El robotaxi sale por fin de los entornos controlados y empieza a enfrentarse al mundo real

Durante años, la idea de subir a un coche sin conductor ha parecido más propia de la ciencia ficción que de las calles reales. Sin embargo, la movilidad autónoma lleva tiempo avanzando en silencio, impulsada por mejoras constantes en sensores, inteligencia artificial y capacidad de procesamiento. Hoy, ese futuro empieza a tomar forma concreta. Stellantis, uno de los mayores grupos automovilísticos del mundo, acaba de mover ficha con una estrategia clara y ambiciosa: acelerar el despliegue global del robotaxi de Nivel 4, capaces de circular sin intervención humana.

La clave de este paso adelante no está solo en la tecnología, sino en la forma de abordarla. Stellantis ha optado por una alianza global que reúne a algunos de los actores más influyentes del ecosistema actual: NVIDIA, referente absoluto en computación e inteligencia artificial; Uber, líder mundial en movilidad bajo demanda; y Foxconn, especialista en integración electrónica a gran escala. A ellos se suma Pony.ai en el frente europeo, uno de los nombres más avanzados en software de conducción autónoma. La combinación no es casual: automoción, IA, electrónica y operación de flotas trabajan aquí como un único sistema.

El objetivo es tan ambicioso como concreto: lanzar miles de robotaxis autónomos, comenzando con un despliegue inicial de unas 5.000 unidades en Estados Unidos, con vistas a escalar el proyecto a otros mercados a partir de la segunda mitad de la década. Lejos de ser un experimento aislado, se trata de una hoja de ruta industrial, diseñada para crecer de forma progresiva, aprender del uso real y reducir costes a medida que la tecnología madura.

Para Stellantis, este movimiento va más allá de subirse a una tendencia. Supone redefinir su papel dentro de la movilidad del futuro, pasando de fabricante de vehículos a proveedor de plataformas tecnológicas listas para operar servicios autónomos. Las llamadas plataformas AV-Ready son el corazón de esta estrategia: arquitecturas pensadas desde su origen para integrar sensores, redundancias de seguridad y sistemas de computación de alto rendimiento sin rediseños complejos.

La conducción autónoma total todavía plantea retos técnicos, regulatorios y sociales, pero el mensaje es claro: el robotaxi ha dejado de ser una promesa lejana. Con alianzas sólidas, pruebas reales y una visión industrial definida, Stellantis quiere estar entre quienes conviertan esa promesa en una realidad cotidiana.

Una alianza global con un objetivo común

La colaboración entre Stellantis, NVIDIA, Uber y Foxconn une capacidades complementarias. Cada socio aporta una pieza clave para acelerar el desarrollo de vehículos autónomos listos para operar a gran escala.

NVIDIA, el cerebro de la conducción autónoma

La plataforma NVIDIA DRIVE AGX Hyperion 10, junto a DriveOS y DRIVE AV, aporta la potencia de cálculo necesaria para interpretar el entorno en tiempo real y ejecutar maniobras complejas de Nivel 4 con seguridad.

Foto: Nvidia

Uber como operador de los futuros robotaxis

Uber será la encargada de integrar estos vehículos en su red global. Su experiencia en gestión de flotas y servicios bajo demanda resulta esencial para llevar la autonomía al usuario final.

Foxconn y la integración electrónica a gran escala

Foxconn aporta su conocimiento en producción e integración de sistemas electrónicos, un factor clave para reducir costes y facilitar la fabricación a gran volumen de vehículos autónomos.

Plataformas AV-Ready

Stellantis ha desarrollado plataformas específicamente preparadas para la autonomía, capaces de integrar sensores, software y hardware sin comprometer la estructura del vehículo.

Nivel 4: qué significa realmente conducir sin conductor

La autonomía de Nivel 4 permite al vehículo operar sin intervención humana en entornos definidos, gestionando tráfico, peatones y situaciones complejas de forma autónoma.

Foto: Nvidia

Un despliegue progresivo y basado en datos reales

La estrategia pasa por comenzar con programas piloto en ciudades concretas, recopilar datos reales y mejorar el sistema antes de escalarlo a gran volumen.

Estados Unidos como primer escenario

El despliegue inicial de 5.000 vehículos está previsto en EE. UU., un mercado clave por su tamaño, infraestructura y marco regulatorio en evolución.

Europa entra en juego con Pony.ai

En paralelo, Stellantis avanza en Europa junto a Pony.ai, con Luxemburgo como laboratorio urbano para validar la tecnología en un entorno regulado y controlado.

El Peugeot e-Traveller como vehículo piloto

El Peugeot e-Traveller, basado en la plataforma AV-Ready K0, será el primer modelo en protagonizar las pruebas europeas de robotaxi.

Regulación, seguridad y confianza del usuario

Más allá de la tecnología, el éxito del robotaxi depende de cumplir normativas estrictas y generar confianza en usuarios y autoridades.

Un ecosistema abierto y en expansión

Stellantis plantea este proyecto como un ecosistema flexible, capaz de integrar nuevos socios y tecnologías a medida que evoluciona la conducción autónoma.

La apuesta de Stellantis por el robotaxi marca un punto de inflexión en la movilidad contemporánea. Con alianzas sólidas, plataformas diseñadas desde cero para la autonomía y una hoja de ruta clara, la conducción sin conductor deja de ser un experimento para convertirse en un servicio real en construcción. El camino aún es largo, pero los primeros pasos ya están dados. Y esta vez, el futuro no se limita a prometer: empieza a circular.

Cortesía de Muy Interesante



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