
En el acto -convertido en mitin de proselitismo político- donde Donald Trump y su gabinete, además de la presencia de decenas de legisladores republicanos, recordaron el domingo en un estadio de Arizona al activista asesinado Charlie Kirk, el mandatario dijo que: “Él -Kirk- no odiaba a sus oponentes, quería lo mejor para ellos, ahí es que yo difiero de Charlie, yo odio a mis oponentes y no quiero lo mejor para ellos”. Una afirmación que no hacía falta ratificar, ya que sus permanentes acciones en contra de quienes no opinan como él hablan por sí solas.
Uno de los grandes enemigos que pregona con frecuencia Trump son algunos medios de comunicación, columnistas y comediantes. Y es precisamente en este último nicho donde destaca el caso de Jimmy Kimmel, quien el miércoles de la semana pasada vio su programa nocturno “sacado” del aire por la cadena de televisión ABC, por un comentario precisamente sobre el deceso del activista asesinado. (El comentario que hizo en el monólogo fue: “Caímos a nuevos niveles el fin de semana con la pandilla de MAGA -Make America Great Again- tratando desesperadamente de caracterizar a este joven que asesinó a Charlie Kirk como cualquier cosa menos uno de los suyos, y haciendo todo lo posible por sacar provecho político de ello”).
Ayer, la cadena ABC tomó la decisión de reintegrar -a partir de esta noche- a Jimmy Kimmel, señalando que: “…tomamos la decisión de suspender la producción del programa para evitar inflamar aún más una situación tensa en un momento emocional para nuestro país”, lo que pudiera considerarse un argumento entendible por la sensibilidad del caso, pero va en contra de la Primera Enmienda constitucional de los vecinos, que se refiere a la libertad de expresión, máxime cuando lo señalado por Kimmel en su monólogo puede interpretarse de diferentes formas.
ABC se ampara en que “…algunos comentarios fueron inoportunos y, por lo tanto, insensibles”, pero sin tomar en cuenta en qué tipo de programa se hicieron -que esa es su esencia-, y que no fueron afirmaciones directas, sino interpretativas en muchos casos.
Lo peor de todo esto es que el antecedente quedó establecido, con la amenaza de que cualquier comentario “inoportuno” o “insensible” podrá ser “evaluado” por la administración de Trump, quien ya amenazó públicamente con retirar las concesiones a las estaciones de televisión en caso de ser “agredido” por algunos de sus oponentes, a los que tanto “odia y no quiere lo mejor para ellos”.
Usted, ¿qué opina?
Cortesía de El Informador
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