El que sigue: Pedro Haces


Cayó en Paraguay Hernán Bermúdez Requena, del cártel de La Barredora, y quedó implicado Adán Augusto López, coordinador de Morena en el Senado.

Cayó el sobrino Farías Laguna, que encabezaba una red de huachicol fiscal en la Marina, y no hay modo de defender a su tío, el almirante secretario de Marina de López Obrador, Rafael Ojeda.

Y me cuentan fuentes de primer nivel que el que sigue en la lista es Édgar Rodríguez Ortiz “El Limones”, dirigente en Durango de la organización sindical morenista CATEM. Está acusado de extorsiones, lavado de dinero, tráfico de drogas, empresas fantasma, clonación de tarjetas. Un rosario que han denunciado empresarios y organizaciones de la sociedad civil.

En Morena no meten las manos al fuego por él. Tampoco por su jefe.

La CATEM es la Confederación Autónoma de Trabajadores y Empleados de México. Es el brazo sindical de Morena. Como era la CTM para el PRI. Pero peor. Su dirigente es Pedro Haces. Más que su dirigente es su dueño. Pedro Haces es dirigente sindical y empresario. Es morenista y multimillonario. ¿Austeridad? Pedro Haces no le hace caso a la presidenta Sheinbaum. Por más llamados que hace la doctora, Haces le restriega en la cara sus lujos: aviones privados, hoteles de lujo en el extranjero, fiestas en sus ranchos pletóricas de excesos con renombrados artistas que cantan en vivo.

Se sabe que la presidenta detesta a Pedro Haces. Y su gabinete de Seguridad ya leyó las señales: la madeja para desempoderar a Haces -como se desempoderó a Adán Augusto, como se desempoderó a Andy López Beltrán- puede empezar en Durango con “El Limones”.

Pero volveremos a lo mismo. Pedro Haces no se hubiera encumbrado sin el aval de López Obrador. El que lo llevó de la mano hasta la cima del sindicalismo morenista fue el expresidente. Y AMLO sabía de sus millones, sus negocios turbios, sus excesos y excentricidades. Y las toleró. Y en Morena dicen que las toleró a cambio de dinero, de financiamiento, de “aportaciones para apoyar al movimiento”.

Y entonces, la presidenta estará de nuevo arrinconada. Asfixiada por la herencia criminal de AMLO. Lo que podrían ser grandes logros de su gobierno -desmantelar organizaciones criminales enquistadas en lo más alto por culpa de un gobierno anterior- se transforman en boomerangs porque no puede decir lo evidente: López Obrador es el culpable. Y al encubrirlo, se vuelve cómplice.

Perdón, pero los datos son incontrovertibles. Tres sillas del gabinete de Seguridad de López Obrador eran del crimen organizado: su secretario de Gobernación de la mano del cártel de la Barredora, su secretario de Marina auspiciando la red de huachicol fiscal de sus sobrinos y su Jefe de Oficina de Presidencia lavando dinero del cártel Jalisco Nueva Generación en su casa de bolsa.

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Cortesía de El Informador



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