En medio de la vasta planicie de los Altos del Golán, al noreste del Mar de Galilea, yace una de las estructuras más enigmáticas del mundo antiguo: Rujm el-Hiri. Este majestuoso círculo de piedra, compuesto por miles de toneladas de basalto, ha fascinado a arqueólogos e historiadores desde su descubrimiento en la década de 1960. Popularmente conocido como el “Stonehenge del Este” o la “Rueda de los Espíritus”, su propósito ha sido objeto de intensos debates. Sin embargo, un reciente estudio liderado por científicos de la Universidad de Tel Aviv y la Universidad Ben-Gurión ha sacudido las hipótesis tradicionales, arrojando nueva luz sobre este misterioso sitio.
El misterio del diseño y su desafiante propósito
Rujm el-Hiri consiste en una serie de círculos concéntricos de piedra que rodean un montículo central. Su diseño, que parece haber sido ejecutado con precisión, ha llevado a especular que podría haber servido como un observatorio astronómico en tiempos remotos. No obstante, el nuevo estudio, que emplea técnicas de análisis geomagnético y reconstrucción tectónica, revela un giro inesperado: el suelo sobre el que se construyó ha estado en constante movimiento desde hace miles de años, desplazándose y rotando a un ritmo de hasta 15 milímetros por año. Esto significa que las alineaciones originales de las entradas y muros ya no corresponden a las posiciones actuales, descartando la teoría de su uso como observatorio celeste.
Este hallazgo plantea una pregunta fundamental: si no se trataba de un observatorio, ¿qué función cumplía esta estructura monumental? Entre las teorías propuestas, se incluyen su posible uso como centro ritual, un sitio de reunión para tribus locales o incluso un complejo funerario. Las tumbas encontradas en el montículo central refuerzan esta última hipótesis, pero la falta de evidencia concluyente deja espacio para la especulación.
Tecnología moderna para explorar el pasado
El estudio también empleó imágenes satelitales y sensores remotos para analizar no solo Rujm el-Hiri, sino también su paisaje circundante. Este enfoque permitió identificar decenas de estructuras previamente desconocidas en un radio de 30 kilómetros alrededor del sitio. Estas incluyen muros lineales, cercados circulares de 20 metros de diámetro y túmulos funerarios, algunos de los cuales parecen haber sido reutilizados en épocas posteriores como refugios o almacenes.
Estas características sugieren una conexión más amplia entre Rujm el-Hiri y el entorno social y agrícola de la región. Los muros gruesos, por ejemplo, podrían haber delimitado áreas de pastoreo o protegían cultivos de las inclemencias climáticas. Los investigadores también destacaron la presencia de patrones “florales” en las estructuras, indicando un sofisticado entendimiento del paisaje y una capacidad para adaptarse a las condiciones cambiantes de la región durante el periodo Calcolítico y la Edad del Bronce.
Impacto del cambio climático en su historia
El paisaje del norte de los Altos del Golán, según los registros paleoambientales, era más fértil y húmedo hace miles de años. Este entorno favorable habría permitido el desarrollo de comunidades agrícolas prósperas que podrían haber construido y utilizado Rujm el-Hiri y otras estructuras asociadas. Sin embargo, hacia el final del Holoceno, un cambio hacia condiciones más áridas habría transformado drásticamente el ecosistema.
Este proceso de desertificación coincide con el colapso de muchas sociedades antiguas en el Mediterráneo oriental, y pudo haber sido un factor clave en el declive de la cultura que erigió Rujm el-Hiri. El análisis de estas transformaciones no solo ayuda a entender la evolución del sitio, sino que también ofrece una ventana al impacto del cambio climático en las civilizaciones pasadas.
Un rompecabezas global
Los hallazgos en Rujm el-Hiri invitan a realizar comparaciones con otras estructuras megalíticas en el mundo, como Stonehenge en Inglaterra o los círculos de piedra en África occidental. Aunque distantes geográficamente, estas construcciones comparten patrones culturales y tecnológicos que revelan una fascinante interconexión entre las sociedades humanas de la antigüedad.
El reciente estudio no solo reabre el debate sobre el propósito de Rujm el-Hiri, sino que también subraya la importancia de la investigación interdisciplinaria en arqueología. Al combinar técnicas avanzadas de análisis geofísico con métodos arqueológicos tradicionales, los investigadores han dado un paso crucial para desentrañar los secretos de este extraordinario monumento.
Un legado aún por descifrar
Aunque los enigmas de Rujm el-Hiri están lejos de resolverse por completo, los avances en su estudio nos acercan un poco más a comprender las complejidades de las sociedades antiguas que lo construyeron. Su historia, profundamente conectada con el paisaje y las dinámicas ambientales de la región, sigue siendo un poderoso recordatorio de la capacidad humana para crear monumentos que desafían el tiempo y los elementos.
El “Stonehenge del Este” puede que no sea un observatorio astronómico como se creía, pero su verdadero significado, aún por descifrar, promete seguir cautivando a generaciones de investigadores y entusiastas de la historia.
Referencias:
- Khabarova, O., Birkenfeld, M., & Eppelbaum, L. V. (2024). Discussion Points of the Remote Sensing Study and Integrated Analysis of the Archaeological Landscape of Rujm el-Hiri. Remote Sensing, 16(22), 4239. DOI: 10.3390/rs16224239
Cortesía de Muy Interesante
Dejanos un comentario: