“He leído que en Chile se cree que los indios no tienen cultura. Que tienen una inferioridad mental y expresiva notables al lado de los blancos o europeos. Yo nunca he creído en eso, porque conozco a mis hermanos de raza y a los otros. Pero, me parece que más elocuente que una opinión, son los testimonios gráficos, y por eso he emprendido esta tarea”.
El que habla es el fotógrafo peruano Martín Chambi Jiménez y la tarea que menciona es retratar a los Andes y a su gente.
La declaración se la da al diario chileno Hoy que la publica el 4 de marzo de 1936. Chambi, quien ese momento tenía 44 años, había viajado de su Perú natal a Chile para una exhibición de su obra.
Una obra que, según la gestora cultural italiana Elena Ricetti en un artículo escrito para el Museo de las Culturas de Milán, revolucionó las imágenes de la sierra peruana y de sus habitantes:
“Muchos sostienen que, siendo indígena y proveniente de una familia de pocos recursos, él tenía una conexión sin precedentes con la gente, en especial, con los ‘indios’, habitualmente poco entendidos y comprendidos por los fotógrafos. Ellos ciertamente surgen de sus fotos con gran dignidad y una suerte de solemnidad”.
Las fotografías de Chambi han sido exhibidas en algunos de los museos más importantes del mundo, como el MoMa (Museo de Arte Moderno de Nueva York), y en 2019 Perú declaró su archivo fotográfico Patrimonio Cultural de la Nación.
Muchos han investigado su obra, pero como le dice a BBC Mundo su nieta y biógrafa Peruska Chambi, pocos han hecho mención a su origen en el Puno peruano, en un pueblo recóndito -Coasa- hasta para los descendientes de Chambi.
“Yo hace relativamente poco, en 2017, recién fui a conocer su pueblo natal, porque era complicado llegar. Antes, en la época que estaba haciendo la investigación sobre mi abuelo en la Universidad, era imposible porque era zona de terrorismo, nadie iba a esa región inhóspita”, cuenta la también fotógrafa.
Y mencionar su origen es clave para entender no solo sus fotos, sino el viaje de un niño quechua que descubrió la fotografía por casualidad en una explotación minera para convertirse años después en el fotógrafo más reconocido de su país.
De Puno a Arequipa
Hay dos encuentros fortuitos que marcarán la historia de Chambi. El primero tiene lugar a orillas del río Inambari, hacia la selva Madre de Dios, cuando una delegación extranjera visita la mina de oro Santo Domingo, gerenciada por capitales ingleses.
En la mina trabajan muchos habitantes de Coasa, incluyendo el padre de Martín, que en esta visita verá en acción a dos fotógrafos ingleses que han viajado con la delegación.
Uno incluso le toma una foto que luego le obsequiaría.
El segundo encuentro ocurre en la plaza de armas de Arequipa, una de las ciudades más importantes del sur de Perú, adonde -tras la muerte de sus padres- viaja un joven Martín a buscarse la vida.
“Él se fue a Arequipa y entró a trabajar donde Max T. Vargas, un fotógrafo que había estudiado en Francia, haciendo las labores de mantenimiento y limpieza del local. Seguramente entró a preguntar para ofrecer sus servicios y se quedó varios años”, recuerda su nieta.
Peruska Chambi sostiene que Martín siempre recordó a Vargas como un padre y que el expertimentado fotógrafo lo crió como un hijo.
“Vargas le regaló su primera cámara y lo dejó varias veces a cargo de su estudio. Y mi abuelo fue considerado su mejor discípulo”.
De Sinicua a Cusco
Casado y con hijos, Chambi deja Arequipa y parte hacia Cusco, pero primero se establece en Sicuani, una ciudad pequeña pero central para todo el comercio del sur andino, donde abre su primer estudio fotográfico por 1917 y donde empieza a colaborar como corresponsal fotográfico de revistas peruanas como Variedades.
“Él se va hacia Cusco, porque en el estudio de Max había visto muchas fotografías de esa región y le llamó la atención el Imperio Inca”, señala su nieta.
“He escudriñado con la lente de mi máquina fotográfica, todos los rincones de los palacios y fortalezas de Cusco, aquí están Sacsahuaman, Olantaytambo, Maucchu Picchu, Picchu Picchu, Pissac, Colcampata, el valle de Urubamba, toda la región en que floreció el Imperio”, declaraba Chambi al diario Hoy de Chile.
