La situación financiera del príncipe Andrés está bajo el foco público. Tras su retiro de funciones públicas y los escándalos que lo han rodeado en los últimos años, el ex duque de York sigue manteniendo un estilo de vida lujoso que contrasta con la escasa claridad sobre sus fuentes de ingreso. Las preguntas sobre el origen de su dinero están siendo cada vez más frecuentes.
Cómo el príncipe Andrés mantiene un estilo de vida opulento pese a la polémica que lo rodea
En medio de las polémicas que han rodeado al príncipe Andrés y la reciente eliminación de su título, surge una pregunta que no deja de rondar a los medios y al público: ¿de dónde proviene el dinero que financia su opulento estilo de vida?
Aunque oficialmente su ingreso declarado se limita a la pensión que recibe por sus servicios en la Marina Real (unas 20 mil libras al año), Andrés reside en la mansión Royal Lodge, una propiedad de 30 habitaciones en Windsor valorada en unas 38 millones de libras y mantiene gastos de seguridad y mantenimiento que ascienden a varios millones cada año.
(The Grosby Group)
El príncipe firmó en 2003 un contrato de 75 años para la mansión, tras haber pagado unas 8.5 millones de libras en reformas iniciales.
Desde entonces, su renta anual se limita a una “peppercorn rent” (cantidad simbólica) de un solo centavo, según los registros de arrendamiento.
Esto ha generado críticas sobre la transparencia de sus finanzas y cuestionamientos de que el Estado británico podría estar perdiendo ingresos potenciales.
De acuerdo con Daily Mail, expertos reales señalan que Andrés ha contado con el apoyo de “individuos muy adinerados, principalmente extranjeros” para mantener su lujoso estilo de vida, lo que alimenta aún más la especulación sobre posibles vínculos cuestionables.
Además, tras perder su asignación anual oficial de aproximadamente un millón de libras y los fondos de seguridad proporcionados por la Corona, continúan sin aclararse los mecanismos que le permiten costear sus gastos.
(Getty Images)
La presión tanto del público como de miembros del Parlamento británico está aumentando: se le exige que rinda cuentas, que abandone su residencia opulenta o que al menos aclare cómo obtiene el dinero necesario para mantenerla.
Mientras tanto, el príncipe permanece en un perfil bajo, pero su estilo de vida lujoso (que incluye propiedades, mantenimiento costoso y amistades polémicas) no ha dejado de generar inquietud y debate sobre la transparencia y los privilegios dentro de la monarquía británica.
El príncipe Andrés frente a su peor momento: entre escándalos y la eliminación de título
El príncipe Andrés , hermano del rey Carlos III del Reino Unido, ha atravesado una caída pública prolongada marcada por escándalos graves que finalmente derivaron en que él renunciara al uso de varios de sus títulos reales.
Aunque desde años atrás permanecía retirado de sus funciones públicas, las acusaciones que lo vinculaban con el operador sexual condenado Jeffrey Epstein y el testimonio de Virginia Giuffre, quien lo acusó de abuso sexual cuando ella era menor, pusieron su posición real bajo un fuerte escrutinio.
(Shutterstock)
En una declaración emitida el pasado 17 de octubre, Andrés anunció que “ya no usaré mi título ni los honores que me fueron conferidos”, explicando que las continuas acusaciones lo habían convertido en una distracción para el trabajo de la familia real.
Como parte de este cambio, dejó de usar el título de Duke of York, así como otros honores y condecoraciones como el de Caballero Gran Cruz de la Orden Victoriana Real y Caballero del Collar de la Orden de la Jarretera.
No obstante, es importante aclarar que legalmente aún conserva esos títulos, pues sólo un Acta del Parlamento puede revocarlos formalmente. Sin embago, en la práctica, dejan de ejercerse. La renuncia formal al uso de los títulos se interpreta como un paso para limitar el daño reputacional a la monarquía británica, tras un periodo en el que el Andrés había perdido la mayoría de sus funciones reales y sus patronazgos.
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El contexto de esta decisión incluye también revelaciones recientes que reavivaron el escándalo: informes de correos electrónicos de 2011, nuevos documentos y la inminente publicación de la memoria póstuma de Virginia Giuffre. Mientras tanto, la presión pública aumentó: de acuerdo con The Sun, encuestas mostraban que más del 60 % de los británicos apoyaban que el príncipe Andrés perdiera definitivamente sus títulos.
Cortesía de "quien.com"
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