Vestidos de armiño, llevando brillantes armaduras o empuñando la espada: así solemos imaginar a los soberanos que llevaron las riendas de Europa a lo largo de la Edad Moderna. Resulta menos probable que asociemos los reyes de antaño con la compasión y el amor maternal. Y, sin embargo, durante la Edad Moderna, los monarcas europeos también se caracterizaron mediante imágenes y metáforas centradas en la maternidad que pueden parecer extrañas a la mirada contemporánea.De hecho, la imagen de la madre se utilizaba como complemento simbólico del poder masculino. Así, el rey se concebía como padre de sus súbditos, pero también como una madre que alimenta, cuida y protege. Esta dualidad respondía a la necesidad de mostrar un poder que combinara la firmeza militar y la justicia, por un lado, con la ternura y la compasión, por otro.
Fuentes bíblicas y clásicas de la imagen maternal del poder
El uso de metáforas maternas para caracterizar a la realeza moderna de los siglos XVI, XVII y XVIII hunde sus raíces en tradiciones muy antiguas. La Biblia ya ofrecía precedentes claros, como el pasaje de Isaías que habla de los reyes como “padres nodrizos” y de las reinas como “nodrizas”. Estas expresiones legitimaban la idea de que los gobernantes tenían el deber de nutrir a sus súbditos semejante al de una madre con su hijo.
Por otro lado, los modelos clásicos y naturales reforzaban el simbolismo. El monarca podía compararse, igualmente, con la tierra fértil o con un río que da vida, imágenes que estaban muy ligadas a los conceptos de maternidad.
Representaciones visuales sorprendentes
El recurso a lo maternal no se limitaba al corpus textual, sino que se plasmaba también en el arte visual. Como apuntan Luis R. Corteguera e Irene Olivares en su artículo publicado en Journal of Women’s History, el monarca Francisco I de Francia aparece con rostro barbado, símbolo de masculinidad, pero también con un cuerpo de rasgos femeninos. La inscripción que acompaña la obra lo celebra como alguien que “supera la naturaleza” al ser grande tanto en la guerra como en la paz. El rey es, al mismo tiempo, guerrero viril y madre nutricia, encarnando así un poder totalizador.
Función política de las metáforas maternas
Las imágenes de los reyes como madres cumplían un papel crucial en la legitimidad del poder. La figura materna, además de transmitir cercanía y accesibilidad, creaba un vínculo afectivo con los súbditos. En las peticiones dirigidas a los monarcas españoles, por ejemplo, era común invocar su intervención con expresiones que subrayaban esa capacidad de escucha y compasión. El rey-madre era protector de los débiles y proveedor de justicia, lo que reforzaba la percepción de que su autoridad no solo se avalía de la espada, sino también del afecto.
Una metáfora de alcance global
Aunque esta práctica suele asociarse, sobre todo, con la Europa de la Edad Moderna, el recurso a las metáforas maternas para representar el poder masculino aparece en múltiples culturas. En Egipto, por ejemplo, el río Nilo se representaba con pechos para enfatizar su carácter nutricio. Esa misma imagen se trasladaba a la figura del faraón. En otras regiones del mundo, desde África hasta Asia, encontramos expresiones simbólicas similares.

Reyes y dioses mesopotámicos como madres compasivas
La maternidad como metáfora de la autoridad no es un fenómeno exclusivamente europeo, sino un recurso frecuente en la imaginación política global. En la antigua Mesopotamia, por ejemplo, encontramos un paralelo revelador. Según un estudio de Lorenzo Verderame publicado en Ricerche storico-bibliche, los términos sumerio arhuš y acadio rēmu significaban tanto “útero” como “compasión”. Esta asociación lingüística muestra cómo, desde muy temprano, la compasión se entendía como un sentimiento profundamente vinculado a la maternidad y la feminidad.
En la literatura sumeria y acadia, se describía a los dioses y, en ocasiones, también a los reyes, como dotados de arhuš, es decir, de una misericordia que tenía origen en lo maternal. Incluso figuras masculinas como el dios solar Utu o el héroe Gilgamesh se ensalzaban por haber mostrado una compasión que recordaba a la de una madre. En los himnos y súplicas, el pueblo pedía a los dioses que lo trataran como una madre trata a su hijo, es decir, con protección y ternura.
Un ejemplo especialmente significativo aparece en la literatura sapiencial mesopotámica, en la que los fieles aquejados por la desgracia invocaban a Marduk. En el poema conocido como Ludlul bēl nēmeqi, el dios se describe como una madre compasiva que cuida del devoto igual que una vaca protege a su ternero. La divinidad suprema de Babilonia asume así atributos propios de las diosas madres, fusionando lo guerrero con lo maternal en una misma figura de autoridad. Este sincretismo apunta a que la metáfora de la maternidad fue un elemento central en la construcción de la relación entre divino y humano, entre soberano y súbditos.

El lenguaje de los símbolos y los emblemas
Durante la Edad Moderna, los emblemas, las alegorías y representaciones iconográficas funcionaron como medios fundamentales de comunicación política. El pueblo, en su mayoría analfabeto, comprendía el poder a través de imágenes cargadas de sentido. En ese contexto, la metáfora maternal adquiría una enorme fuerza. Un rey que se mostraba como madre en un grabado, pintura o emblema transmitía de inmediato la idea de nutrición y cuidado, algo que complementaba y suavizaba la imagen de una autoridad férrea.
Tensiones y paradojas en la imagen maternal del rey
Con todo, estas representaciones maternas del soberano no estaban exentas de ambigüedad. El modelo guerrero del rey, con su énfasis en la virilidad y la fuerza, chocaba, en ocasiones, con la ternura asociada a la maternidad. El resultado resultaba paradójico, pues un monarca debía ser, al mismo tiempo, severo y compasivo.
Esta tensión revela que las imágenes maternales del poder eran más una aspiración ideal que una descripción de la realidad. Su función era inspirar obediencia y amor, más que reflejar el carácter personal del soberano.

La representación de los reyes como madres en la Edad Moderna fue una estrategia política y simbólica de gran eficacia. Al recurrir a metáforas maternales, los monarcas podían transmitir cercanía, legitimidad y afecto, complementando su imagen de severidad y poder militar. Esta práctica se inserta en una tradición más amplia, compartida por culturas tan lejanas como la mesopotámica, donde el útero y la compasión eran inseparables en la concepción de la divinidad. Así, el poder masculino se revestía de atributos maternales para presentarse no solo como ejemplo de dominación, sino también de cuidado.
Referencias
- Corteguera, Luis R. e Irene Olivares. 2025. “King as Mother: Gendered Metaphors of Power in Early Modern Europe”. Journal of Women’s History 37.2: 12-30. DOI: 10.1353/jowh.2025.a960904
- Verderame, Lorenzo. 2025. “Dall’utero materno alla compassione divina. I termini arhus e rēmu nella tradizione mesopotamica”. Ricerche storico-bibliche 37.1: 27-48. URL: https://hdl.handle.net/11573/1743246
Cortesía de Muy Interesante
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