El jurado comenzó a deliberar este lunes 30 de junio en el caso de tráfico sexual de Sean “Diddy” Combs, sopesando cargos que podrían llevar al magnate del hip hop a prisión de por vida.
Después de recibir instrucciones legales del juez federal Arun Subramanian durante más de dos horas, el jurado compuesto por ocho hombres y cuatro mujeres se dirigió a deliberar a puerta cerrada. Estarán revisando siete semanas de testimonios a veces gráficos y emocionales sobre la propensión del empresario del rap, la moda y la televisión a la violencia y sus predilecciones sexuales, incluidos maratones sexuales impulsados por drogas denominados “freak-offs” o “noches de hotel”.
Combs, de 55 años, se ha declarado inocente de cargos federales de conspiración para crimen organizado, dos cargos de tráfico sexual -relacionados con dos de sus exnovias- y dos cargos de transporte para participar en prostitución por supuestamente organizar el traslado de trabajadoras sexuales a través de las fronteras estatales.
Ahora, los integrantes del jurado tienen que llegar a una decisión unánime en cada uno de los cinco cargos por los que se llevó a Diddy a juicio. Todavía no se sabe cuánto tiempo podría tomar, teniendo en cuenta la cantidad de testigos y evidencia de todo tipo que se presentaron en la causa.
Durante los alegatos finales, antes de pasar a deliberación, la defensa del rapero destacó que las mujeres que participaron de las orgias sexuales organizadas por Combs eran adultas y, según su postura, capaces y libres de tomar sus propias decisiones.
Asimismo, los abogados de Diddy se esforzaron por plantar con credibilidad la hipótesis principal que usaron para defenderlo: las mujeres que asistían a las polémicas fiestas lo hacían por dinero y placer. Por otro lado, refutaron la acusación de crimen organizado.
La fiscal Christy Slavik, por su parte, señaló que Combs se sentía “intocable” por su poder. “Pensó que su fama, riqueza y poder lo ponían por encima de la ley”, aseguró. En los argumentos finales, aseguraron que, cuando Diddy cometió los delitos “había sobrepasado tanto el límite que ni siquiera podía verlo”.
“El acusado nunca pensó que las mujeres de las que abusó tendrían el valor de decir en voz alta lo que les había hecho”, aseguró la parte acusadora. Y sentenció: “El acusado no es un dios”.
Para contrarrestar esta imagen, cuando tomó el estrado, Marc Agnifilo, el abogado de Combs, describió a su cliente como un “empresario negro exitoso, hecho a sí mismo”. Por otro lado, admitió que el músico tuvo relaciones sentimentales complicadas con sus exparejas y que en algunas de ellas medió violencia doméstica, pero le recordó al jurado que no es de esto de lo que se lo acusa en la causa.
Con respecto a las freak-offs, el abogado subrayó que, si bien Diddy mantenía allí relaciones sexuales poco ortodoxas, se trataba siempre de sexo consentido. ”Él no es un mafioso. No es un conspirador para cometer crimen organizado. No es ninguna de estas cosas. Es inocente. Está ahí sentado inocente. Devuélvanlo a su familia, que ha estado esperando por él”, concluyó el defensor.
Por su parte, el rapero prefirió no subir al estrado a testificar, lo cual fue admitido, ya que no está obligado por la ley a hacerlo. Sus abogados no llamaron a ningún testigo para la defensa, lo cual es poco convencional en juicios penales. La estrategia que adoptaron fue desafiar a los testigos de la parte acusadora con extensas indagatorias cruzadas.
Cortesía de Clarín
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