Se ha escrito mucho sobre historia militar, el Antiguo Egipto o la Edad Media, pero, sin embargo, ¿por qué no sabemos apenas nada del pasado de los cuerpos policiales? En efecto, la historia policial es un género escasamente trabajado y divulgado por los investigadores.
Este pasado año, con motivo de la celebración del Bicentenario de la Policía Nacional, se presentó una buena ocasión para remediar esta situación. En este artículo te mostraremos algunas curiosidades bastante desconocidas de uno de los servicios públicos mejor valorados por la sociedad.
Institución bicentenaria
Gracias al cine y la literatura todos hemos oído hablar de Scotland Yard o el FBI, seguramente las policías más famosas del mundo. Sin embargo, pocas personas saben que la Policía Nacional de España se creó antes que dichos cuerpos.
Efectivamente, en 1824, apareció la Policía General del Reino. Existieron unos precedentes, pero fue en esa fecha concreta cuando se estableció un verdadero cuerpo policial contemporáneo. El mismo se caracterizó por tener una estructura implantada en todo el país, funcionamiento autónomo, marcado carácter urbano y por dar un servicio directo a la ciudadanía.
Durante este largo camino recorrido, la Policía ha experimentado numerosos cambios de denominación (Ramo de Protección y Seguridad Pública, Cuerpo de Orden Público, Cuerpo de Vigilancia, Policía Armada, etcétera) o de organigrama, pero manteniendo siempre una continuidad en sus pilares fundamentales. Por otro lado, cuando hablamos de la Policía Nacional automáticamente pensamos en un marco geográfico reducido a la España actual. Pero, lo cierto, es que, a lo largo de sus dos siglos de andadura, este cuerpo ha prestado servicio en cuatro continentes: en América (Cuba y Puerto Rico), Asia (Filipinas), África (Marruecos y Guinea), y, por último, evidentemente, en Europa. Esto ocurrió mientras dichos territorios estuvieron bajo soberanía española.
Colchones contra bombas
El terrorismo siempre ha sido un enemigo que combatir para las fuerzas del orden. A su vez, las acciones violentas de estos grupos extremistas han ido provocando la reacción y evolución de la Policía. Un buen ejemplo de esta dinámica lo planteó el desafío anarquista, concretamente entre finales del siglo XIX e inicios del XX.
Ante la presencia de los primeros artefactos explosivos ácratas los agentes se encontraban totalmente desprotegidos, debiendo retirarlos de las calles con sus propias manos. Un procedimiento habitual fue, tras desalojar la zona, hacer uso de colchones (facilitados por los vecinos del lugar) para recoger estas bombas. Con ello se trataba de amortiguar una posible explosión. Obviamente, dicha operación entrañaba un gran peligro y hubo funcionarios que fallecieron realizando estas maniobras.
Conscientes de esta falta de medios, algunos agentes desarrollaron propuestas para remediar la situación. Ese fue el caso del capitán del Cuerpo de Seguridad Enrique Pérez del Arenal, quien, en 1910, diseñó un artilugio que podría considerarse un antecedente de los actuales robots con los que cuentan los TEDAX. Este dispositivo permitía recoger artefactos a distancia, para su posterior traslado a un lugar seguro, mejorando considerablemente la seguridad de los actuantes.

Ciencia y Policía
Hubo un tiempo en que los investigadores policiales no contaban con técnicas y metodologías científicas que les permitieran desenmascarar a los delincuentes. En esa época los agentes debían emplear a fondo su instinto, experiencia y perspicacia para resolver los casos.
Una de las figuras destacadas de esa Policía precientífica fue el inspector José Trujillo Monagas, quien se distinguió por sus habilidades y perseverancia contra los criminales en la Cuba española del último tercio del siglo XIX.
A finales de dicha centuria fueron penetrando en España nuevas corrientes y técnicas criminológicas. Con ello mejoraron notablemente los métodos de identificación de los delincuentes y el esclarecimiento de los delitos. Nos referimos a la implantación de la Dactiloscopia, la Fotografía Criminal o la Antropometría.
Se trató de una verdadera renovación científica y tecnológica que modernizó la investigación criminal. Aquello supuso una auténtica revolución para las policías de todo el mundo.
Desde la Escuela de Policía de Madrid se fueron difundiendo estos nuevos conocimientos y protocolos a los agentes. Paralelamente, se establecieron los gabinetes de identificación en las comisarías de todo el país.
El comisario Ramón Fernández Luna fue el paradigma de esa nueva Policía, personificando como nadie el progreso científico aplicado a la investigación criminal. De ahí que fuera bautizado por la prensa como “el Sherlock Holmes español”. Al frente de la Brigada de Investigación Criminal llevó a la práctica con éxito estos nuevos métodos en innumerables casos, destacando el esclarecimiento del robo del Tesoro del Delfín del Museo del Prado (1918). Menos conocida, pero igualmente importante, fue la labor llevada a cabo por el también comisario Emilio Casal de Nis, autor de importantes obras de formación policial. Con todas estas enseñanzas, que bebían directamente de figuras tan reconocidas como la de Federico Olóriz Aguilera, se fue instruyendo a los futuros inspectores.

