El libro de divulgación que no sabías que necesitabas: una historia de la ciencia y la tecnología para todos los públicos

Un día cualquiera, hace más de dos mil años, un hombre se metió en una bañera y, en cuestión de segundos, cambió la historia de la ciencia. La historia cuenta que, al sumergirse en el agua, notó cómo su volumen desplazaba el líquido y, de repente, comprendió un principio fundamental de la flotación. Salió corriendo, desnudo por las calles de Siracusa, gritando ¡Eureka!—”¡Lo he encontrado!”. Ese hombre era Arquímedes, y ese momento es solo una de las muchas historias fascinantes que han marcado nuestra comprensión del mundo.

Pero la historia de la ciencia está llena de muchos más Eurekas—momentos en los que una idea ilumina la mente de un genio y transforma el curso de la humanidad. Y eso es, precisamente, lo que nos ofrece Historia de la ciencia y la tecnología (Pinolia), de Daniel Torregrosa: un recorrido apasionante por los grandes hitos del conocimiento humano, desde la invención de la rueda hasta la inteligencia artificial.

Este libro no es solo un compendio de descubrimientos e inventos: es una narración vibrante sobre la evolución del pensamiento humano. No se limita a enumerar hechos científicos, sino que nos sumerge en los contextos, las anécdotas y las curiosidades que rodearon cada avance. Porque la ciencia no ocurre en el vacío: está moldeada por las culturas, las rivalidades, los errores y las casualidades. Y en cada una de estas historias, hay un Eureka esperando ser descubierto.

No siempre fue un grito de alegría

Si pensamos en la ciencia, solemos imaginar momentos de triunfo: Newton viendo caer una manzana y formulando la ley de la gravedad, Marie Curie descubriendo la radiactividad o Galileo apuntando su telescopio al cielo y revolucionando la astronomía. Pero la historia de la ciencia no siempre ha sido un camino recto de progreso; también está llena de obstáculos, errores y resistencias.

Arquímedes no solo tuvo su Eureka en la bañera. También diseñó máquinas de guerra para defender Siracusa del asedio romano y terminó asesinado por un soldado que ignoró sus súplicas de respetar su trabajo. Galileo, por su parte, fue condenado por la Inquisición por defender la idea de que la Tierra gira alrededor del Sol. Y Rosalind Franklin, la científica clave en el descubrimiento de la estructura del ADN, murió sin recibir el reconocimiento que se llevaron Watson y Crick.

La ciencia avanza a base de aciertos, sí, pero también de injusticias, luchas y silencios impuestos. Y en este libro, Torregrosa va más allá de las victorias, pues rescata las historias de aquellos cuyos nombres han sido olvidados o cuyos descubrimientos fueron enterrados por el miedo, el dogma o la simple mala suerte.

Material de laboratorio y biblioteca. Fuente: ChatGPT / E. F.

Momentos de genialidad… y de pura casualidad

Uno de los aspectos más fascinantes de Historia de la ciencia y la tecnología es cómo nos muestra que muchos de los avances que damos por sentados no fueron fruto de una planificación meticulosa, sino de la pura casualidad.

La penicilina, por ejemplo, fue descubierta por Alexander Fleming porque dejó unas placas de cultivo bacteriano sin limpiar antes de irse de vacaciones. Al volver, notó que un hongo había matado las bacterias a su alrededor. Si no hubiera sido tan descuidado, la era de los antibióticos podría haber llegado mucho más tarde.

Algo parecido ocurrió con el microondas, que nació cuando un científico notó que una barra de chocolate en su bolsillo se derretía mientras trabajaba con ondas electromagnéticas. O con los rayos X, que Wilhelm Röntgen descubrió mientras experimentaba con tubos de vacío y notó un brillo extraño en una pantalla cercana.

Estos “accidentes afortunados” nos recuerdan que la ciencia no es solo lógica y cálculo, sino también un juego de observación, curiosidad y, a veces, suerte.

De la rueda a los circuitos cuánticos

Uno de los grandes aciertos de Torregrosa en este libro es la forma en que nos hace ver la historia de la ciencia como una línea continua, en la que cada avance se apoya en los anteriores.

La invención de la rueda en Mesopotamia no solo revolucionó el transporte, sino que marcó el inicio de una serie de innovaciones mecánicas que llevarían siglos después a la Revolución IndustrialEl descubrimiento de la electricidad en el siglo XVIII abrió el camino para la era de la computación en el siglo XX, y los primeros algoritmos matemáticos desarrollados por Al-Juarismi en el siglo IX sentaron las bases de la inteligencia artificial que hoy define nuestra era.

A lo largo del libro, nos encontramos con un hilo conductor que une todas estas revoluciones científicas y tecnológicas: la capacidad humana de hacer preguntas y buscar respuestas, de probar y equivocarse, de imaginar lo imposible y hacerlo realidad.

La rueda es uno de los inventos más colosales de la historia de la humanidad. Fuente: ChatGPT / E. F.

Un libro para los curiosos

Si alguna vez te has preguntado cómo pasamos de pintar en cuevas a lanzar telescopios al espacio, este es tu libro.No importa si no tienes formación científica: Torregrosa tiene el don de hacer que la historia de la ciencia sea accesible, entretenida y profundamente inspiradora.

Cada capítulo es una invitación a maravillarse con la genialidad humana, a descubrir la historia detrás de los objetos y conceptos que damos por sentados, y a entender que la ciencia no es solo cosa de laboratorios y ecuaciones, sino una aventura de creatividad, desafío y, a veces, un poco de locura.

Porque la historia de la ciencia y la tecnología no es solo la historia de los grandes genios. Es la historia de cómo hemos aprendido a mirar el mundo, a entenderlo y a transformarlo. Y en cada descubrimiento, hay un Eureka esperando a ser encontrado.

Cortesía de Muy Interesante



Dejanos un comentario: