Durante más de dos décadas, un Rolls-Royce Phantom V permaneció oculto en un estacionamiento de Nueva York. El vehículo pertenecía a Richard Harris, el actor que interpretó a Albus Dumbledore en las primeras películas de Harry Potter. La historia, tan excéntrica como la vida del propio actor, se convirtió en una leyenda urbana en la que se mezclan fama, lujo y olvido.
Todo comenzó a mediados de los años sesenta, cuando Harris vivía en la cúspide de su carrera actoral y decidió comprarse uno de los autos más lujosos del mundo. Harris era conocido por su gusto desmedido por los excesos. Bebidas caras, cenas interminables y un estilo de vida que se podía leer en los periódicos. En ese contexto, el Rolls-Royce Phantom V no solo era un medio de transporte. También era una declaración, un símbolo de estatus que solo unos pocos artistas podían darse el lujo de conducir.
El auto fue entregado tras el estreno de Los Héroes de Telemark en 1965. Después de eso, lo llevó con él a Nueva York y, por alguna razón que nadie ha podido explicar con certeza, lo dejó ahí. El coche quedó en un estacionamiento privado durante 25 años. No fue robado, no fue rematado, no fue movido. Simplemente se quedó ahí, acumulando polvo y deudas.
Se estima que los cargos por estacionamiento impagos alcanzaron cifras de hasta medio millón de dólares. Nadie pareció notar el auto durante todo ese tiempo, ni siquiera el propio Harris, quien solo volvió a recordarlo tras ver una vieja fotografía en la que aparecía con el Rolls-Royce. Entonces comenzó a hacer llamadas para averiguar qué había pasado con él.
Según información de Supercar Blondie, el actor que protagonizó al famoso mago de Harry Potter, contactó a viejos amigos y a dos de sus ex esposas, pero nadie sabía nada. Fue su contador quien dio con la pista final: el auto seguía registrado a su nombre y todavía estaba guardado en el mismo estacionamiento. Lo más curioso es que no hay registro oficial de qué ocurrió después.
Rolls-Royce Phantom V.
Misterio sin resolver
Algunas versiones aseguran que el actor logró recuperarlo y lo envió de vuelta a Reino Unido antes de morir en 2002. Otras dicen que una de sus ex esposas lo vendió para pagar cuentas de un taller mecánico. Incluso medios como Jalopnik dicen que el mismo actor vendió el auto. Sin embargo, nadie puede afirmar con certeza qué pasó con el Rolls-Royce de Richard Harris hasta la fecha. El misterio permanece.
Lo único claro es que la historia encaja perfectamente con la figura caótica y extravagante del actor. No era cualquier famoso, era un hombre que vivía intensamente y que, al parecer, también olvidaba con la misma intensidad. Hoy, la historia del auto olvidado sigue cautivando a quienes disfrutan de los relatos donde el lujo, olvido y fama se entrelazan en un mismo lugar. O como diría Dumbledore: “No son nuestras habilidades las que muestran lo que realmente somos, sino nuestras elecciones”.
Cortesía de Xataka
Dejanos un comentario: