Cuba fue noticia esta semana debido a que el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, decidió retirar a la isla de la lista de países que promueven el terrorismo. Pero para el gobierno de Miguel Diaz-Canel, que como contraprestación anunció la liberación de 553 presos, la medida tendrá sabor a poco mientras se mantenga el agresivo bloqueo estadounidense. Lo explica con claridad el embajador de Cuba en Argentina, Pedro Pablo Prada: “Nosotros con los EE.UU. no funcionamos a nivel de ilusiones, actuamos con mucho realismo político, porque el sueño de poseer a Cuba está en el ADN de la clase política estadounidense desde los padres fundadores de esa nación”.
En diálogo con Página/12, Prada reconoce que la política de Washington hacia Cuba “no es un tema de demócratas o de republicanos”, por lo que la llegada de Donald Trump al poder no implicaría un cambio significativo respecto a las últimas décadas. Sobre los apagones que sufrió la isla en 2024, el embajador sostiene que “el colapso pretendido del sistema energético fue un objetivo del gobierno de Estados Unidos durante los dos últimos años”, aunque reconoce que la isla está logrando enfrentar esa situación “gracias al heroísmo de los trabajadores del sector” y “cuatro países que fueron y están siendo decisivos”: China, Rusia, México y Venezuela.
– ¿Cómo recibió Cuba que Estados Unidos retirara al país del listado de naciones terroristas?
– La recibimos con satisfacción, aunque sabemos que es una decisión tardía, limitada, reducida y que todavía queda mucho por hacer por parte del gobierno de Estados Unidos por llevar las relaciones bilaterales a un estado de normalidad que depende absolutamente de ellos, porque Cuba nunca ha agredido. Por tanto nuestro pueblo la recibió con moderado optimismo, a sabiendas también de que es una decisión que puede ser cambiada por la nueva administración que entrará al poder el próximo día 20. La política hacia Cuba de EE.UU. tiene su origen en la formación de esa nación, la han aplicado en distintas épocas y en los últimos 65 años ha sido un desastre. Lo que han hecho es librar una guerra contra la libre elección que hicieron los cubanos del sistema político, económico, social y cultural que tenemos en nuestro país y contra los destinos de la nación, la seguridad nacional y la vida de los cubanos.
– ¿Por qué cree usted que Joe Biden toma la decisión en este momento, en lugar de hacerlo apenas llegó al poder?
– Evidentemente Biden, que prometió restablecer las políticas de deshielo del gobierno del cual fue parte, me refiero al gobierno del presidente Obama, al llegar al poder y encontrarse la situación que había dejado el gobierno de Trump, agravada por los efectos de la pandemia de covid-19 y la crisis global, lo que hizo fue seguir la lógica de casi todos sus predecesores. Aplicó lo establecido en el memorando de Lester Mallory de 1960, según el cual se debe aplicar las máximas restricciones económicas, comerciales y financieras a Cuba para provocar hambre, sufrimiento y desesperación y, de esa manera, que el pueblo cubano derroque al gobierno. Biden lo que hizo fue montarse en esa lógica, seguir la inercia y adoptar las medidas en este momento porque se da cuenta que han fracasado en el plan de derrocar a la Revolución Cubana, han causado mucho daño pero no han podido lograr el colapso de la economía cubana ni la explosión social que pretendían, han evidenciado su carácter obsoleto y fallido.
– ¿Cómo analiza Cuba la llegada de Trump al poder? Al menos desde lo discursivo, parece que será más agresivo de lo que fue el gobierno demócrata.
– Ya conocemos la filosofía del gobierno de Trump y nuestro país se ha venido preparando el último año para enfrentar las diferentes alternativas que podrían derivarse de su ascenso. Lo importante no es eso, sino que el gobierno de los Estados Unidos está ante una disyuntiva muy real que es que si pretende volver a colocar a Cuba en la lista terrorista, tendrá que inventar algo nuevo. Ellos son expertos en inventar cualquier incidente, cualquier provocación, o tendrán que persuadir a las agencias de seguridad nacional de que permitan un juicio contrario al que ha respaldado la decisión del presidente Biden. Tendrán que demostrar algo que no han podido demostrar: que Cuba es un país que patrocina el terrorismo. Se sabe que la decisión de Trump en el anterior gobierno estuvo vinculada a la ruptura abrupta de las conversaciones de paz con el Ejército de Liberación Nacional (ELN) colombiano que se estaban teniendo en Cuba. El entonces presidente Iván Duque pretendió que Cuba le entregara detenidos a los integrantes de la delegación negociadora del ELN, lo cual habría volado en pedazos el derecho de los tratados y toda posibilidad futura de negociaciones de paz. Ese el argumento utilizado para colocar a Cuba en la lista de países patrocinadores del terrorismo, que nosotros estábamos albergando a terroristas. El gobierno de Gustavo Petro se ocupó durante todos estos años de desmentir los fundamentos de aquella acusación y entregarle suficientes evidencias al gobierno de Estados Unidos del papel empeñado por Cuba en el alcance de la paz en Colombia. El gobierno de EE.UU., no obstante, se hizo el sordo ante todas esas evidencias.
– La Asamblea General de la ONU rechazó más de 30 veces por amplia mayoría el embargo a Cuba, pero con levantar la mano no estaría alcanzando para obtener resultados concretos.
– Sí, tienes absoluta razón. El mundo en el que vivimos es extremadamente complejo. Hay grandes dicotomías entre lo que decide el órgano más relevante, más alto y más democrático de las Naciones Unidas y lo que implementan los países. Por eso Cuba aboga permanentemente por la restitución en toda su extensión del valor de la Carta de las Naciones Unidas, por la reforma de la organización y la reforma del Consejo. La comunidad internacional en su conjunto, por ejemplo, se ha expresado contra el genocidio en Palestina y, constantemente, las medidas para restablecer la paz en la región están siendo boicoteadas por una de las principales potencias del mundo. Pues sí, hay que hacer una profunda transformación desde adentro y que la voluntad de los gobiernos expresada en la Asamblea General se traduzca en hechos más concretos. No obstante, yo debo decir que en contra del bloqueo también se han expresado más de un centenar de Parlamentos del mundo, se ha expresado la sociedad civil de los países… Con frecuencia nos hablan de la comunidad internacional como los países del norte o algunos miembros del Consejo de Seguridad, y la comunidad internacional en realidad somos los miles de millones de seres humanos que vivimos en más de 200 países de este planeta.
– ¿Preocupa desde Cuba el crecimiento de expresiones de ultraderecha como el gobierno de Milei en Argentina?
– El mundo es como es y no como uno quisiera. Yo parto de la convicción de que el mundo que tenemos hoy es bastante disfuncional y que otro mundo de paz, de justicia, de solidaridad entre los seres humanos no solo es posible, sino que es impostergable. Al mismo tiempo pienso que en el mundo en el que vivimos, cada país tiene el derecho a construir el sistema político, económico, social y cultural de su libre elección. Nosotros nos ufanamos, por ejemplo, de que Cuba es uno de los pocos países del mundo donde el sistema político, económico y social que establece la Constitución de la República fue definido en referéndum popular por el voto inmensamente mayoritario de los ciudadanos. Nosotros no cuestionamos lo que los pueblos deciden hacer o elegir, pero ese mismo respeto que expresamos hacia los demás es el respeto que exigimos hacia nosotros. En ese marco, nosotros hemos coexistido con sistemas de distinto signo político, capitalistas, socialistas, algunos de carácter casi feudal, democracias con sistema parlamentario… Entonces yo creo que cuando uno vive en el mundo en el que vive, no puede pretender imponerle a los demás su idea, su voluntad, pero sí tenemos el derecho a defender las nuestras, el derecho a ser respetados como somos, a no ser agredidos, a no ser atacados, a no ser bloqueados.
– Uno de los temas que en 2024 generó más malestar en la población cubana fueron los apagones. ¿Cómo está hoy la situación energética de la isla?
– Los apagones empiezan a producirse en Cuba como parte de un proceso que tiene su inicio en el año 2022, cuando la General Electric adquiere la empresa francesa Alstom y corta de inmediato el suministro de piezas de repuesto y asistencia técnica a la principal termoeléctrica de Cuba. Esa decisión se vio acompañada por el reforzamiento de la persecución que la oficina de control de activos extranjeros del Departamento del Tesoro hacía a los proveedores de combustibles de Cuba, a las navieras y aseguradoras, así como a vendedores de piezas de repuesto que garantizaban los suministros para el sistema electroenergético cubano. El colapso pretendido del sistema energético fue un objetivo del gobierno de EE.UU. durante los dos últimos años y tuvo sus mayores expresiones de ataque en el año 2024 en el que en el sector se perdieron más de 500 millones de dólares, solo en materia tecnológica. No estoy hablando de las ventas de combustible. Hay que añadir que en el mes de noviembre Cuba fue golpeada por dos huracanes y un terremoto que causaron graves daños al sistema electroenergético nacional, demolieron muchas líneas, estaciones de servicio y provocaron varias interrupciones del servicio eléctrico que fue restablecido en pocas horas gracias al heroísmo de los trabajadores del sector. Para poder enfrentar esta situación debo mencionar a cuatro países que fueron decisivos y están siendo decisivos, me refiero a la República Popular China, Rusia, México y Venezuela. Así que me permito afirmar que hoy, más que nunca, Cuba no está sola.
Cortesía de Página 12
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