciminento ha revelado un santuario tartésico que está transformando nuestra comprensión de cómo esta cultura se expandió hacia el interior de la península durante la Edad del Hierro.
El descubrimiento de un santuario de la civilización de Tartessos
Un hallazgo de 2023
El equipo de investigación, liderado por la catedrática Mar Zarzalejos Prieto de la Universidad Nacional de Educación a Distancia (UNED) en colaboración con la Consejería de Educación, Cultura y Deportes de Castilla-La Mancha, descubrió en 2023 los restos de un imponente edificio religioso de tradición oriental datado en el siglo VII a.C.
El espacio sagrado pudo excavarse a lo largo de la campaña de 2024. Este hallazgo no solo confirma la presencia tartésica en la región, sino que también sugiere una expansión más allá de su núcleo tradicional en busca de nuevos recursos mineros.
El equipo de investigación
El grupo de investigación multidisciplinar ha contado con arqueólogos, historiadores, geólogos y expertos en análisis de materiales. Esta colaboración ha permitido realizar un estudio pormenorizado tanto de la arquitectura del santuario como de los objetos encontrados en su interior. Gracias a esta colaboración interdisciplinar, además, se han podido fechar los restos con mayor precisión y contextualizarlos dentro de las dinámicas comerciales y culturales tartésicas tardías.
Tartessos: una presencia territorial más amplia
El descubrimiento es de especial significado porque desafía las ideas previas sobre los límites geográficos de la cultura tartésica. Hasta ahora, se creía que esta civilización había florecido, principalmente, en el suroeste de la península, en la actual Andalucía y parte de Extremadura. Sin embargo, la identificación de este santuario tartésico en el corazón de La Mancha sugiere una red de contactos y asentamientos más extensa de lo que se pensaba.
El yacimiento de La Bienvenida
La antigua Sisapo
El yacimiento de La Bienvenida se ha identificado con la antigua ciudad romana de Sisapo, mencionada en las fuentes grecolatinas.
Las excavaciones han revelado fases arqueológicas que abarcan desde la transición de la Edad del Bronce a la Edad del Hierro hasta la etapa romana. El yacimiento evidencia, así, un desarrollo casi ininterrumpido entre los siglos VIII a.C. y VI d.C.
Un importante centro minero
En la antigüedad, Sisapo fue un importante centro minero de Hispania, conocido por sus explotaciones de plomo, plata, cinabrio y cobre. La proximidad de las explotaciones mineras refuerza la hipótesis de que Sisapo operó como un enclave estratégico para la economía tartésica, que se basaba en la explotación y comercialización de metales.
El santuario tartésico
Una ubicación peculiar
El santuario descubierto se sitúa junto a un accidente volcánico conocido como el castillejo oriental de La Bienvenida. Esta localización no es casual: los antiguos pobladores solían seleccionar lugares de carácter singular para la construcción de espacios religiosos.
Conexiones con el mundo fenicio
El santuario se sitúa estratégicamente en una posición elevada. Presenta características arquitectónicas y rituales que lo vinculan de forma directa con otros centros religiosos del ámbito fenicio-tartésico. Entre los elementos más destacados, se encuentra un altar ceremonial con forma de piel de toro extendida, una característica típica de los santuarios tartésicos documentada en otros yacimientos como Caura (Coria del Río, Sevilla) y Malaka (Málaga).
Estos altares integraban elementos indígenas con influencias fenicias. La identificación del altar y su posición dentro del santuario sugiere que, en este espacio, se celebraban cultos vinculados a la fertilidad, la protección y la prosperidad económica, quizás en relación con la actividad minera del entorno.
Otros hallazgos relevantes en el área
Además del altar ceremonial, se han encontrado diversos objetos votivos y restos materiales que ofrecen una visión más profunda de las prácticas religiosas y la vida cotidiana de los habitantes de Sisapo durante la Edad del Hierro. Estos hallazgos proporcionan evidencia tangible de la interacción cultural y comercial entre los tartesios y otras civilizaciones mediterráneas.
Entre los objetos más destacados figuran fragmentos de cerámica decorada, elementos metálicos, figurillas votivas y restos de estructuras que sugieren la presencia de actividades rituales. Estos hallazgos refuerzan la idea de que Sisapo, además de ser un centro económico relevante en la antigüedad peninsular, también funcionó como epicentro de las redes de intercambio de la época.
Un hallazgo esencial para el estudio de la protohistoria ibérica
Un centro neurálgico
Este descubrimiento ofrece nuevas perspectivas sobre la expansión de la cultura tartésica hacia el interior peninsular. Además, proporciona evidencias ulteriores de la complejidad social y económica que operaba en Sisapo. El descubrimiento de este santuario presenta esta población como un importante centro neurálgico en las redes comerciales y culturales de la época.
La presencia de un santuario tartésico en el interior peninsular desafía las narrativas tradicionales sobre la distribución y extensión geográfica de Tarteso y abre nuevas líneas de investigación sobre la relación entre las sociedades indígenas y los colonizadores fenicios. A medida que prosigan los estudios en el yacimiento, es probable que se pueda reconstruir con mayor detalle la historia de este enigmático enclave.
Referencias
Cortesía de Muy Interesante
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