El caso del duende
Durante este largo camino la Policía ha debido enfrentarse a circunstancias de todo tipo, pero algunas, aún hoy, siguen sin esclarecerse del todo.
Este es el caso de lo ocurrido en Zaragoza a finales de 1934. Aquellos días la prensa informó de unos extraños sucesos acaecidos en un edificio. En distintas viviendas del bloque, y concretamente a través de las hornillas de las cocinas, se oía una extraña voz de origen desconocido. Los periodistas hablaron de la presencia de un “fantasma” o un “ser misterioso y sobrenatural”, pero la versión que pasó a la posterioridad fue la que afirmaba que se trataba de un duende.
Ante la creciente preocupación vecinal, la Policía entró en escena. Primeramente, el asunto fue tomado con incredulidad, pero cuando los agentes subieron a uno de los pisos y pudieron oír la voz misteriosa (que inclusive entablaba conversaciones), cambiaron de opinión.
Las pesquisas se desarrollaron a lo largo de varias jornadas, los funcionarios inspeccionaron el edificio de arriba abajo. Se desalojó por completo el lugar, se levantaron techos y suelos, y se revisaron tuberías y conductos. Examinaron el lugar un arquitecto y un forense, incluso una médium. Pero la voz continuaba y no se hallaba explicación lógica alguna.
Días más tarde, el duende se silenció y, poco a poco, la tranquilidad regresó al vecindario. Si bien el suceso nunca fue del todo aclarado, parece evidente que se trató de la acción de algún ingenioso bromista. La capital maña mantiene vivo el recuerdo de aquel episodio y actualmente aquel inmueble es conocido como el “Edificio Duende”.

Creación literaria
Han sido numerosos los policías que también han desarrollado una faceta artística. Entre ellos, se podría destacar al inspector Tomás Salvador Espeso, ganador del Premio Nacional de Literatura (1953) y del Premio Planeta (1960), y cuyas obras, incluso, fueron llevadas al cine (Cuerda de presos, 1955).
Lo más sorprendente, es que, además de la temática policíaca, también trabajó otra menos cultivada en España: la ciencia ficción. En este sentido, su obra La nave (1959) es considerada un clásico del género en nuestro país. Otras de sus creaciones fantásticas fueron las sagas de los personajes Marsuf y Martín Lord.
Otra figura destacada fue la del recientemente fallecido José Luis de Tomás García, premio Nadal en 1984 con la novela “La otra orilla de la droga”. Esta obra también fue adaptada a la gran pantalla, con el título de “Cautivos de la sombra” (1994), mostrando un duro retrato del drama provocado por la heroína en la juventud del momento.
Asimismo, pocos pueden imaginarse que detrás de historietas como El capitán Trueno o de las ilustraciones de Joyas literarias juveniles, estaba, el también inspector, Juan José Úbeda Fuentes, afamado dibujante.
Referencias:
- Diccionario biográfico español. Real Academia de la Historia.
- Fernández Barallobre, J. E. Historia de la Policía Nacional. La esfera de los libros, Madrid, 2021.
- Herrero Fernández-Quesada, M. D. y Turrado Vidal, M. Los orígenes de la Policía Española. Ministerio del Interior, Madrid, 2023.
- Palacios Cerezales, D. y Vaquero Martínez, S. Uniformados y secretas. Breve historia de la policía en España. Catarata, Madrid, 2024.
- Turrado Vidal, M. La Policía en la Historia Contemporánea de España (1766-1986). Dykinson, Madrid, 2000.
Cortesía de Muy Interesante
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