El plan secreto de Estados Unidos para capturar al presidente venezolano

Un agente federal estadounidense ofreció una millonaria recompensa al jefe de pilotos del mandatario venezolano, Nicolás Maduro, para que desviara uno de los aviones presidenciales hacia un destino donde fuerzas de Washington pudieran capturarlo. El plan, revelado por la agencia Associated Press este martes, expone los métodos encubiertos con los que Estados Unidos buscó durante años derrocar al presidente venezolano.

La operación, que se habría desarrollado entre 2024 y 2025, expone la profundidad de las maniobras encubiertas impulsadas por la administración de Donald Trump para forzar un cambio de régimen en el país caribeño. Los detalles del plan fueron extraídos de entrevistas con tres funcionarios estadounidenses, así como con un opositor de Maduro, todos bajo condición de anonimato.

Un plan nacido en Santo Domingo

En el centro de la conspiración figura Edwin López, exagente de Investigaciones de Seguridad Nacional (HSI, por sus siglas en inglés) y veterano del Ejército estadounidense, que durante años desempeñó tareas de inteligencia en el Caribe y América Latina.

De acuerdo con AP, todo comenzó cuando un informante se presentó en la embajada de Estados Unidos en República Dominicana asegurando tener información sobre dos aeronaves del gobierno venezolano, un Dassault Falcon 2000EX y un Falcon 900EX, que se encontraban en reparación en el aeropuerto de Santo Domingo. López, destinado entonces en esa embajada, vio una oportunidad para obtener información sobre el entorno más cercano de Maduro.

López, ex Ranger del Ejército de los Estados Unidos originario de Puerto Rico, dirigía las investigaciones del HSI sobre redes criminales transnacionales con presencia en el Caribe. El agente obtuvo permiso de sus superiores y de las autoridades dominicanas para interrogar a los pilotos, superando las preocupaciones de los funcionarios sobre crear una ruptura diplomática con Venezuela.

Así, organizó una reunión con los pilotos venezolanos enviados a recuperar los aviones, entre ellos el general Bitner Villegas, jefe de la tripulación presidencial y figura clave dentro de la Fuerza Aérea Bolivariana. En ese encuentro, según los registros revisados por la agencia estadounidense, López ofreció una propuesta: que desviara secretamente el avión presidencial en un futuro vuelo y lo condujera hacia un punto seguro donde Maduro pudiera ser arrestado. A cambio, le prometió una “vida nueva” y una fortuna.

Villegas, de 54 años y con casi tres décadas de carrera militar, rechazó la oferta.  Sin embargo, aceptó mantener un canal de comunicación por razones diplomáticas. A partir de entonces, López lo contactó en reiteradas ocasiones por aplicaciones cifradas, incluso después de su jubilación oficial en 2024.

Los mensajes filtrados por AP muestran cómo, durante más de un año, el exagente insistió en convencer al piloto. En agosto de este año, ya fuera del servicio, López le reenvió un enlace al comunicado del Departamento de Justicia que ofrecía una recompensa de 15 millones de dólares por la captura de Maduro y de hasta 10 millones por la de otros altos funcionarios. 

El militar venezolano mantuvo la compostura hasta el último intercambio, cuando decidió responderle con dureza: “Nosotros somos de otra calaña. Lo último que somos es traidores”. A modo de respuesta, López le envió una foto de ellos hablando entre sí en un sofá de cuero rojo en el hangar del avión el año anterior. Poco después, Villegas bloqueó su contacto. Según fuentes cercanas al gobierno venezolano, Villegas informó del intento de soborno al ministro de Defensa, Vladimir Padrino López, lo que desató una investigación interna en Caracas.

En paralelo, funcionarios estadounidenses confirmaron bajo anonimato que la operación existió, aunque la calificaron como una “iniciativa personal” del agente y no una misión oficial autorizada por Washington. Ninguno de los organismos involucrados, ni el Departamento de Seguridad Nacional ni el de Estado, formularon comentarios públicos.

Las sombras de la “Operación Justicia”

El intento de reclutamiento no es un hecho aislado. Desde 2019, cuando el gobierno estadounidense, bajo la primer administración de Donald Trump, reconoció a Juan Guaidó como “presidente encargado”, Estados Unidos desplegó una red de sanciones y presiones diplomáticas sobre el oficialismo venezolano. En 2020, el Departamento de Justicia acusó a Maduro y a varios de sus ministros de “narcoterrorismo” y ofreció millonarias recompensas por sus capturas, una política que Venezuela calificó como “piratería internacional”.

En abril de 2024, Trump relanzó esa ofensiva bajo el nombre de “Operación Justicia”, un programa coordinado por la CIA y el Pentágono para desmantelar supuestas redes de tráfico vinculadas al gobierno bolivariano. Bajo ese paraguas se produjeron las confiscaciones de los dos aviones presidenciales venezolanos: el primero, incautado en República Dominicana; el segundo, en México, ambos bajo la excusa de violar sanciones financieras.

Fuentes diplomáticas venezolanas sostienen que López actuó en el marco de esa misma estrategia. “No se trata de un agente suelto, sino de una política sistemática de desestabilización. Intentaron convertir a un oficial leal en traidor para secuestrar al presidente. Es una violación flagrante del derecho internacional.”, afirmó un funcionario del Ministerio de Relaciones Exteriores venezolano consultado por la AP.

 El exfuncionario republicano Marshall Billingslea, cercano al entorno de Trump y a la oposición venezolana en el exilio, publicó el 20 de septiembre un mensaje en la red X en el que felicitaba al general Villegas por su cumpleaños y difundía una fotografía suya tomada durante la reunión en República Dominicana. “Un héroe que pronto entenderá lo que es la libertad”, escribió, en un mensaje que fue interpretado en Caracas como una provocación y reavivó rumores sobre una posible deserción del piloto.

 Para disipar las versiones, el ministro del Interior venezolano, Diosdado Cabello, lo presentó días después en su programa televisivo Con el mazo dando. Villegas apareció en uniforme, en silencio, con el puño en alto. Cabello lo describió como “un patriota inquebrantable que enfrentó con dignidad las tentaciones del imperio”.

Una “prueba de lealtad”

La investigación de AP generó nuevas tensiones entre Caracas y Washington. La revelación de la operación llega en un momento en que la relación bilateral atraviesa uno de sus peores momentos en décadas. Desde su regreso a la Casa Blanca en 2025, Trump endureció el bloqueo financiero, prohibió las exportaciones de crudo venezolano y alentó sanciones secundarias contra países que mantengan vínculos comerciales con Caracas.

En los últimos meses, Estados Unidos aumentó su presencia militar en el Caribe, bajo el pretexto de “luchar con el narcotráfico”, y llevó adelante bombardeos sobre lanchas acusadas de pertenecer a una red “narcoterrorista” que resultaron en la muerte de 57 personas, sin que hayan trascendido pruebas.  Recientemente, Trump autorizó a la CIA a realizar acciones encubiertas dentro de Venezuela, y el gobierno de Estados Unidos también duplicó la recompensa por la captura de Maduro por cargos federales de narcotráfico.

La Cancillería venezolana acusó a Estados Unidos de “planificar actos de secuestro y terrorismo de Estado”, y exigió una explicación formal.  En un comunicado breve, un portavoz del Departamento de Estado se limitó a decir que “Estados Unidos sigue comprometido con la defensa de la democracia en Venezuela”.

Desde Caracas, el oficialismo utilizó el caso como una nueva muestra de “resistencia frente al imperialismo”. Maduro, en una reunión con el alto mando militar, calificó el hecho como “una prueba de lealtad” del pueblo.

Cortesía de Página 12



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