El obradorismo a la espera de un libro explosivo sobre la trama Segalmex

 El entorno de Andrés Manuel López Obrador se encuentra expectante por la pronta aparición de un libro periodístico que se dispone a ahondar sobre el papel que jugó el expresidente en el desfalco de Segalmex, que tiene como actor principal a su amigo Ignacio Ovalle.

El texto por aparecer, en realidad, vendría a ser una anécdota sino fuera porque Segalmex es, junto con el caso Birmex, uno de los grandes escándalos de corrupción del sexenio anterior y que podría funcionar como maniobra presión desde el poder actual, especialmente si el obradorismo mostrara señales de poca disciplina frente a cuestiones troncales como la austeridad económica o la estrategia de seguridad.

Ovalle, además, es una figura que el entorno de Claudia Sheinbaum detesta, al punto que se hizo un gran esfuerzo para evitar que López Obrador lo hiciera diputado federal el año pasado.

Obviamente quienes frecuentan Palenque deslizan que tramas como la de Sagalmex siempre son necesarias para luego utilizar esos recursos y hacer política. Agregan, además, con cierto malestar, que la operación electoral en México, que propició la llegada de Sheinbaum a la Presidencia, demanda maniobras de ese tipo.

Quienes actualmente circulan por Palacio, y tienen una idea bastante acabada del estado del país, susurran que ese pragmatismo para “hacer política” es el que, justamente, tiene al Gobierno bajo una presión total de Estados Unidos.

“El Tren Maya y la refinería se hicieron para hacer política en el sureste y quitarle Yucatán al PAN, el Aeropuerto para hacer política en el centro y comenzar a instalar a Morena en el Bajío y esta todo muy bien pero ahora hay que pagarlo”, expresan en la Secretaría de Hacienda donde tienen una visión acida del “pragmatismo político” del expresidente.

Una trama similar ocurre ahora con los desbordes que el sindicalismo magisterial propicia en la Ciudad de México. Cuando López Obrador llegó a la presidencia la CNTE solo estaba presente en cinco secciones sindicales de las 61 en las cuáles se distribuye el país. Al final del sexenio ya estaban en 22 y el tabasqueño les había entregado la conducción de la SEP. Ese mismo movimiento que ahora acorrala a la presidenta y amenaza con boicotear la elección judicial. Claramente, a veces no todo es política.

Cortesía de La Política Online



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