La página del MoMa dedicada a Chambi indica: “Su fotoperiodismo y su espíritu patriótico se formaron en un momento en que las exploraciones extranjeras de los monumentos antiguos del Perú estaban en su apogeo y la industria turística apenas estaba surgiendo”.
“También coincidió con el surgimiento cultural y político del movimiento indigenista, en el que Chambi fue profundamente influyente para cambiar la forma en que se representaba al país a través de la fotografía”, añade.
Para el Museo de Arte Moderno de Nueva York tanto los paisajes como los retratos de los indígenas “desafiaron las interpretaciones tradicionales de la identidad y representación nacional”.
Su nieta expone una explicación aún más concisa: “Él nació en el mundo andino, eso lo hace diferente a cualquier fotógrafo venido de afuera”.
En Cusco, Martín Chambi se consolida como fotógrafo pero también como corresponsal de su época, donde -como dice Peruska- había una servidumbre que era cercana a la esclavitud.
Para su nieta, hay dos dimensiones de la fotografía de su abuelo. Una es la comercial, “porque tenía que vivir y mantener a su familia”, que también hizo con pasión: “Por eso podemos ver fotos como la boda de Gadea y otras de los ilustres cusqueños”.
Y también está la otra que Peruska define como “su trabajo de autor”.
“Lo otro son los paisajes, la gente, las fiestas costumbristas. A tantísimos personajes típicos invitó a retratar a su estudio. Y les invitó porque ellos no van a entrar a tomarse fotos a un estudio donde se tomaban fotos solo las autoridades y las pagaban bien. Él los invitó, los llevó con el quechua, que fue fundamental en su trabajo”.
“Me siento como representante de la raza”, le dijo Chambi al diario chileno en 1936 y añadió:
“Ella habla en mis fotografías”.
Quién es quién en las fotografías
El 13 de setiembre de 1973, a la edad de 82 años, Chambi murió dejando un archivo fotográfico de varias decenas de miles de negativos.
Tras el reconocimiento de la obra como Patrimonio Cultural, la Asociación Martín Chambi postuló y obtuvo fondos por casi medio millón de dólares de la embajada de EE.UU. en Perú para restaurar y conservar ese legado.
Pero además del cuidado de unos 40.000 negativos, los descendientes del fotógrafo lograron obtener información de los personajes retratados y del contexto en el que se tomaron las fotografías.
“Siempre dijimos que la conservación era muy importante, pero la otra parte importante era la catalogación. Aproximadamente, se ha identificado un orden de 364 personas (retratadas) y se han hecho unos 679 contextos históricos, con líneas de tiempo”, le dijo Roberto Chambi -otro nieto de fotógrafo y presidente de la Asociación- al diario El Comercio de Perú.
Pero este deseo de saber quién estaba en las fotografías tiene una historia paralela: la búsqueda personal de la familia de Chambi que vivía en Cusco con aquellos que no habían salido de Coasa, el pueblo de origen del fotógrafo.
“Yo en mi casa, en mi familia, nunca he conocido a alguien de su familia original de la zona de Puno. En Cusco no había un familiar de Chambi”, le dice Peruska a BBC Mundo y añade:
“Tengo el recuerdo, cuando era niña, de estar en la casa de mi abuelo en Cusco y ver a una señora de polleras que no hablaba castellano. Años después les pregunté a mis tías y ninguna sabía quién era. Y ella había sido la hermana de mi abuelo que había ido un par de veces a visitarlo llevando papas y otras cosas que allá producían, porque ella era una campesina”.
Entonces, cuando en 2017 la nieta de Chambi logra viajar a Puno, encuentra primos que no conocía y fotos originales de su abuelo que habían estado guardadas en una maleta por más de 90 años.
“Yo encontré ahí la historia, con pruebas, del origen de la familia y de quiénes más éramos.
Gracias a sus primos y a las fotos dedicadas, Peruska descubre que muchas fotos que durante años habían sido publicadas y exhibidas bajo el título “campesinos de Coasa” eran, en realidad, retratos de la familia de Chambi en Coasa.
“Yo reconocí ahí a sus dos hermanas, a los hijos de las hermanas, todos estaban ahí en esas fotos que Martín tomaba cada vez que regresaba a su pueblo. Y se quedaba con su familia, y había fiesta, y estaba la fiesta del pueblo… música, baile. Y registraba todo eso”.
“Entonces todas las fotografías que él captó en su pueblo son maravillosas porque el venía de ahí. Él nunca olvidó de dónde venía”, concluye la nieta de Chambi.
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Cortesía de BBC Noticias
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