El imán más potente del mundo puede levantar un portaaviones, pero su objetivo es garantizar el suministro energético del futuro

Francia tiene el imán más grande y potente del mundo. Mide 18 metros de largo, pesa casi 1,000 toneladas y es capaz de producir un campo magnético 280,000 veces más grande que el de la Tierra. Se trata del Central Solenoid, un artefacto único diseñado para el ITER (International Thermonuclear Experimental Reactor), que actualmente se construye en la localidad de Cadarache.

La instalación de este gigantesco imán marca un paso decisivo en la búsqueda de Europa por una energía limpia, segura y prácticamente inagotable. La misión del Central Solenoid, que según los ingenieros puede levantar el peso equivalente a un portaaviones, no es militar ni mucho menos industrial, sino algo más ambicioso: imitar en la Tierra el proceso por el cual las estrellas liberan energía, es decir, la fusión nuclear.

El papel del Central Solenoid en la fusión nuclear

A diferencia de la fisión, que actualmente se emplea en las plantas nucleares, la fusión une átomos ligeros en lugar de dividir otros pesados. De lograrse, el resultado sería una energía más limpia y segura, sin los desechos altamente radioactivos asociados a los reactores actuales y con recursos abundantes, como el deuterio y el tritio.

Pero para que los átomos puedan fusionarse se necesita un plasma extremadamente caliente, de millones de grados. Ahí es donde entra en juego el Central Solenoid. Su labor es generar y mantener la corriente eléctrica necesaria para confinar ese plasma dentro de un dispositivo llamado tokamak, una cámara con forma de anillo donde los átomos de hidrógeno colisionan y se fusionan.

Un proyecto internacional

La empresa responsable de la fabricación de las piezas que componen al Central Solenoid fue General Atomics, ubicada en Estados Unidos. No obstante, las piezas fueron ensambladas en Francia. Para el traslado de un país a otro, así como la instalación, se requirió de una precisión milimétrica, pues cada módulo del solenoide pesa lo mismo que un avión comercial.

Al igual que el gigantesco imán, la construcción de ITER involucra a varios países y es liderado por la Unión Europea. Cada nación ha aportado tecnología, conocimiento y personal especializado. Aunque el proyecto fue concebido en 2006 y el proyecto se puso en marcha oficialmente en 2007, el inicio del ensamblaje de esta titánica máquina no arrancó hasta bien entrado el año 2020.

Inicialmente se tenía previsto que su construcción costara alrededor de 5,000 millones de dólares y que entrara en funcionamiento en 2020. Sin embargo, durante su construcción sufrió múltiples retrasos, lo que elevó el presupuesto hasta los 22,000 millones de dólares, más otros 5,000 millones adicionales para cubrir otros costos.

Cortesía de Xataka



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