Tomarse la “selfie perfecta” debería considerarse un deporte extremo si se toman en cuenta las cifras de muertes provocadas por la búsqueda de la mejor fotografía en los lugares más impresionantes o peligrosos: casi 500.
Diversas fuentes, como Wikipedia, documentan que entre 2008 y 2021 al menos 379 personas perdieron la vida en accidentes relacionados con la toma de selfies. Además, muchas más sufrieron lesiones graves. Otras fuentes indican que, para finales de 2024, la cifra asciende a 480 muertes.
De acuerdo con The Telegraph, esta cantidad supera con creces la de otros accidentes, como los ataques de tiburones, que causan entre cinco y seis muertes al año a nivel mundial.
La explicación para estos comportamientos
Las causas de estos accidentes son variadas. Algunas personas, deslumbradas por vistas espectaculares, priorizan la toma de la mejor imagen y descuidan su seguridad. Otras, al encontrarse en locaciones de películas o programas de televisión famosos, se distraen y no prestan atención a su entorno.
Según la lista recopilada en Wikipedia, estos accidentes incluyen atropellamientos por autos o trenes, electrocuciones, caídas al vacío, ahogamientos, accidentes aeronáuticos e incluso disparos accidentales o detonaciones de granadas.
Steve Cole, director de políticas de la Royal Society for the Prevention of Accidents (RoSPA), señala que, aunque las caídas desde alturas son una de las lesiones más comunes en incidentes relacionados con selfies, los ahogamientos también son frecuentes.
Cole explica que la motivación detrás de estos accidentes radica en el deseo de obtener reconocimiento en redes sociales. Esto lleva a las personas a asumir riesgos innecesarios sin considerar los peligros, ignorando advertencias y barreras de seguridad, además de no ser conscientes de su entorno ni utilizar el sentido común.
Para reducir estos riesgos, diversas iniciativas buscan advertir a los turistas. Por ejemplo, en Trinnacle, cerca de Saddleworth en Peak District, los guardias han instruido a los excursionistas para que no se tomen selfies. En los acantilados de Seaford Head, en East Sussex, los guardacostas han pedido evitar acercarse demasiado al borde, ya que ninguna selfie vale la pena si pone en riesgo la vida.
En Rusia, el gobierno lanzó una campaña de “selfies seguras” tras varios incidentes, como el de una mujer que se disparó mientras tomaba una foto o el de dos soldados que murieron al quitar el seguro a una granada de mano activa.
Mark Griffiths, profesor de adicciones conductuales en la Universidad de Nottingham Trent, dirigió en 2018 un estudio sobre la adicción a las selfies. Según él, quienes arriesgan su vida por estas imágenes tienen una mentalidad similar a la de quienes han asumido riesgos a lo largo de la historia. La diferencia radica en que ahora cualquiera puede grabar y compartir estas hazañas.
El acto de tomarse y compartir selfies también está relacionado con la autoestima, especialmente en adolescentes y jóvenes. La validación obtenida a través de “me gusta” en redes sociales fomenta la competencia por atención y la búsqueda de imágenes cada vez más impactantes.
Algunos de los casos
Esto provoca que las personas asuman riesgos en busca de mejores resultados, sobre todo en situaciones extremas. Un caso destacado es el de Alexander Remnev, un adolescente ruso que en 2014 se volvió famoso tras publicar selfies en lo alto de los rascacielos de Dubái, entre ellos la Princess Tower, de 410 metros de altura.
También existen casos trágicos, como el de un explorador en Brecon Beacons que, en 2015, fue alcanzado por un rayo. Se sospecha que su selfie stick actuó como pararrayos. Otro ejemplo es el de David González López, quien murió corneado por un toro en Pamplona mientras intentaba tomarse una selfie en los encierros, algo que ahora está prohibido durante el evento.
Otro incidente ocurrió en China, donde el empresario Jia Lijun intentó tomarse una selfie con una morsa en el parque Xixiakou, en Rongcheng. A pesar de ser admirador de estos animales, la morsa, de 1.5 toneladas, lo arrastró a la piscina. Aunque su intención era “jugar“, terminó ahogándolo junto con el cuidador del zoológico que intentó ayudarlo.
Accidentes por selfies en México
En México también han ocurrido tragedias. En 2017, dos jóvenes de 17 y 18 años, mientras observaban una carrera de caballos cerca de un aeropuerto en Chínipas de Almada, Chihuahua, se subieron al techo de una camioneta para tomarse selfies sin percatarse de que una aeronave se aproximaba. Una de sus alas las golpeó, causándoles heridas fatales.
Otro caso en el país ocurrió en 2014, cuando un hombre de 21 años, tras beber con amigos, se tomó una selfie con una pistola apuntando a su rostro. Accidentalmente se disparó y murió en el lugar.
También se han registrado caídas fatales, como la de una joven de 20 años que perdió la vida tras caer aproximadamente 15 metros en la Presa Malpaso, en Aguascalientes, al resbalar en una zona restringida. Asimismo, en junio de 2024, una mujer fue atropellada por una locomotora de vapor en Nopala, Hidalgo, mientras intentaba tomarse una selfie, y en 2018 una joven se subió a un tren para tomarse fotos, pero terminó por resbalar y caer a las vías, donde sus piernas fueron alcanzadas por las ruedas de la máquina, y perdió sus miembros.
Las reacciones, a pesar de los riesgos
A pesar de las advertencias y reacciones negativas ante estos accidentes, muchas personas siguen publicando este tipo de imágenes.
Paradójicamente, aunque estas prácticas son criticadas, las selfies extremas continúan recibiendo miles de reacciones positivas en redes sociales. Esto demuestra que, pese a los riesgos evidentes, muchas personas están dispuestas a arriesgar su vida por una imagen perfecta.
Cortesía de Xataka
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