Pocas veces un trayecto de apenas cuatro horas ha generado tantas preguntas como el que pretendía llevar 57 obras de arte desde Madrid hasta el Centro Cultural CajaGranada. Entre ellas viajaba una pieza pequeña, de apenas 12 centímetros de alto, pero con un nombre mayúsculo: Naturaleza muerta con guitarra, firmada por Pablo Picasso en 1919. Lo que parecía un traslado más dentro del calendario de exposiciones se convirtió, a partir del 3 de octubre, en una de las desapariciones más extrañas del mundo del arte reciente en España.
Durante más de veinte días, la obra permaneció oficialmente “en paradero desconocido”. Nadie parecía saber con certeza en qué punto de los 420 kilómetros de trayecto se desvaneció el cuadro, ni por qué. Lo que sí se sabía era su valor asegurado: 600.000 euros. Y, como si se tratara de un guion escrito por Hitchcock, el viaje incluyó una parada nocturna inexplicable, una entrega desordenada, una videovigilancia que no evitó la pérdida, y una firma de entrega sin revisión completa del contenido. Todo ello, apenas 25 minutos antes de llegar al lugar donde debía colgarse junto a otras naturalezas muertas, en una muestra titulada irónicamente Bodegón. La eternidad de lo inerte.
Ahora, tras casi un mes de pesquisas, la Policía Nacional ha localizado en Madrid un cuadro que “podría ser” el Picasso desaparecido. La certeza, dicen, llegará con el análisis de la Policía Científica. Pero el envoltorio y otros indicios sugieren que el caso podría estar a punto de resolverse, aunque no sin dejar una estela de interrogantes.
Un viaje breve y lleno de sombras
La historia comienza oficialmente en Pinto, una localidad al sur de Madrid, donde la empresa de transporte recogió 58 obras —la mayoría prestadas por coleccionistas privados— con destino a Granada. Una de ellas era la pieza de Picasso, vendida años atrás por unos 60.000 euros y que, según Ledor Fine Art, pertenece ahora a una colección particular.
El cuadro fue retirado de casa de su propietario y guardado en la sede de la empresa de logística hasta que todo el conjunto estuviera listo. El traslado debía culminar con la entrega, en bloque, en el Centro Cultural CajaGranada el viernes 3 de octubre por la mañana. Pero la logística tomó un desvío inesperado: en lugar de completar el trayecto de un tirón —como suele hacerse en este tipo de transportes especializados—, los responsables decidieron pasar la noche a solo 27 kilómetros del destino, en el municipio de Deifontes.

Allí, según los investigadores, los dos transportistas se turnaron para vigilar el contenido. No hay constancia de incidentes durante esa noche. A la mañana siguiente, a las 10:00, el camión llegó puntualmente a Granada. El traslado al montacargas y a la planta de exposición se hizo sin sobresaltos, en una zona bajo videovigilancia. Sin embargo, algo falló: la entrega fue firmada sin que todos los bultos estuvieran debidamente numerados o referenciados. No se pudo hacer un chequeo exhaustivo sin desembalar todo, algo que quedó pendiente para el lunes 6.
Cuando llegó ese día y se inició el desembalaje completo por parte del personal de la Fundación CajaGranada y la comisaria de la muestra, saltó la alarma: uno de los cuadros no estaba. El Picasso había desaparecido.
Una denuncia tardía y una investigación en dos ciudades
La Fundación presentó la denuncia el 10 de octubre, siete días después de la entrega, y la Policía Nacional comenzó una investigación para determinar en qué punto del trayecto pudo haber desaparecido la obra. En un primer momento, la pesquisa se dirigió desde Madrid. Luego pasó a manos del grupo de robos de Granada, lo que sugería que el extravío había podido producirse en el tramo final del viaje, quizás durante esa parada nocturna que, hasta el día de hoy, sigue sin explicación oficial.
El hecho de que la entrega se hiciera sin control preciso del contenido, y con embalajes no numerados ni ordenados, complicó el trabajo policial. La falta de un inventario contrastado en el momento de la entrega impidió saber si el cuadro se perdió en ruta, se extravió al llegar, o si ni siquiera salió realmente de Madrid. La obra fue inscrita en la base de datos internacional de Interpol, junto a más de 57.000 objetos de arte robados o desaparecidos en todo el mundo.
Finalmente, la Policía ha localizado en Madrid un cuadro que podría ser Naturaleza muerta con guitarra. Las autoridades mantienen la prudencia hasta que se confirme oficialmente mediante análisis técnicos. Pero el envoltorio y otros indicios han sido considerados “suficientemente relevantes” como para pensar que se trata de la obra extraviada.
De confirmarse, el hallazgo reubicaría el escenario de la desaparición en la capital, y no en Granada. ¿Se quedó olvidado en la sede de la empresa? ¿Fue sustraído antes del viaje? ¿Alguien lo retuvo deliberadamente para devolverlo después?
Las versiones, por ahora, son incompletas. La empresa de transporte no ha querido dar declaraciones. La Fundación insiste en que firmó las cartas de porte sin poder verificar el contenido completo. Y la policía no ha realizado detenciones por el momento.

Un pequeño cuadro, un gran escándalo
Aunque se trata de una pieza menor de Picasso, el caso ha captado una atención mediática significativa. No solo por el nombre del artista, sino por las dudas que ha generado sobre la seguridad en el transporte de obras de arte. ¿Cómo es posible que una obra asegurada en 600.000 euros desaparezca sin que nadie lo note hasta tres días después? ¿Cómo pudo firmarse una entrega sin comprobar las piezas una por una? ¿Y qué papel tuvo esa parada nocturna tan cerca del destino?
En un país donde el patrimonio artístico es uno de los pilares culturales más importantes, este tipo de incidentes genera una mezcla de indignación y desconcierto. La confianza en los protocolos de transporte de arte ha quedado tocada. Y no son pocos los expertos que piden una revisión urgente de los estándares actuales.
La historia, por ahora, no ha terminado. El cuadro encontrado en Madrid podría devolver la tranquilidad a los responsables de la exposición, pero no resolverá del todo el misterio de qué ocurrió realmente entre el 2 y el 6 de octubre. O sí.
Cortesía de Muy Interesante
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