
Las mujeres se enfrentan a una lucha constante por ser tomadas en cuenta, y cuando llegan a una posición de dirección se encuentran con otra batalla, la menopausia, la cual genera sudoraciones repentinas, enrojecimientos o dificultades para encontrar las palabras adecuadas en una reunión, estos síntomas se suelen relacionar con una menor autoeficiencia, mayor ausentismo laborar, incluso hace que otros perciban a las mujeres con mejor capacidad de liderar.
De acuerdo con el informe Menopausia: un problema de salud y bienestar global que requiere atención urgente, en el mundo más de 1,200 millones de mujeres viven con menopausia. En México, la Secretaría de Salud estima que más de 6,000 millones de mujeres, de entre 45 y 65 años, se encuentran en etapa de climaterio.
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Los síntomas que puede causar la menopausia, como sofocos, y confusión mental pueden marcar el fin de la carrera de las mujeres lideres; sin embargo, un estudio de la consultora Catalyst muestra que las organizaciones que otorgan apoyos durante la menopausia tienen mayor innovación, compromiso y percepción de inclusión, lo que beneficia un mejor desempeño laboral y la rentabilidad de la empresa.
¿Cómo las mujeres en puestos directivos afrontan la menopausia?
Para conocer cómo las mujeres lideres habían enfrentado la menopausia en el ámbito laboral, Liza Barnes de la Universidad de Drexel y Johannah Stockdale, estudiante de doctorado en la Universidad Estatal de Pensilvania, entrevistamos a 64 mujeres directivas de mediana edad, en la perimenopausia o posmenopausia en Estados Unidos, Canadá y el Reino Unido.
El texto publicado en Harvard Business Review encontró que las mujeres lideres no solo sobrevivieron a la menopausia, sino que aprendieron a prosperar durante la etapa, es decir, se fortalecieron, pusieron más atención en su salud y apostaron por mejorar los sistemas para las futuras mujeres lideres.
“No existen soluciones rápidas para las líderes con menopausia. Se trata de etapas en una travesía heroica de varios años, donde la búsqueda por aprender más sobre su propia menopausia evolucionó hasta aprovechar su conocimiento, habilidades y posición para brindar mayor apoyo a otras personas”.
Luego de la investigación, las especialistas recabaron cinco pasos que suelen seguir las mujeres directivas que llegan a la etapa del climaterio y que les ayudó a congeniar la menopausia y el mundo laboral.
1. Autodefensa y autocuidado
Las líderes entrevistadas reconocieron que la menopausia impactó su desempeño profesional, generando ansiedad y frustración ante la falta de información y acompañamiento médico. Muchas sintieron que el sistema de salud no las comprendía y que debían aceptar los síntomas como parte natural del proceso. Sin embargo, decidieron usar su liderazgo para defenderse: buscaron información, consultaron múltiples médicos y exigieron tratamientos adecuados. “Hay que luchar por una misma”, afirmó una de ellas.
Este proceso también las llevó a replantear sus prioridades y a poner la salud en el centro. Implementaron cambios en su estilo de vida, como mejorar la alimentación, hacer ejercicio, dormir mejor y recurrir a remedios naturales. Para muchas, la menopausia fue un punto de inflexión que las impulsó a equilibrar su bienestar físico y emocional con su desempeño laboral.
2. Redes de apoyo internas y externas
Ante la falta de políticas o acompañamiento institucional, las líderes decidieron construir sus propias redes de apoyo. En lugar de ocultar los síntomas, comenzaron a hablar abiertamente sobre la menopausia en sus entornos laborales, usando el humor como una forma de romper el tabú. Comentarios como tener un “horno personal” o un “motor de combustión interna” ayudaron a generar empatía y normalizar la conversación, incluso en equipos predominantemente masculinos.
Fuera del trabajo, buscaron apoyo en familiares, amistades y comunidades digitales, como grupos en redes sociales. Estas redes no solo les brindaron información práctica, sino también apoyo emocional y una sensación de pertenencia. La apertura permitió fortalecer los lazos entre mujeres líderes y fomentar una cultura organizacional más empática y consciente del bienestar femenino.
3. Encontrar inspiración en el trabajo
Lejos de frenar sus carreras, muchas líderes encontraron en la menopausia un impulso para reafirmar su propósito profesional. Reconocieron que los síntomas las obligaron a reflexionar sobre la relación entre su salud y su desempeño laboral, lo que las llevó a encontrar una motivación más profunda en su trabajo. Al enfocarse en el significado de sus responsabilidades y no solo en los resultados, fortalecieron su compromiso con su equipo y consigo mismas.
Además, la experiencia trajo consigo una liberación personal. Al enfrentar simultáneamente los síntomas y la presión de liderar, muchas dejaron de preocuparse por las expectativas ajenas o los estereotipos de género. Una emprendedora resumió este cambio diciendo: “Llega un punto en el que simplemente dices: ‘Ya estoy harta de todo esto… simplemente tienes que ser tú misma’”. Este proceso marcó una ruptura con los prejuicios sexistas y el síndrome del impostor, dándoles una sensación de autonomía y autenticidad que reforzó su liderazgo.
4. Reconocer la nueva confianza y transformar el liderazgo
Superar la menopausia no solo fortaleció la resiliencia de las líderes, sino que también renovó su confianza y su estilo de liderazgo. Al aprender a manejar los síntomas y adaptarse a los cambios físicos, muchas reportaron una sensación de empoderamiento personal y profesional. Esta nueva seguridad se tradujo en comportamientos más asertivos: participaban con mayor decisión en reuniones y tomaban la iniciativa con claridad.
También descubrieron una mayor empatía hacia sus equipos. Una oficial militar explicó: “Sinceramente creo que me ha hecho mejor persona; ahora escucho mejor, soy más empática y más atenta”. Al experimentar en carne propia una condición poco comprendida, desarrollaron una sensibilidad especial hacia los desafíos de otros colaboradores. Algunas incluso compararon esta etapa con “una segunda primavera”, un periodo de renovación en el que florecen nuevas perspectivas y energías.
5. Generar cambios positivos
La menopausia también llevó a muchas mujeres en puestos directivos a usar su posición para promover entornos laborales más inclusivos. Conscientes de su influencia, decidieron romper tabúes y hablar abiertamente del tema, tanto para visibilizarlo como para proteger y acompañar a otras mujeres. Esta apertura permitió que otras colaboradoras se sintieran más cómodas al compartir sus experiencias.
Inspiradas por su propia vivencia, varias impulsaron programas de apoyo, reorganizaron espacios laborales, capacitaron a colegas hombres y promovieron políticas internas para acompañar la salud femenina. Algunas incluso crearon empresas y consultorías enfocadas en productos y servicios para mujeres menopáusicas. Como resumió una de ellas, normalizar la menopausia se convirtió en “una misión personal para crear un entorno laboral más inclusivo”.
Cortesía de El Economista
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