
La semana pasada escribí en este espacio sobre los problemas que está enfrentando el binomio conformado por Altán y CFE Telecomunicaciones e Internet para Todos (CFE TEIT) particularmente en el desempeño financiero. A ello, hay que agregar ahora un dato no menor que difundió ayer 18 de agosto, El Economista. Me refiero a la portabilidad numérica, que es simplemente el derecho que tiene un usuario de irse con otro proveedor de servicios de telecomunicaciones, conservando su número telefónico.
Los operadores de servicios de telecomunicaciones utilizan a la portabilidad dentro de sus estrategias de obtención o adquisición de usuarios, tratando de maximizar la atracción de usuarios que ya están siendo atendidos por otros operadores, al mismo tiempo que buscan minimizar la salida de usuarios que ya son clientes hacia otro proveedor de servicios móviles, ya sea porque ese operador les hizo llegar información que les hace pensar que cambiándose de proveedor tendrán mejor servicio o simplemente porque la red que les presta el servicio lo hace de manera deficiente.
Gracias a las estadísticas de portabilidad publicadas por el Instituto Federal de Telecomunicaciones, El Economista pudo elaborar una nota en la que se aprecia que la evolución reciente que ha mostrado CFE TEIT no es buena. Ello se interpreta del mal desempeño que se ha venido observando de CFE TEIT en cuanto al número de usuarios que ha tenido que tomar la decisión de dejar de ser clientes de ese operador, para irse con uno distinto, conservando su mismo número telefónico.
Pues bien, mientras que, entre enero y julio de 2024, hubo 5,175 usuarios de CFE TEIT que decidieron irse con otro operador, para el periodo equivalente de este 2025, ese número se incrementó notablemente, pues fueron 25,815 usuarios. De hecho, un dato relevante es que tan solo en julio de este año, 6,219 usuarios de CFE TEIT decidieron irse con otro operador, es decir, en apenas un mes, se fueron más usuarios que los que decidieron irse entre enero y julio del año pasado. Es un signo que tanto en CFE TEIT como en la Agencia de Transformación Digital y Telecomunicaciones no deben subestimar.
La decisión de los usuarios no es por precios, pues se sabe que CFE TEIT ofrece el servicio muy por debajo de los que cobran los tres operadores “tradicionales”: Telcel, AT&T y Movistar. Incluso, los operadores móviles virtuales que también operan a partir de la capacidad que adquieren de Altán, se quejan que la subsidiaria de CFE está distorsionando el mercado al ofrecer un servicio a un precio excesivamente bajo que estaría explicado por una decisión expresa del gobierno de incurrir en pérdidas en la operación de CFE TEIT o por un trato discriminatorio de Altán en perjuicio de todos los demás operadores a los que probablemente les cobre más caro o les ponga condiciones menos favorables que el trato que le da a su nuevo socio.
Entonces, la decisión de abandonar CFE TEIT estaría explicada por la insatisfacción de los usuarios con la cobertura, o la velocidad de la banda ancha que ofrece. A mi juicio, estaría explicada en mayor medida por la pobre velocidad de acceso a internet que suelen recibir los usuarios de CFE TEIT o, mejor dicho, en general los usuarios de todos los OMV que contratan capacidad de Altán.
En las mediciones de velocidad de banda ancha de operadores en México que llevan a cabo empresas como Ookla o nPerf, la velocidad reportada para la red de Altán aparece sistemática alejada de la velocidad que reportan para Telcel, AT&T o Movistar. Así que las señales ya están ahí: la operación de CFE TEIT y Altán será cada vez más desafiante para el gobierno, tanto financieramente como operativamente, y eso que aún tendrían que incurrir en costos enormes para poder llegar a algunos de los millones de mexicanos que aún no son atendidos por ninguna red móvil. ¿De verdad siguen convencidos que es la mejor opción para mejorar la conectividad del país?
Cortesía de El Economista
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