María Montessori es reconocida mundialmente por su innovador modelo educativo, que le ha granjeado numerosos seguidores. Padres y maestros valoran su método, el cual se centra en el desarrollo individual de niños y jóvenes. Además, destaca que, para su desarrollo y aprendizaje, deben contar con un entorno que responda a sus necesidades.
De acuerdo con el sitio web oficial de Montessori, “el objetivo de la pedagogía Montessori es promover el crecimiento individual de niños y jóvenes de tal manera que aprendan libre y holísticamente y, al mismo tiempo reconozcan su lugar en el mundo“. Sin embargo, hay un lado oscuro de esta visionaria educadora, el cual ha sido menos explorado.
La sombra de Montessori
En su libro, La larga sombra de María Montessori (2024), la pedagoga Sabine Seichter, reveló que Montessori sostenía ideas radicales sobre la eugenesia y la teoría racial. Según la autora, buscaba formar niños capaces, no solo intelectual y moralmente, también físicamente. Seichter afirma que Montessori buscaba crear al “niño perfecto”, según el ideal del hombre blanco europeo.
Según el medio Deutschlandfunk Kultur, el libro de Seichter afirma que en la concepción de Montessori existían personas “normales” y “anormales“, y calificaba a niños con discapacidades como “monstruos” o “parásitos de la sociedad“. De acuerdo con la autora, Montessori estaba convencida de que estos niños debían estar separados de los llamados “niños normales” en las instituciones educativas, con el fin de construir una mejor sociedad a partir de la llamada “gente normal“.
Otra voz crítica de la educadora es la de Heinz-Elmar Tenorth, catedrático emérito de Pedagogía Histórica en la Universidad Humboldt de Berlín. Él subraya la afinidad de Montessori no solo con las ideas de Mussolini, sino también con las de Hitler. “Todavía le resulta difícil soportar leer los escritos con sus pensamientos sobre el niño perfecto”, dice, “por eso hizo propaganda y buscó aliados, desde Hitler hasta Mussolini, pues creía que eran los únicos que podían ayudarla a producir un niño así“.
Un tema poco explorado
Daniel Arjona, de El Confidencial, cuenta que en 1928 Montessori envió una carta a Benito Mussolini. En esta solicitaba el respaldo del dictador para llevar a cabo lo que ella describía como “un plan divino“: transformar la educación a nivel mundial y forjar, según sus palabras, “el centro irradiante en su raza”. Este documento aparece en la biografía El niño es el maestro. Vida de María Montessori de Cristina De Stefano.
Aunque la biografía de De Stefano presenta una imagen positiva de la educadora, también deja entrever aspectos poco reconocidos, como su ferviente catolicismo y sus vínculos con el misticismo. Uno de los episodios más dramáticos de su vida fue el nacimiento de un hijo ilegítimo, al que años más tarde la educadora optó por hacer pasar como “su sobrino“.
La relación de María Montessori con el fascismo es un tema poco explorado. El primer estudio al respecto fue la polémica tesis doctoral de la profesora Giuliana Marazzi, escrita en 1994. En esta, la autora narra que “precisamente en los años del fascismo, se fundó la Ópera Montessori, que aún hoy desarrolla una actividad de difusión y control sobre este método de enseñanza“. En su trabajo, Marazzi cuestiona el silencio que durante décadas había rodeado esos episodios.
![Metodo Montessori](https://jlanoticias.com/wp-content/uploads/450_1000-8.jpeg)
El legado
Pese a ser reconocida mundialmente por cambiar la visión de la infancia, Montessori se mostró dispuesta a utilizar sus ideas para favorecer la consolidación de un sistema político autoritario. Seichter señala que la educadora no abandonó sus ideas fascistas ni siquiera después de que cayó el régimen. “Estaba convencida de que todavía era necesario el control político para gestionar y planificar la reproducción, es decir, la descendencia de un país”.
Arjona menciona que lo que hoy se celebra como un avance pedagógico se vistió en aquella época con tintes ideológicos ambiguos y controvertidos. En la actualidad María Montessori es reconocida como una heroína de la educación entre las instituciones que aplican su célebre método. Gracias a este, se ha erradicado gradualmente la idea de que los adultos debe adoptar una posición de fuerza y superioridad ante la infancia.
En opinión de Stefano, lo importante es conocer los aspectos tanto positivos como negativos de un personaje tan complejo como ella. “María Montessori era un genio, y los genios raramente son personas fáciles. Era autoritaria, estaba convencida de que Dios le había confiado una misión y era muy oportunista a la hora de buscar apoyos en cualquier parte“.
Cortesía de Xataka
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