El problema con “sólo tengo que ganar más”

Muchos “expertos” de finanzas personales se han hecho virales con frases como “en lugar de gastar menos, enfócate en ganar más”. Tiene mucho sentido: siempre hay un límite en los gastos que puedes recortar, pero no hay un límite en lo que tú puedes ganar. Entonces, en lugar de estresarte tratando de ver qué suscripción cancelas para controlar tus gastos, mejor enfoca toda esa energía en encontrar nuevas fuentes de ingresos.

Claro que es importante aumentar lo que ganas. También lo es construir distintas fuentes de ingresos. Pero eso no significa que debas descuidar lo que gastas. Ni tampoco que el simple hecho de ganar mucho resuelva todas tus preocupaciones financieras. Se trata de lograr un equilibrio.

Ganar más no es algo que se logre de un día para otro. Toma meses o incluso años. Por ejemplo: si quieres conseguir un aumento de sueldo en tu trabajo y simplemente se lo pides a tu jefe, lo más probable es que te lo niegue, aunque seas muy bueno en lo que haces. Muchas veces no es que no te lo quiera dar, pero en ese momento no puede. Las empresas tienen tabuladores, presupuestos ajustados y periodos específicos en los cuales pueden revisarse las compensaciones.

Algo que parece tan simple como conseguir un incremento salarial requiere estrategia, planeación, dedicación y ejecución.

Hay gente que pone un negocio para obtener un ingreso adicional al de su trabajo, pero termina descuidando su empleo y pierde oportunidades importantes. En mi vida profesional me tocó ver casos muy específicos de personas con gran potencial, que estaban consideradas para una gerencia o dirección (lo cual habría multiplicado sus ingresos) que terminaron siendo descartadas por andar distraídas y enfocadas en otras cosas.

Desde luego que hay casos exitosos de personas que utilizan su tiempo libre para generar un poco más de dinero. Algunos dan clases particulares, otros venden pasteles y galletas o comercializan productos de belleza. Todo esto está muy bien. Lo importante es no poner en peligro ni descuidar tu principal fuente de ingresos, lo que hoy te da de comer.

Pero decirte a ti misma: “debo ganar más” no te ayuda a dejar de preocuparte por dinero. No implica que debas dejar de cuidar tu gasto o dejar de administrarlo con sabiduría. La realidad es que la gente que gana más, tiende a gastar también más, porque se les abre un mundo de posibilidades que antes no tenían. Comienzan a desear cosas que antes ni siquiera consideraban, porque estaban totalmente fuera de su alcance.

Además, decir simplemente “necesito ganar más” no es suficiente. ¿Cuánto dinero realmente requieres para vivir sin preocupaciones? ¿Cómo lo vas a obtener? ¿En cuánto tiempo? Cada una de estas preguntas es importante.

Me he encontrado personas que viven con la esperanza de que en el futuro van a ganar más y cuando eso suceda, podrán empezar a ahorrar e invertir. Entonces posponen y posponen hasta que la vida les alcanza.

Se olvidan, por ejemplo, que uno de las fuentes de ingresos más relevantes que uno puede tener es el rendimiento que generan las inversiones a largo plazo, el cual, reinvertido, es lo que potencia la generación de un patrimonio. Por eso es tan relevante comprender el concepto del interés compuesto.

La realidad es que el futuro es incierto. El tuyo, el mío y el de todas las personas. Nadie sabe lo que va a pasar mañana.

Eso no significa que uno no deba tener visión de largo plazo. Al contrario: es fundamental tener objetivos en la vida, saber a dónde queremos llegar. Pero también debemos entender que ese futuro se construye un ladrillo a la vez, empezando por los cimientos, no por los tejados.

Una de las razones más importantes por las cuales las personas descuidan sus finanzas hoy es por la esperanza de que podrán resolver todos sus problemas si ganan más en el futuro. Además, los humanos tenemos un sesgo de sobreconfianza (esto está ampliamente estudiado en psicología y economía conductual). Eso significa que tenemos a sobreestimar nuestras habilidades y los resultados que seremos capaces de producir.

Por ejemplo: la gente que pone un negocio suele anticipar mayores ventas y menores costos iniciales. Estiman llegar al punto de equilibrio, digamos en 6 meses cuando en realidad les tomará más de un año.

Es natural pensar que las cosas serán mejor en el futuro y de verdad espero que así suceda. Sin embargo, ese futuro hay que construirlo todos los días.

Manejar el dinero es una habilidad que conviene aprender hoy, no en el futuro. Como he explicado ampliamente en este espacio, son herramientas que te ayudan a tomar mejores decisiones y eso se puede extender a otros aspectos de tu vida.

Cortesía de El Economista



Dejanos un comentario: