El legado se construye con diversificación y planeación patrimonial

Para muchos, la inversión y la planeación patrimonial son temas complejos y a menudo intimidantes. Sin embargo, en un mundo financiero en constante cambio, se presentan como herramientas esenciales para construir un futuro sólido y seguro. No se trata solo de acumular riqueza, sino de protegerla, hacerla crecer y, sobre todo, asegurar que beneficie a las próximas generaciones. La clave para lograrlo reside en dos pilares fundamentales: la diversificación y la planeación sucesoria.

La diversificación es un concepto simple pero poderoso, consiste en distribuir el dinero entre diferentes tipos de activos, como acciones, bonos, bienes raíces y fondos de inversión, de ahí el dicho “no se deben poner todos los huevos en la misma canasta”. Si una inversión tiene un mal desempeño, las otras pueden compensar las pérdidas, mitigando el riesgo general del portafolio.

¿Por qué es tan importante? Un solo evento, ya sea una crisis económica, un cambio en la industria o un problema en una empresa, puede tener un impacto devastador si se tiene todo el dinero concentrado en un solo lugar. Al diversificar, se crea una especie de amortiguador financiero que protege de la volatilidad del mercado. La diversificación no elimina el riesgo por completo, pero lo reduce a un nivel más manejable, permitiendo dormir más tranquilo.

Por otro lado, la planeación sucesoria es el siguiente paso lógico. Es el proceso de decidir cómo y a quién se transferirán los activos después del fallecimiento. Un plan de sucesión bien elaborado va más allá de un simple testamento; incluye la designación de herederos, la creación de fideicomisos y la estructura legal para asegurar una transición fluida.

Sin una planeación adecuada, la familia puede enfrentar largos y costosos procesos legales, conflictos y la posible pérdida de parte del patrimonio. La falta de un plan claro puede generar tensiones y divisiones, dañando lazos familiares que van mucho más allá de las finanzas.

Uno de los mayores desafíos es cómo involucrar a los hijos y nietos en estos temas. A menudo se piensa que es mejor mantenerlos al margen para protegerlos de las complejidades del dinero, pero esta mentalidad puede ser contraproducente. La mejor manera de asegurar que el legado perdure es a través de la educación y la comunicación abierta.

● Se debe empezar temprano y de forma gradual: Iniciando conversaciones sobre el valor del ahorro y la inversión de forma sencilla y sin presiones. Utilizando ejemplos de la vida real.

● Siendo transparente: Compartiendo las razones detrás de las decisiones financieras. Explicando la importancia de la diversificación y por qué se han elegido ciertos caminos.

● Invitándolos a participar: Se puede considerar incluirlos en reuniones con los asesores financieros. Escuchar la opinión de un experto puede hacer que los conceptos sean más tangibles y menos abstractos.

● Enfocándose en los valores, no solo en los números: Hablando sobre el propósito de la riqueza y el legado que se quiere dejar. ¿Qué valores se quieren transmitir a través de los bienes? ¿Cómo puede el patrimonio ayudar a la familia y a la sociedad?

La diversificación y la planeación patrimonial no son solo estrategias financieras; son actos de responsabilidad y cuidado hacia el futuro de la familia. Permiten construir un legado que no sólo perdura, sino que también prospera, dejando a la siguiente generación una base sólida para que ellos mismos puedan tomar decisiones financieras inteligentes. Al abrir el diálogo y educar a los seres queridos, no solo se les deja un patrimonio, sino también un invaluable conocimiento que les servirá toda su vida.

*Banquero Privado UHN, BBVA Banca Patrimonial y Privada

Cortesía de El Economista



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