El sorprendente hallazgo que revela cómo caminaba un homínido diminuto que se extinguió hace 2 millones de años: fue mordido por un leopardo

La historia de la evolución humana acaba de sumar un nuevo capítulo fascinante. Un equipo de investigadores ha descubierto la primera pierna articulada de Paranthropus robustus, una especie homínida que convivió con los primeros humanos hace aproximadamente dos millones de años en Sudáfrica. El hallazgo, detallado en un reciente estudio publicado en el Journal of Human Evolution y difundido en un comunicado de prensa del Instituto Max Planck de Antropología Evolutiva, ofrece información inédita sobre la locomoción, el tamaño corporal y las condiciones de vida de esta enigmática especie.

El descubrimiento, realizado en la cueva de Swartkrans, un sitio icónico de la paleoantropología, pone fin a décadas de especulación sobre cómo se desplazaban estos parientes lejanos de nuestra especie. No solo confirma que eran caminantes habituales sobre dos piernas, sino que también arroja luz sobre su pequeño tamaño y su vulnerabilidad en un entorno plagado de depredadores.

Un fósil único en su tipo

Hasta ahora, los restos fósiles de Paranthropus robustus consistían principalmente en cráneos y dientes, lo que había permitido conocer aspectos de su alimentación y estructura social, pero dejaba grandes incógnitas sobre su forma de moverse. La nueva evidencia proviene de un esqueleto parcial compuesto por cadera, fémur y tibia, atribuido a un solo individuo. Esto marca la primera vez que un conjunto articulado de huesos de las extremidades inferiores de esta especie es identificado con certeza.

Los análisis del equipo internacional de científicos han determinado que el individuo medía aproximadamente un metro de altura y pesaba cerca de 27 kilogramos. Esta estatura lo convierte en uno de los homínidos más pequeños conocidos, incluso menor que otros famosos fósiles como “Lucy” (Australopithecus afarensis) o el “Hobbit” (Homo floresiensis).

Estos huesos de cadera, fémur y tibia, que encajan entre sí, confirman que Paranthropus robustus era un caminante bípedo, aunque de baja estatura
Estos huesos de cadera, fémur y tibia, que encajan entre sí, confirman que Paranthropus robustus era un caminante bípedo, aunque de baja estatura. Foto: Jason L. Heaton

Una vida rodeada de peligros

El tamaño diminuto de Paranthropus robustus tenía implicaciones importantes para su supervivencia. En un ecosistema dominado por depredadores como los dientes de sable y las hienas gigantes, la vida de estos homínidos no era fácil. La evidencia fósil encontrada sugiere que este individuo, en particular, no logró escapar de un destino trágico: sus huesos presentan marcas de mordeduras que coinciden con las dejadas por leopardos modernos, lo que indica que fue devorado por uno de estos felinos.

Este hallazgo refuerza la idea de que tenían que convivir con el constante peligro de ser cazados. Sin embargo, su presencia en el registro fósil durante más de un millón de años sugiere que desarrollaron estrategias efectivas para sobrevivir en un ambiente tan hostil.

Uno de los aspectos más interesantes de este descubrimiento es la confirmación de que Paranthropus robustus caminaba erguido de manera habitual. Si bien los científicos ya sospechaban que esta especie era bípedo, no contaban con pruebas directas en su esqueleto postcraneal. La anatomía de la cadera y las piernas muestra que su locomoción era similar a la nuestra, pero con algunas diferencias clave.

A diferencia de los humanos modernos, sus huesos indican que probablemente tenían una marcha menos eficiente. Esto sugiere que, aunque eran caminantes regulares, aún podrían haber dependido de los árboles para refugiarse o escapar de los depredadores en ciertas ocasiones. Este detalle alimenta la hipótesis de que la bipedestación en los homínidos no fue un cambio abrupto, sino un proceso gradual con múltiples formas de locomoción coexistiendo en diferentes especies.

¿Usaban herramientas? El debate continúa

Uno de los grandes debates en la antropología es si Paranthropus robustus fabricaba herramientas o simplemente se beneficiaba de las que dejaban otros homínidos, como Homo ergaster, que vivía en la misma época. En los yacimientos donde se han encontrado restos de Paranthropus, también han aparecido herramientas de piedra, lo que sugiere que podrían haberlas utilizado para obtener alimento.

Sin embargo, este nuevo hallazgo no resuelve la cuestión. Si bien caminar sobre dos piernas libera las manos para manipular objetos, esto no significa necesariamente que Paranthropus robustus fuera un fabricante de herramientas. Aún falta evidencia contundente que demuestre que esta especie dominaba la tecnología lítica de manera independiente.

Una mandíbula inferior de leopardo junto a un fragmento de cráneo de un Paranthropus robustus joven. Las marcas de perforación coinciden perfectamente con la distancia entre los colmillos del felino
Una mandíbula inferior de leopardo junto a un fragmento de cráneo de un Paranthropus robustus joven. Las marcas de perforación coinciden perfectamente con la distancia entre los colmillos del leopardo. Foto: Jason L. Heaton

Un hallazgo que reescribe la evolución

Este descubrimiento en Swartkrans no solo es crucial para entender mejor esta especie, sino que también tiene implicaciones para la evolución humana en general. Refuerza la idea de que, en el pasado, coexistieron múltiples especies de homínidos con diferentes estrategias de vida. Mientras los primeros representantes del género Homo desarrollaban cerebros más grandes y técnicas avanzadas de supervivencia, Paranthropus apostó por una dieta dura y una estructura corporal más robusta.

Además, al confirmar que era bípedo y de baja estatura, el hallazgo añade más complejidad al debate sobre la diversidad morfológica de nuestros ancestros. Los científicos ahora tienen una pieza más del rompecabezas evolutivo que los ayudará a comprender cómo diferentes especies pudieron haber interactuado y competido en el paisaje africano de hace dos millones de años.

El futuro de la investigación

El equipo de científicos sigue analizando estos fósiles con técnicas avanzadas, como tomografías computarizadas, para obtener más información sobre el crecimiento y desarrollo de Paranthropus robustus. Estas investigaciones podrían revelar detalles sobre su biomecánica y cómo sus huesos resistían el esfuerzo del día a día en un entorno peligroso.

Este tipo de estudios nos recuerda que la evolución humana no fue un camino lineal, sino un entramado de especies con diferentes adaptaciones. Con cada nuevo descubrimiento, los científicos nos acercan más a comprender el largo y complejo proceso que nos llevó hasta donde estamos hoy.

Referencias

  • Travis Rayne Pickering et al, First articulating os coxae, femur, and tibia of a small adult Paranthropus robustus from Member 1 (Hanging Remnant) of the Swartkrans Formation, South Africa, Journal of Human Evolution (2025). DOI: 10.1016/j.jhevol.2024.103647

Cortesía de Muy Interesante



Dejanos un comentario: