El primer superalimento de América fue el aguacate: descubren restos de hace 11.000 años que ya consumían los mamuts antes que los humanos

El aguacate no solo protagoniza tostadas hipsters ni aparece como ingrediente fetiche en recetas saludables. Tiene una historia mucho más larga y profunda de lo que solemos imaginar al hacer guacamole. En una cueva remota del occidente de Honduras, un equipo de investigadores ha desenterrado los secretos de este fruto que acompañó a seres humanos (y antes, a mamuts) desde hace 11.000 años. Un hallazgo arqueológico en El Gigante Rockshelter ha permitido reconstruir cómo los humanos moldearon al aguacate a lo largo del tiempo, hasta convertirlo en el alimento que conocemos hoy.

Este estudio, publicado en Proceedings of the National Academy of Sciences y liderado por la antropóloga Heather B. Thakar, no solo amplía nuestro conocimiento sobre la historia agrícola de América, sino que además ofrece pistas sobre cómo podemos enfrentar los desafíos actuales en el contexto de la agricultura. El aguacate moderno, tan demandado globalmente, depende casi exclusivamente de una sola variedad: la Hass. Pero los restos hallados en El Gigante muestran una diversidad genética valiosa y estrategias antiguas que podrían ayudarnos a evitar los riesgos de las monoculturas frente al cambio climático.

Un refugio natural para la historia del aguacate

El Gigante Rockshelter, ubicado en las montañas occidentales de Honduras, ha resultado ser un verdadero tesoro para la arqueobotánica. Lo que hace único a este sitio es la extraordinaria conservación de restos vegetales en un entorno tropical donde normalmente estos se descomponen con rapidez. “Es una preservación realmente increíble de fósiles vegetales y una abundancia de restos de aguacate en una región tropical donde las plantas generalmente no se conservan bien”, afirma la investigadora Heather B. Thakar.

Los investigadores han identificado restos de aguacate que abarcan más de 11.000 años, algo inédito para esta región. Este hallazgo ha permitido trazar una línea evolutiva del fruto, observando cómo fue transformado por los humanos. El equipo utilizó cientos de dataciones por radiocarbono, muchas extraídas directamente de huesos y cáscaras de aguacate, lo que les permitió establecer una cronología precisa del uso y manejo del fruto en la zona.

Fuente: ChatGPT / E. F.

Del alimento de mamuts al cultivo humano

Hace miles de años, los aguacates eran consumidos por grandes animales como los perezosos gigantes y los gomfoterios, extintos durante la última Edad de Hielo. Cuando estos desaparecieron, los humanos ocuparon ese rol ecológico. “Originalmente evolucionaron como fuente de alimento para megafauna como los perezosos gigantes y mamuts”, explica Thakar. Pero al extinguirse estos animales, fueron las personas quienes empezaron a cultivar y modificar los aguacates para su propio beneficio.

Este proceso no fue inmediato ni uniforme. A lo largo de milenios, las poblaciones humanas practicaron una forma temprana de manejo del bosque. Seleccionaban árboles con frutos más grandes, de cáscara más gruesa, más fáciles de transportar y más nutritivos. Esta selección lenta pero constante llevó, hace unos 2.000 años, a variedades ya claramente domesticadas. “Las mediciones de semillas y cáscaras mostraron que los primeros hondureños seleccionaban frutos más grandes y robustos”, confirma el artículo.

Fuente: ChatGPT / E. F.

Una agricultura antes del maíz

Un dato especialmente relevante del estudio es que los aguacates fueron cultivados en Honduras incluso antes que el maíz, los frijoles o las calabazas, los cultivos que normalmente se consideran fundacionales de la agricultura mesoamericana. Esto sugiere que el manejo del aguacate tuvo una importancia temprana y sostenida en la región. En El Gigante también se han hallado restos de otros cultivos domesticados, lo que convierte al sitio en un archivo natural de la evolución agrícola de América Central.

Hoy se sabe que los procesos de domesticación fueron largos y regionalizados, con comunidades que intervenían poco a poco sobre los ecosistemas. Lejos de las grandes plantaciones modernas, estas personas cultivaban en pequeños espacios y adaptaban las plantas a sus necesidades locales. Thakar subraya: “La domesticación no fue un evento. Fue un proceso largo que produjo una diversidad increíble de plantas extraordinariamente adaptadas a los entornos locales”.

Fuente: ChatGPT / E. F.

Un laboratorio para el futuro agrícola

Uno de los puntos más fascinantes de esta investigación es su potencial para ayudarnos a enfrentar problemas contemporáneos. Actualmente, el aguacate comercial —especialmente la variedad Hass— domina el mercado global. Sin embargo, esta dependencia implica riesgos: como todas las plantas clonadas, los árboles de Hass son genéticamente idénticos, lo que los hace más vulnerables a plagas, enfermedades o cambios climáticos.

Thakar propone una solución que rescata prácticas antiguas: volver a una reproducción basada en semillas seleccionadas tanto de plantas domesticadas como de poblaciones silvestres. “Al desarrollar nuevas variedades de aguacate mediante la selección de semillas, podríamos tener más posibilidades de adaptarnos a estas condiciones cambiantes que si dependemos solo de la clonación”, argumenta. Este enfoque permitiría una mayor diversidad genética, clave para la resiliencia de los cultivos.

Protegiendo un sitio invaluable

El Gigante Rockshelter no solo es relevante por lo que nos dice del aguacate. También es uno de los yacimientos arqueológicos más importantes hallados en Centroamérica en las últimas décadas. Ha sido propuesto para la lista de Patrimonio Mundial de la UNESCO, y el equipo de Thakar colabora estrechamente con el gobierno hondureño para su documentación y conservación.

A pesar de estar en una ubicación de difícil acceso —se necesita escalar entre tres y cuatro metros para entrar—, el sitio ha sufrido algunas perturbaciones recientes por parte de visitantes ocasionales. Aun así, sus capas más profundas se han mantenido intactas, conservando una secuencia única de restos arqueológicos que permiten seguir explorando la relación entre humanos y plantas durante milenios.

Lo que tienes que saber sobre la domesticación del aguacate

  • El aguacate tiene al menos 11.000 años de historia ligada a los humanos.
  • Fue cultivado en Honduras antes que el maíz, el frijol o la calabaza.
  • El sitio arqueológico El Gigante conserva restos vegetales excepcionalmente bien preservados.
  • Los humanos seleccionaron frutos más grandes y útiles para el transporte y consumo.
  • Los datos provienen de dataciones directas de semillas y cáscaras mediante radiocarbono.
  • La variedad Hass domina hoy, pero es vulnerable por su baja diversidad genética.
  • El estudio sugiere volver a prácticas de reproducción por semilla para aumentar la resiliencia.
  • El Gigante ha sido propuesto como Patrimonio Mundial por su importancia arqueológica.
  • El trabajo arqueobotánico permite entender cómo se adaptaron las culturas antiguas al cambio climático.

Referencias

  • Amber M. VanDerwarker, Heather B. Thakar, Douglas J. Kennett, Amy I. Thakar, Keith M. Prufer, and Brendan J. Culleton. Early evidence of avocado domestication from El Gigante Rockshelter, Honduras. Proceedings of the National Academy of Sciences (2025). https://www.pnas.org/doi/10.1073/pnas.2417072122.

Cortesía de Muy Interesante



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